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psicología

¿Por qué una sociedad sana necesita poesía y belleza?

Terry Eagleten, doctor en Literatura y en Medicina, dice: "Estamos educando a nuestros jóvenes para que tengan vidas exitosas en carreras con altos prospectos económicos, como las carreras técnicas o científicas, sin reparar en la importancia que tienen las artes en la formación de las nuevas generaciones. Los estudiantes son vistos como consumidores y los profesores cono gerentes", explica Eagleten.

El filósofo Manly P. Hall decía que "un signo de decadencia cultural es fácilmente apreciado en que las personas son educadas para hacer un trabajo -el cual en algunos años incluso podría desaparecer-, y no para obtener sabiduría o conocimiento no pasajero".

La educación se vuelve sinónimo del éxito económico y de la capacidad de escalar estatus, las personas se vuelven hábiles, pero no éticas, ni honestas o sensibles a la belleza. La educación y la cultura gira entorno a hacerse rico, como si el dinero fuera el gran secreto de la existencia. Pero esto hace que vayamos en la superficie del pensamiento, lo que nos conduce a una vida superficial, meramente materialista. Hall considera que la materia es superficial y solo la superficie, no el fondo de una realidad más profunda que es la conciencia y el alma.

James Hillman decía que no es el sexo lo que está reprimido en nuestra sociedad; es la belleza, simbolizada en Grecia por el alma (Afrodita). Hemos desarrollado una reacción -estética- a las experiencias que desalman, que no llevan a la percepción del alma. Debemos hacernos vulnerables, sensibles al aliento estética (estética etimológicamente significa percibir, inhalar el mundo). Reprimimos la belleza y también nos alejamos de la belleza, no invertimos en rodearnos de ella ni en aprender a hacernos sensibles a su profundidad. Manly P. Hall dice: "Estamos dispuestos a pagar porno, pero no para escuchar Mozart o Beethoven". Hacemos un curso para rentabilizarlo económicamente, pero no para algo que nos acerque a la belleza o sobre todo que nos dé entendimiento, un valor incuantificable, no introducible en el mercado puesto que el alma desafía toda clasificación material.

Un artículo médico en una revista americana descubre cómo la poesía, escribiéndola o leyéndola, combate la depresión con éxito. Así pues, la poesía no solo puede sanar, sino que podemos diagnosticar una enfermedad en todo aquel que no es sensible a la poesía o a la belleza del arte. Krishnamurti dijo que "no es sano estar adaptado a una sociedad profundamente enferma". Esta enfermedad masiva socialmente aceptada es el materialismo y la ausencia de arte en nuestras vidas. Tal vez es cierto como creyó el musicólogo y erudito Shivaista, Alan Danielou cuando dijo: "Estamos en una era de decadencia que puede discernirse por el materialismo y la perdida de los principios espirituales". James Hilman escribió que "las verdades son las ficciones de lo racional; así también las ficciones son las verdades de lo imaginal". Hilman dice que "el hombre es primordialmente un hacedor de imágenes". Hilman habla de psique como los griegos refiriéndose al alma y dice que lo imaginal es la realidad inmaterial y la imaginación el vinculo entre lo corpóreo y lo espiritual. Paracelso, el gran medico suizo , decía que "la enfermedad empieza cuando el ser humano se separa de los patrones cósmico de la vida".

Es necesario cultivar la imaginación más allá de las imágenes publicitarias y electrónicas de consumo de "la civilización de la imagen que invaden la psique como parásitos". Es necesario el amor a las metáforas y a las imágenes como medios en si mismos para percibir realidades espirituales y descubrir que símbolo del alma contienen.

La gran olvidada de nuestro sistema educativo es el alma. En ningún lado se la menciona, en ningún lado se la cuida ni se la alimenta con lo que nutre: la belleza, el ritmo, la contemplación, la imaginación, el tiempo que no es dinero, el tiempo que es un río, el tiempo que es arte, el tiempo que en esta vida es forjar el alma.

Educamos a los jóvenes a que sean ingenieros y arquitectos, ¿pero cuántos ingenieros y arquitectos del alma tenemos?

(*) Psicólogo Clínico-Psicoterapeuta miembro de la FEAP y EuroPsi www.alvarezgonzalez.net

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