No existe un dibujante más adecuado para adaptar de forma brillante la ópera al noveno arte que el norteamericano Philip Craig Russell. Sobre todo por su obsesión por los detalles minúsculos y por crear unas escenas en las que pueden estar ocurriendo hasta cuatro historias sucesivamente. Y un ejemplo es esta obra maestra de Mozart que inicia una colección en la que también se encuentran Parsifal o El anillo del nibelungo.