La Provincia - Diario de Las Palmas

La Provincia - Diario de Las Palmas

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

AMALGAMA

Un libro de María Frisa

El estudio de los comentarios en los digitales da una idea del verdadero sentir del común, no mediatizado

Un libro de María Frisa

Un torrente de críticas llovió hace un mes contra una autora publicada por Alfaguara, María Frisa, quien escribe literatura infantil con probado éxito. Se trata del libro 75 consejos para sobrevivir al colegio, dirigido a niños de 6 a 12 años. Eldiario.es, portavoz de devoción progresista, podemita y comunista, tituló la noticia: "El libro infantil acusado de incitar al bullying y al machismo seguirá en las librerías", con incipiente ánimo de ser perseguido para su censura, y habló de él informando de que recomienda cosas como "Siempre tiene que haber alguien con quien meterse: mejor que ese alguien no seas tú", de forma que ¡Oh, dios santo!, "Varias frases como esta provocaron la ira en Internet, donde más de 27.000 personas solicitaron la retirada de los ejemplares a través de la plataforma Change.org". Y añade Eldiario.es: "La autora María Frisa ha sido duramente criticada por hacer apología del bullying e incitar a comportamientos machistas a través de su malcriada alter ego". El libro está protagonizado por Sara, una niña de 12 años, que "en clave irónica" narra su visión del mundo, y Alfaguara recuerda que, "fuera de contexto, estos extractos pueden dar pie a malinterpretaciones", lo que podría nacer del "título de la novela, que puede crear dudas respecto a su carácter de obra de ficción". Sin embargo, y a eso vamos, a pesar de lo que pretende Eldiario.es, se produce un hecho curioso. Si analizamos los comentarios son cerca de 150 a fecha de hoy, y de ellos solo un cinco por cien están de acuerdo con la línea del mismo, el resto muestran indignación ante la pretendida censura: "Esta noticia me parece terriblemente tendenciosa? Con vuestro criterio de derecho al honor habría que cerrar Charlie Hebdo, encarcelar a Rita Maestre o a César Strawberry, ya que tened por seguro que hay gente, mucha gente, que se ha sentido ofendida por las manifestaciones de estas personas... A mí no se ocurriría comprarle a un hijo mío para que lea Camino, de Escrivá de Balaguer, pero tampoco se me ocurre pedir que se retire de las librerías porque me ofende? Una cosa es educar y otra muy distinta encerrarles en una burbuja donde sólo hay cosas bonitas? Estoy hasta los huevos de esa estupidez mojigata importada de los yanquis llamada lo políticamente correcto. ¡Cómo añoro los años 80!" Como en sociología con los grupos cualitativos, el estudio de los comentarios en los digitales da una idea del verdadero sentir del común, no mediatizado por el periodista con el encargo de turno. Es así que los comentarios bordan filosóficamente las mejores críticas a esta flácida política de la izquierda de querer tener el monopolio de la moral. Seguimos con otros comentarios: "El colegio es, entre otras cosas, una cárcel. Y si lo acaba dominando el feminismo -están en ello: recuerde el lector la pretensión de prohibir el fútbol en los recreos en Euskadi como medida de luchar contra el machismo-, entonces va a ser la pera: expertas de género adoctrinando chavales de ocho años, como ya se hace en algunos colegios públicos, horror... El libro tiene un contexto humorístico por lo que el hembrismo, incluido este diario, debería abstenerse de opinar ya que el feminismo carece absolutamente de sentido del humor, esto es como cuando la iglesia habla sobre la familia, el sexo, etc., sin tener ni idea de lo que es". En fin, recordando al comentarista que añoraba los años 80, podemos incluso decir que añoramos hasta 1884 cuando Mark Twain escribió Las aventuras de Huckleberry Finn, donde se hablaba de racismo, esclavitud, violencia, estafas y travesuras de verdad, o añoramos hasta 1729, cuando Jonathan Swift escribió Una modesta proposición, donde sugería a los campesinos inquilinos que no podían pagar a sus propietarios que les vendieran sus hijos a los ricos para que se los comieran. En apenas veinte años hemos alcanzado un grado de sandez con el autodenominado progresismo que es suicida si no lo mandamos a parar ya.

Compartir el artículo

stats