Las fuertes lluvias de estos tres últimos días han dejado a una veintena de vecinos de la urbanización Guaydil de Las Ramblas de Jinámar sin casa. Ante el riesgo de desprendimiento de piedras de grandes dimensiones en la ladera colindante a sus viviendas, el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria ha reubicado a los afectados en hoteles de la capital hasta que amaine el temporal.

El pasado viernes seis vecinos de Jinámar pasaron la noche en el hotel Valencia, cercano al mercado del Puerto, prácticamente "con lo puesto". Tuvieron solamente una hora para abandonar sus casas. La fuerte tromba de agua que azotó el municipio provocó la caída de una piedra de grandes dimensiones en el patio trasero del edificio. Por suerte no hubo que lamentar daños personales, pero ante las probabilidades de que se repita el incidente el consistorio ha decidido realojar a un total de veinte vecinos de sus casas y reubicarlos en pensiones y hoteles de la ciudad.

"No podemos arriesgarnos a que pase ninguna desgracia. Los técnicos han valorado el peligro de desprendimiento de tierra y piedras que presenta la montaña y hemos considerado oportuno incrementar a 20 el desalojo de personas que residen en los bajos del edificio", explicó ayer la concejala del Distrito Vegueta-Cono Sur-Tafira-, Lourdes Armas, en Jinámar.

Una de las primeras familias en sufrir los efectos de la evacuación, los Pérez, reclamó ayuda al consistorio para sufragar los gastos alimenticios durante los días en los que no podrán dormir en sus casas. Durante la madrugada del viernes pudieron comprar bocadillos y zumos, pero los ingresos de esta familia a estas alturas del mes "no dan para mucho más". "Solo me quedan 20 euros en el bolsillo. Soy viuda y tengo cinco hijos, de los cuales uno de ellos es discapacitado y otra está en estos momentos de parto en el Materno. ¿Alguien me puede explicar a dónde voy yo si me quedo sin casa?", exclamó desesperada Mari Nieves Pérez, quien había regresado con los suyos a su vivienda por unas horas para recoger una muda de ropa y algunos enseres de higiene personal con los que afrontar una segunda noche lejos de su hogar.

Santiago Vega y su padre de 80 años también tuvieron que hacer su maleta de mano en solo media hora. La mayor preocupación de Vega no son los daños materiales que posiblemente puede ocasionarle una avalancha de lodo en el interior de su domicilio, sino que tanto su perro como su padre se encuentren a salvo de cualquier peligro. "Cuando pase el temporal ya me preocuparé de mis pertenencias. Por ahora, la salud es lo primero", confesó Vega tras comunicarle un agente de la Policía Local que debía salir de su casa.

Los vecinos del residencial Guaydil de Jinámar llevan ocho años luchando por una vivienda segura. La ubicación del edificio, aledaño a una montaña que "cada vez que caen dos gotas" expulsa piedras y ríos de tierra a los bajos de la infraestructura, no da tregua a sus propietarios. Incluso la entrega de llaves de estas viviendas, cuando se culminó la urbanización, se retrasó tres meses debido a desprendimientos ocasionales de rocas de la ladera, según explicó una afectada.

Según garantizó la concejala, los afectados contarán con dietas adicionales para el suministro de comida durante estos días y, a partir de la próxima semana, una cuadrilla de trabajadores municipales instalará un sistema de mallas en la ladera para evitar futuras incidencias.

Asimismo, Armas anunció la reubicación "probablemente el martes de la próxima semana" de los 300 alumnos de Infantil y Primaria del colegio Europa, también azotado por el temporal, al Ceip Néstor Álamo de Jinámar.