Un documental, One More Time With Feeling, de Andrew Dominik; y un álbum Skeleton Tree, el decimosexto en la discografía de Nick Cave & The Bad Seeds, conforman el agrio alivio de luto del músico y escritor australiano. La trágica muerte de su hijo Arthur, de 15 años, en julio del pasado año, tras caer por un acantilado de Brighton fruto de una ingesta de LSD, no es trago fácil. Y todo ello se ha volcado en este ejercicio de redención. La leyenda no escrita de que los padres no entierran a los hijos es pura falacia, un cuento que ni consuela ni reconforta.
El nuevo disco, con un tono de melancolía extrema, sin artificios, armado a piano y voz - que incluye la elegante colaboración de la soprano Else Torp en Distant Sky- una cuerda sutil,y las bases casi minimalistas que inocula su mano derecha (e izquierda) Warren Ellis, se comenzó a gestar mucho antes de la muerte que alteró la brújula de Nick Cave y de su pareja Susie Bick. En otras circunstancias, y a falta de pasajes más crudos, bien podría haber pasado por parte de las sesiones del anterior y cristalino Push the Sky Away (2013), pero no es así. Si en 2014, Nick Cave se daba un autohomenaje bien calculado y merecido en 20.000 Days on Earth (2014), de Iain Forsyth y Jane Pollard, que trazaba el relato de construcción de Push the Sky Away (2013), en One More Time With Feeling es otra secuencia: la imagen medida, los claroscuros, el silencio y la respiración; Skeleton Tree, la música y la voz, la plegaria a un dios en el que si alguna vez tuvo confianza, ahora se cuestiona qué hace en su tiempo libre. "Con mi voz te llamo", canta Cave en Jesus Alone, el tema que da apertura al disco. Rings of Saturn, Gilrs in Amber, Magneto, I Need You y el tema que da título, sobrecogen en su escucha. Un lamento en los ocho temas más amargos de su carrera.
