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Entrevista

"Iba con una Vespino por todos los barrios de Telde para dar clases de música"

"Volví de un congreso de cultura popular canaria y propuse formar la Escuela Municipal de Folclore", destaca el timplista Nino Jiménez

Nino Jiménez con su timple. LP / DLP

¿Cuándo comenzó su interés por la música folclórica?

Empecé a interesarme por la música canaria porque hay muy pocas personas que tienen ese gusto y siempre he intentado que seamos más. Comencé con 13 años, en el colegio de La Pardilla, porque varios compañeros de mi pandilla iban a clases de guitarra y timple con el profesor Manuel Hernández Galindo. Este maestro fue profesor de profesores y ha enseñado a monitores que hoy están en la Escuela Municipal de Folclore.

¿Cómo fueron sus inicios?

El gusto empezó por ahí y animé a mi padre. Este habló con el profesor para ver si era posible por la dificultad física que tengo de nacimiento, ya que me faltan tres dedos de las manos. Manuel se quedó dudando, me hizo probar con el timple, la guitarra y la bandurria y cuando mi padre vino a recogerme le dijo que estaba en el grupo de los segundos y que me comprara un timple, porque tenía oído y facilidad para la música. Aún así, las ganas de verdad me surgieron viendo Tenderete en blanco y negro en los 70.

¿Qué le llamó la atención?

Cuando vi a Santiago Fernández como tocaba el timple, porque parecía que le estaba dando una paliza a ese pequeño instrumento, con mucha fuerza y garra. Me llamó mucho la atención como sonaba.

¿Existía enseñanza de folclore en ese entonces?

Habían varios profesores, pero el folclore estaba visto entonces como algo de borrachos. Como hecho cultural se vincula a la cultura canaria a raíz de 1959, cuando Los Sabandeños empezaron a formarse y ya luego vinieron Los Gofiones y, con ambos, se empezó a ver de otra manera. En cuanto a Hernández, con el cambio político dejó el local del sindicato vertical donde ensayaba y se vino al polideportivo municipal. Ahí participé de sus actividades, porque creó la rondalla Pulso y Púa, que llegó a ser municipal por aceptar el local del Ayuntamiento.

¿Habían muchas actividades?

Llegamos a ir en 22 ocasiones a las romerías de Teror y en los barrios comenzaron, a partir de todo esto, las movilizaciones culturales. Así, uno de los gérmenes del movimiento cultural en Telde se encuentra en la actual sede de la Escuela Municipal de Folclore, en la casa del Conde de la Vega Grande. Durante la transición política era un edificio antiguo de piedras y maderas, en el que tenias que andar con cuidado porque estaba todo roto, y ahí nos reuníamos las máximas referencias culturales en ese entonces, que dábamos forma al Taller de Cultura de Telde. Queríamos que se institucionalizara en el 79 y hablamos con Paco Santiago para hacer un centro cultural, pero estaba previsto para el 84 hacer la actual Casa de la Cultura y desistimos. Así, participamos en su construcción.

¿Cuál es su principal vinculación con la música canaria?

A raíz de las enseñanzas de mi profesor, formé la Agrupación Folclórica de La Pardilla, vinculada a la iglesia y a las fiestas. Organizamos las primeras romerías y encuentros de Navidad, lo que motivó la creación oficial de la romería del barrio, que trasladamos al Ayuntamiento hasta que se convirtió en la de San Juan que hoy conocemos. En el 79, formé parte de la directiva de La Fraternidad como vocal, y creé el grupo Guanhaben con estudiantes de instituto. Como no había aulas en el centro, La Fraternidad se esforzó para dejarnos un espacio y comprarnos instrumentos. Gracias a esto se formó la agrupación que duró seis años, porque en el 86 empecé a trabajar en la Universidad Popular de Las Palmas y lo dejé.

¿Los comienzos del folclore en Telde están en La Pardilla?

Dentro del movimiento en La Pardilla se formó el gran germen del folclore de hoy, sobre todo por la agrupación Neiga, que hoy es Tyldet, con actividades amplias con el cuerpo de baile y música.

Fue grande el movimiento en el barrio.

Sí, también con las asociaciones de padres y madres de alumnos formamos una rondalla con la que grabamos un disco con 12 temas recogidos entre personas mayores del municipio y Valsequillo.

Estuvo en bastantes grupos.

A nivel más amplio, comencé a dar clases en distintos barrios porque estas asociaciones de padres me requerían. Me hice popular por dar clases de todos los instrumentos, porque también estuve en la Banda Municipal de Música, hasta que pasé al Conservatorio de Las Palmas. Estuve en casi todos los barrio de la ciudad, a los que iba con una Vespino de mi hermana, hasta que la quemé y terminaron viniendo a buscarme ellos a mí. Así se formaron muchos colectivos.

Ha luchado por la cultura en la ciudad.

En 1986 asistí al primer congreso del Centro de Cultura Popular Canaria. Solo se ha hecho ese, y nos reunimos los máximos representantes del folclore de las Islas. En las conclusiones que sacamos en el encuentro, decidimos que teníamos que luchar por que en los municipio se fomentaran las escuelas de folclore. A raíz de ahí traje la idea al Ayuntamiento de Telde, pero no fue hasta el 91 cuando empezó a tomar forma la Escuela Municipal de Folclore de hoy, que yo impulsé.

¿Qué se consiguió con la Escuela Municipal?

Su creación vino a unificar una forma de trabajo distinta. Intentábamos apoyar a los monitores que no tenían trabajo y colaboraban con asociaciones. Desde el 91 que se fundó hasta el 95, sólo estaba yo de profesor, y en el 92 se puso en marcha un proyecto para dar clases por los barrios, donde tenía sólo para mí nueve colectivos. A partir del 95, a través de los convenios con Europa y Desarrollo Local, pudimos contratar gente. En el 2000 éramos unos 28 monitores en la escuela, de diferentes modalidades. Cuando acababan los convenios, eran contratados por el Ayuntamiento, lo que fomentó la actividad en los barrios y colegios.

¿Cuándo dejó la Escuela?

En el año 2000 Suso Santana se hizo cargo y yo me fui a la radio y a la televisión y en el Teatro Municipal me dediqué a estas historias. En la tele tuve un programa donde traía a gente mayor y los entrevistaba sobre varios temas, y en la radio otro dedicado a música canaria, donde poníamos temas autóctonos, informábamos sobre diversas actividades, entrevistábamos a gente relacionada, hablábamos de artesanía y acudían tocadores y cantadores.

¿Y ahora?

Ahora sigo como colaborador en la Escuela. Además, he seguido mi etapa a nivel personal con el timple. Grabé un disco, voy a Tenderete o por las Islas dando recitales, etc. Actualmente, sigo con el instrumento y llevo el grupo Timple Añejo, de cuatro personas, que nació a raíz de un proyecto para recuperar la forma de tocar antigua. Hemos ido por los colegios enseñando esta forma de tocar y, además de darles estos conocimientos, ponemos vídeos en los que se explica el proceso de la música timplista desde la era guanche, pasando por los cantos más antiguos de las Islas.

¿Sigue actuando?

Sí, aunque no lo hago como profesión sino como devoción, porque me gusta mucho. Siempre me encuentro trabajando con colectivos y apoyando cualquier iniciativa que salga en nuestro municipio.

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