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AMALGAMA

Montserrat Galcerán, filósofa

Son herederos del odio generado por la dictadura, y sin él no existen, aunque han de presentarse, por razones obvias, como defensores de los débiles

Montserrat Galcerán, filósofa

Entre quienes se hicieron con el control del movimiento 15M, hay una serie de académicos que podemos enumerar: César Rendueles, Santiago Alba Rico, Montserrat Galcerán, Juan Carlos Monedero, mi ex profesor José María Ripalda, y tal vez los propios Pablo Iglesias e Íñigo Errejón, más bien amantes del alboroto. En diciembre de 2011, se celebró, en la Universidad Complutense, el congreso Qué es el comunismo, con la asistencia de la mayoría de estos filósofos, que ya preparaban una estrategia de revolución que no podía prosperar sino en el contexto de corrupción y decadencia moral de la política española, que ya iba camino de superar el ciclo de 40 años, que fue el que soportó la anterior dictadura del general Franco. Estos filósofos son herederos del odio generado por la dictadura, y sin él no existen, aunque han de presentarse, por razones obvias, como defensores de los débiles, lo que es aprovechado para apostar por otra periclitada dictadura, la del proletariado. Ése es su objetivo, simple y llano, ya lo envuelvan en papel de lija o de celofán. Siete años antes, la filósofa Montserrat Galcerán publicó Silencio y olvido, un libro sobre Martín Heidegger, con el que quiso enfrentarse abiertamente, diecisiete años después de que lo empezara a hacer el chileno Víctor Farías. Mi ex profesor José María Ripalda define muy bien: "Galcerán recoge en su cuidadosa contextualización definiciones precisas de lo que fue el propósito del nacionalsocialismo: abortar y prevenir una revolución social mediante una contrarrevolución de masas; principio del caudillaje, nueva época, culto de la juventud y la violencia, conciencia elitista, invocación de una tradición pre-burguesa y retórica anticapitalista? Pero de estos rasgos uno afectó especialmente a Heidegger; y no sólo a él, sino también a la intelectualidad democrática: la conciencia elitista. El pueblo alemán que Heidegger invocó con los nazis era la referencia unificadora de los grandes poetas, músicos y pensadores; no la gente, sino los pocos a quienes compete guiar al pueblo". Esa sorpresa que produce la potencia de una filosofía excretada por un filósofo de afiliación indiscutidamente nazi, es la misma que nos produce el hecho de que Galcerán se haya afiliado a Podemos, sea concejala de Madrid en tres distritos, y acuda a apoyar a los okupas del edificio de la travesía de San Mateo, vacío y de propiedad privada, además de acusar de los peores males capitalistas a Gas Natural, por ser culpable de que algún usuario, incluso, muera en un incendio por tener que usar velas. Pues la misma Galcerán posee 60.000 euros en acciones del capital capitalista de Iberdrola, Gas Natural y Telefónica, y según la periodista Leyre Iglesias, posee en Eixample, uno de los barrios más elitistas de Barcelona, entre restaurantes exclusivos y tiendas de Cartier, la mitad de un edificio, gestionado por una inmobiliaria, de 696 metros cuadrados en seis plantas con dos tiendas y ocho viviendas, además de dos inmuebles más en Madrid, cinco en Altafulla, Tarragona, que incluye 1.500 metros de solares, y otro más en El Masnou, Barcelona. Galcerán se ha quejado de que se aireen sus propiedades a la vez que sus acciones políticas: "Si seguís así la gente joven va a ser pasto del fascismo? Es indecente". Entre los doscientos comentarios a la noticia, los había de este jaez: "Lo tienen a huevo los arrendatarios de esta capitalista y mercantilista del Ibex: no pagar el alquiler y a ver qué pasa. Si se atreve a desahuciarlos? ¡hipócrita! ojalá le okupen todos sus inmuebles, y se los destrocen, lo que suelen hacer los okupas que tanto les gusta?". El recordado incidente con los filósofos Fernando Savater y Carlos F. Liria en 2003, con Galcerán interviniendo desde el público defendiendo el diálogo con ETA, unido a estas anteriores contradicciones, nos dan una visión de la Galcerán filósofa idéntica a la del Heidegger filósofo, filosóficos ambos, pero adscritos mórbidamente a la violencia y el totalitarismo.

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