El Caracol, ni Alto ni Bajo, sino El Caracol, como recalcó Francisco Javier Santana Ravelo, pregonero auxiliar de las fiestas, dio ayer el pistoletazo de salida a los actos en homenaje sus patronos, San Ramón Nonato y la Virgen de la Merced. Aunque cuatro eran las pregoneras elegidas por la comisión de fiestas, Santana Ravelo fue el encargado de plasmar en su pregón las vivencias contadas por estas cuatro mujeres, historia viva del barrio y que atesoran recuerdos de lo que fue y quieren que sea su lugar de nacimiento o de residencia.

María Luisa Ortiz, Carmen Sánchez, Amada Quintana y Ascensión Hernández escucharon con atención las evocaciones transmitidas al lector del pregón, donde el recuerdo a los pioneros de las fiestas como Emilio Guedes, quien en 1968 compró la imagen de San Ramón Nonato y posteriormente la de la Virgen de la Merced -que en 2020 cumple sus bodas de oro en el barrio-, al párroco Carmelo Rodríguez y la vecina Reyes Galindo fueron momentos de especial emotividad entre los asistentes.

Una devoción por ambas imágenes cuya patronazgo conjunto se remonta a 1975, cuando ambas salen en procesión desde ese año y hasta la actualidad. No faltó la referencia al milagro del santo, como recuerdan las cuatro pregoneras y se relata en el pregón leído por Francisco Javier Santana. El hecho que recuerdan era la angustia de una mujer porque su hijo estaba muy enfermo y una de ellas le dijo a Carlos Marrero, impulsor de las fiestas, que permitiera tocar la imagen del santo, cosa que se hizo y el niño sanó según ellas recuerdan.

Pero no solo se pararon en las evocaciones, sino expresaron su deseo de que El Caracol tenga su iglesia o una ermita donde orar y dejar sus imágenes, una esperanza que no pierden por conseguirlo. Muchos vecinos tienen imágenes religiosas guardadas en sus domicilios y llevan años esperando que se les conceda la construcción de una iglesia o una ermita.

La escasa participación en las últimas ediciones de las fiestas fue también otro de los asuntos que las cuatro mujeres vieron reflejado en el pregón. En su opinión, desde que falleció Carlos Marrero el barrio se ha dividido y no se encuentra el punto de unión para que solo sea un núcleo residencial donde todos los vecinos tiren en el mismo sentido. "En las fiestas había antiguamente más participación más ayuda, ahora no, lo que hay son rencillas entre dos Caracoles tanto el Bajo como el Alto y muchos de los que estamos aquí hoy lo sabemos", leyó Santana Ravelo.