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Entrevista a Claudio Ojeda González

"La corrupción ha sido una constante en Telde y se ha perdido la confianza"

"La ciudad tiene la misma población que Santiago o Toledo, pero estamos a años luz de sus infraestructuras", afirma el presidente del Casino La Unión y exconcejal de Urbanismo en Telde y Las Palmas de Gran Canaria

Claudio Ojeda González, con el Casino La Unión a su espalda. LA PROVINCIA / DLP

Usted es presidente del Casino La Unión desde hace poco más de un año, y parece que no tienen más que problemas, ¿a qué es debido?

Entidades recreativas como La Fraternidad y el Casino son un reflejo de la ciudad y Telde ha estado sometido a presiones políticas durante demasiado tiempo. La corrupción ha sido una constante en nuestro Ayuntamiento y cuando ocurren estas cosas la gente pierde la confianza y sospecha de todo, ya sea de un representante público como del dirigente de una sociedad privada. Lo malo es que cuando se pierde la confianza en los representantes públicos, es muy difícil recuperarla y tendrán que pasar años hasta que llegue alguien con la capacidad de volver a ilusionar a la gente de este pueblo.

¿Cómo ha afrontado en este tiempo tantos frentes abiertos?

Cuando nosotros llegamos al Casino nos propusimos en primer lugar acabar con los problemas económicos, tanto los que teníamos con el arrendamiento de la cantina como con las irregularidades en el cobro de los recibos de los socios. El mayor problema lo hemos tenido con la cantina, que en aquel momento no pagaba alquiler. Llegamos a un acuerdo amistoso con el arrendatario y la adjudicamos en un concurso abierto con un alquiler de 1.000 euros. Ya sabíamos que las relaciones entre el arrendatario y los socios se habían envenenado, y tanto es así que ya vamos por el tercer arrendatario, pero creo que ahora estamos en vías de solucionarlo.

Telde tiene categoría de Gran Ciudad, pero está en apuros.

Aunque sea una Gran Ciudad, Telde tiene todavía un tamaño regulable. Es un lugar ideal para vivir, pero necesita de políticos cercanos que vayan al detalle tanto en los grandes temas como en los pequeños. No es una cuestión de hacer cosas tan importantes, es más bien una cuestión de hacer funcionar las concejalías de distrito codo a codo con los ciudadanos en un proyecto común, para que todos estemos orgullosos de vivir aquí. Telde es una ciudad que tiene según el último censo algo más de 102.000 habitantes. Sin embargo, si la comparamos con otras ciudades como Santiago de Compostela, Lugo, Toledo o Gerona, que tienen aproximadamente la misma población, estamos a años luz de sus infraestructuras y servicios. Evidentemente, no nos podemos comparar con ciudades que tienen un bagaje histórico tan impresionante, pero Telde, que con más de 600 años de historia puede presumir de haber sido la primera ciudad de la Isla, sigue teniendo vicios de pueblo. Y me refiero no solo a sus estructuras urbanas sino, sobre todo, a la servidumbre de nuestros paisanos.

Usted que ha sido concejal en Las Palmas y en Telde, ¿dónde se ha sentido mejor?

Es más difícil ser concejal en Telde que en Las Palmas. Telde es una ciudad más pequeña y nos conocemos todos y aquí te implicas más en los problemas de tu vecino.

Dicen que pueblo pequeño, infierno grande...

El problema en los pueblos es que siempre dependes de la opinión del otro, y todo lo que haces parece que tienen que aprobarlo los demás, y esa aprobación nunca te la van a dar. Es difícil superar los vicios de las comunidades pequeñas porque la gente no tiene mucho que hacer, y se dedica a cotillear o a buscar problemas donde no los hay. Sin embargo en las grandes ciudades nadie se ocupa de los demás, todo es más impersonal y la gente es más tolerante.

¿Qué echa de menos ahora?

Para bien y para mal, Telde ya no es lo que era hace 50 años. Cuando yo era pequeño nos reuníamos en pandillas de amigos y todo el mundo se conocía. En los años 60 nos veíamos en el bar de Casilda, en La Fraternidad o en el Casino y era agradable quedar siempre en los sitios de siempre, a la hora de siempre y con la gente de siempre. En aquellos años si pasabas por delante de la barbería de Paco y no saludabas, todos pensaban que estabas enfadado o que te pasaba algo. En el Telde que yo conocí, sabías cuándo estaba llegando un amigo a tu casa porque conocías el ruido de su coche o de su moto. En todas partes te saludaban por tu nombre.

Vive entre Telde y Las Palmas. ¿Dónde se siente mejor?

Yo vivo medio año en Las Palmas y medio año en Telde, pero tengo un trocito de terreno en El Contrapeso donde me encanta estar y vengo casi todos los días. Cuando estoy aquí me encanta pasearme por la calle y saludar a los amigos de siempre. El no estar ya tanto en circulación hace que encontrarte con un amigo se convierta en un acontecimiento a celebrar, una oportunidad para comparar lo de hoy con lo de ayer y, sobre todo, para recordar.

¿Qué piensa del desarrollo de Telde en estos momentos?

Telde perdió una gran oportunidad de expandirse cuando se desarrolló el parque comercial de Alcampo sin tener en cuenta el sector comercial consolidado de la ciudad. Es un problema pero a largo plazo tiene solución, porque se puede crear la infraestructura urbana que permita unir el polígono con la ciudad, empezando por establecer una comunicación regular de transporte urbano. Telde tiene que convertirse en un todo con los polígonos industriales, la ciudad y el Aeropuerto.

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