Paco Herrera ha priorizado desde las primeras jornadas asegurar la defensa, el principal punto débil de la temporada pasada. Y, a base de no encajar goles y sumar puntos pronto, generar confianza en la plantilla. La fórmula ha funcionado a medias. En ataque se hace insuficiente para que Jonathan Viera y Sergio Araujo se muevan con frecuencia en las inmediaciones del área rival. Sin embargo, en defensa sí que le ha ido bien a la UD. Hasta el desastre de este sábado frente al Eibar, día en el que la defensa se mostró tremendamente frágil, la zaga insular ha sido rocosa. Solo con el Celta, cuando salieron los amarillos con cuatro atrás, abandonaron esa imagen de solidez. Antolín Alcaraz y Pedro Bigas se han comportado como dos grandes refuerzos y la UD ha encajado nueve goles en siete jornadas pese a haberse medido a rivales muy potentes. José Mendoza
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