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Verdades y mentiras sobre el 'brexit'

Partidarios y detractores utilizan argumentos que no siempre se ajustan a la realidad para defender la relación del Reino Unido con la Unión Europea

Verdades y mentiras sobre el 'brexit'

El referéndum del Reino Unido sobre la permanencia en la Unión Europea ha desatado un torbellino de afirmaciones, unas más ciertas que otras. Ambos bandos presentan argumentos contrapuestos acerca del impacto del brexit en el comercio y la inversión, especialmente tras el informe del Departamento del Tesoro de EEUU que prevé una caída de la producción de hasta el 7,5% después de 15 años, lo que costaría unas 2.100 libras (2.700 euros) por persona. Los proponentes de la campaña a favor de una salida, califican el análisis de absurdo. Aunque algunas afirmaciones resultan difíciles de juzgar, otras son susceptibles de una inspección más detallada.

Con los votantes británicos intentando discernir realidad y ficción antes de la cita con las urnas el 23 junio, he aquí cinco verdades y cinco falsedades sobre la UE, sobre el lugar del Reino Unido en el bloque y sobre lo que podría suponer una salida de la unión.

VERDADES

Si el Reino Unido vota a favor de la salida de la UE, el país tardaría años en desligarse completamente de la unión. Un informe del Gobierno británico publicado en febrero sugiere que el Reino Unido podría enfrentarse a diez años de incertidumbre mientras se desliga de la normativa europea que ha adquirido durante los 40 años de pertenencia a la Unión. Los tratados europeos describen un proceso que tardaría dos años para los países que quieran marcharse, pero muchos analistas creen que este plazo es demasiado optimista en el caso británico.

Un responsable de la UE en Bruselas, que habló a condición de permanecer en el anonimato, dijo que el programa legislativo anual del Reino Unido probablemente estaría dominado por la conversión de la normativa europea a leyes británicas durante los próximos diez años en el caso de un éxodo. La celeridad del proceso dependería de lo fácil que se lo quieran poner los otros 27 Estados. Y si hay una intención de disuadir a otros países de seguir el ejemplo británico, ahí podría surgir un problema.

El Reino Unido es superado con frecuencia en votos por otros miembros de la Unión en temas europeos. La mayor parte de la regulación europea requiere una mayoría ponderada de países para ser aprobada. Los que están a favor del brexit se quejan de que el Reino Unido con frecuencia forma parte de la minoría y, en consecuencia, debe adoptar leyes europeas con las que no está de acuerdo.

Según un informe de Simon Hix y Sara Hagermann, investigadores de política de la London School of Economics, el Reino Unido formó parte de una minoría mucho más que cualquier otro país entre 2009 y 2015; perdió un 12% de las veces, frente a los otros dos Gobiernos que también suelen perder frecuentemente, Austria y Alemania, los cuales quedaron en minoría un ? ? de las veces, según datos de VoteWatch.eu. No obstante, hay algunas salvedades, incluyendo el hecho de que la mayoría de los temas se deciden por consenso, y, como dicen Hix y Hagemann, "quizás el Reino Unido estuvo en el bando ganador en todos los temas que realmente le importaban".

Al Reino Unido podría resultarle difícil establecer acuerdos comerciales favorables con la UE si se marcha. Para el Reino Unido, el libre comercio con la UE es uno de los principales atractivos del bloque. Los proponentes de un brexitdicen que no hay razón por la que esto deba cambiar si el Reino Unido abandona la unión, ya que va en el interés de muchos países europeos continuar con esta relación comercial abierta.

No obstante, puede que no sea tan fácil puesto que un acuerdo de libre comercio tendría que ser aprobado por todos los países europeos, muchos de los cuales podrían no querer ponerle las cosas fáciles al Reino Unido. "Existe el riesgo de que los estados miembros más integracionistas quieran convertir al Reino Unido en un ejemplo para disuadir a otros países de abandonar el bloque", estima Caitlin Webber, analista de política comercial de Bloomberg Intelligence.

El "brexit" podría dejar a los bancos europeos con un déficit de liquidez. Los bancos europeos que compraron bonos garantizados por hipotecas, préstamos y deudas de tarjetas de crédito del Reino Unido podrían encontrarse con que éstos ya no cuentan como reservas de liquidez de emergencia. Según los Acuerdos de Basilea, los bancos deben mantener una cantidad adecuada de activos de alta calidad, que puedan convertirse rápidamente en metálico para cumplir los requisitos de liquidez a 30 días. Lo que es más, estos activos subyacentes han de pertenecer a otro estado miembro de la UE. Esto significa que algunos bonos respaldados por garantías británicas podrían quedar excluidos, según los analistas.

Los bancos podrían tener que reemplazar hasta 108.000 millones de euros, según Manuel Trojovsky, analista de UniCredit Bank.

Las condiciones para la permanencia en la UE que David Cameron ha renegociado se quedan cortas respecto de las amplias reformas que prometió en 2013.

