La semana ha sido difícil. Varias comidas navideñas junto con el maremágnum de trabajo debido a las elecciones han provocado que las comidas hayan aumentado considerablemente y el tiempo para salir a hacer ejercicio se haya reducido hasta la nada. Los últimos siete días han supuesto la tormenta perfecta para el que intenta adelgazar: más calorías que nunca y casi nada de tiempo para quemarlas.

Pese a todo, las pulseras inteligentes, también conocidos como monitores de actividad( en la foto la Jawbone Up2), han salido al rescate. Gracias a la monitorización constante y diaria con una de esas pulseras ha sido posible quemar lo ingerido a base de dejar el coche más alejado de lo normal y subir escaleras en lugar de coger el ascensor.

La semana no ha supuesto un cambio significativo en el peso, pero hemos podido salvar los muebles: no ha habido aumento de kilos.

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