La cumbre maratoniana de febrero en Bruselas dio a Cameron un acuerdo que permite al Reino Unido limitar las prestaciones a los inmigrantes, retrasar la legislación financiera compartida por la zona euro y frenar todo avance simbólico hacia una "unión aún más estrecha". Cuando Cameron pronunció su discurso en la sede de Bloomberg en Londres en 2013, el líder británico dijo que la UE necesitaba un "cambio fundamental y de gran alcance". Lo que consiguió, según Charles Grant, director del Centro para la Reforma Europea en Londres, fue "un conjunto de reformas modestas" y "será difícil para Cameron mantener que es un cambio transformador".

MENTIRAS

El Reino Unido paga 55 millones de libras (70 millones de euros) al día a la Unión Europea. Según Nigel Farage, líder del Partido de la Independencia Británico, ésta es la factura que el Reino Unido paga por su pertenencia al bloque, pero la realidad es mucho más compleja. La contribución varía de año en año y, según datos del Tesoro británico, el coste de la pertenencia al bloque en 2015 fue de 18 millones de libras (23 millones de euros). Pero el Reino Unido nunca paga esta cifra debido a los reembolsos -un descuento negociado por Margaret Thatcher en 1984- que restan unos 5.000 millones anuales de la cifra total.

En 2015 se devolvieron al Reino Unido unos 4.500 millones de libras (5.750 millones de euros) de los 13.000 millones restantes, principalmente para subsidiar al sector agrícola y como inversiones en las zonas más pobres del país. La contribución neta resultante del Reino Unido a la Unión Europea en 2015 fue de unos 8.500 millones de libras, o 23 millones (casi 30 millones de euros) al día.

Al Reino Unido le resultaría fácil ser como Suiza o Noruega.

Los favorables al brexit señalan el estatus de países como Suiza o Noruega, que no forman parte de la UE, pero que disfrutan de algunas de sus ventajas como el mercado único. Pero esto tiene un precio. Según la London School of Economics, la contribución financiera de Noruega a la UE per cápita es de un 83% respecto al pago del Reino Unido, y la de Suiza de un 41 por ciento. Y el Reino Unido no tendría ningún poder de decisión en la normativa de mercado europea si no formase parte de la UE.

Si el Reino Unido abandona la UE tendrá mayor control sobre la cifra de inmigrantes procedentes de Oriente Medio y África. En 2015 llegaron a Europa más de un millón de refugiados -principalmente procedentes de la guerra en Siria- pero pocos entraron en el Reino Unido, que no forma parte del acuerdo Schengen de libre tránsito en Europa, por lo que puede controlar quién entra en el país. También tiene derecho de exclusión en la legislación referente a asuntos internos, por lo cual no formó parte de proyectos europeos para compartir la carga de refugiados procedentes de Grecia o Italia el año pasado. Tampoco forma parte de los planes para modificar las políticas de asilo del bloque.

No obstante, abandonar la UE permitiría al Reino Unido controlar la inmigración de otros países de la UE cuyos ciudadanos tienen en la actualidad derecho a residir y trabajar en las islas en las mismas condiciones que los británicos. En estos momentos los ciudadanos polacos representan el mayor sector de población extranjera del país. Si esto continúa o no, dependerá del tipo de acuerdo que el Reino Unido alcance con otros países.

El Reino Unido tendría que adoptar el euro si decide quedarse. El Reino Unido y Dinamarca son los dos países europeos que no tienen la obligación legal de adoptar la moneda común, y eso no va a cambiar. El acuerdo al que llegó Cameron en febrero reitera que "el Reino Unido tiene derecho, de acuerdo con los Tratados, a no adoptar el euro y por tanto mantendrá la libra esterlina como moneda". Además, el país no tendrá que participar en ningún rescate financiero de economías que comparten el euro y por el que protege sus intereses cuando la UE trate temas de normativa financiera y económica.

La UE quiere: limitar la cantidad de café que consumen los ciudadanos y la temperatura a la que lo toman; prohibir los productos lácteos en las cantinas de los colegios; hacer que sea ilegal que los turistas saquen fotos de monumentos famosos; obligar a las vacas a llevar pañales; estandarizar las matrículas de los coches en el bloque; prohibir la venta de rododendros; que sea ilegal el uso de la palabra bancarrota; prohibir que los niños inflen globos.

Todas estas afirmaciones han sido publicadas por periódicos británicos y no son verdad. Mientras que algunas pueden incluir un elemento de verdad -se pidió a la Autoridad Europea en Seguridad Alimentaria que publicase una orientación sobre el consumo aconsejable de cafeína, por ejemplo- las historias antieuropeístas son más divertidas que informativas. Mientras que algunas de las noticias más descabelladas son falsas, es cierto que la UE llegó a prohibir la venta de plátanos con una curvatura anormal en ciertas circunstancias; también prohibió la venta de aspiradoras que consumen demasiada energía y está estudiando reforzar un estándar mínimo para las velas.

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