"Mi idea de fútbol es innegociable". Es una buena frase para convencer al personal nada más llegar a un lugar nuevo. Eso lo dijo Quique Setién, entrenador de la UD Las Palmas, cuando llegó a Gran Canaria para sustituir a un Paco Herrera que había perdido el crédito y sobre todo el respaldo de su plantilla. Ayer, el técnico cántabro tenía su prueba de fuego ante esa más que contundente sentencia. Porque en Siete Palmas no había un equipo cualquiera. El FC Barcelona, el mejor equipo de la última década de España y de Europa -si se atiende a su palmarés en estos diez años- desafiaba la integridad de aquella oración y de la propia UD Las Palmas.
Una frase que salió reforzada a pesar de la derrota con la que se fue el conjunto amarillo cuando se acabó el partido. Esta UD Las Palmas posee identidad. Quizá no tantos resultados como gustaría, pero el equipo amarillo ha sabido encontrar un modo de entender este deporte. Cada vez son más visibles los automatismos de una plantilla que ayer consiguió hacer algo que muy pocos equipos han logrado hacer esta temporada: tutear al FC Barcelona, intratable en la competición local. Los de Setién fueron capaces de poner contra las cuerdas -no sin un Javi Varas salvador- al líder y equipo dominante de la categoría. Un arranque de amor propio con un arma clave: el balón.
A través de ese medio, del control del cuero para abrumar al rival, el Barça ha conseguido eliminar rivales a su paso durante todas estas temporadas. Ayer, Las Palmas le robó ese preciado valor en varios tramos del partido. Una discusión por la pelota que casi acaba en tablas al final del partido. El 47 por ciento del tiempo, el balón fue dominado por Las Palmas; el 53 restante, entre las piernas de los futbolistas del FC Barcelona.
Si se tira de la particular hemeroteca de Quique Setién para justificar la decisión de ajusticiar al balón y encontrar así el dominio del encuentro, también se puede hacer para encontrar ciertos matices en su juego. "La posesión en sí misma vale una mierda", dijo el preparador cántabro en una rueda de prensa. Ayer, mantener el balón, también fue sinónimo de encontrar portería. Porque la UD Las Palmas disparó más veces a portería que su rival. El cuadro dirigido por el entrenador montañés encontró disparo en busca del gol hasta en once ocasiones. Mientras, el equipo de Luis Enrique se quedó en diez disparos con ánimo de acabar dentro de los tres postes de la meta canariona.
Las cualidades futbolísticas del Barça, tan mortíferas a la hora de mantener el balón y atacar con él, pueden llegar a ser utilizadas por el rival para encontrar resquicios donde romper sus esquemas. Para empezar, la tímida presión que ejerció ayer el conjunto azulgrana acompañada de la falta de un pivote referencial como Busquets. Así, la UD empezó a sentirse cómoda en la construcción de su juego. Eso, acompañado de la solvencia de Roque Mesa para saltar la primera línea de pase hizo lo demás El Barça dio la condición a la UD Las Palmas de dejarla caminar y Roque no se achicó ante lo que tenía por delante. El futbolista de Telde está en un estado de forma bárbaro. Tiene la capacidad de hacerlo casi todo, y casi todo bien. Corta, roba, recibe, se gira, desplaza el balón en largo, se asocia, arranca a conducir, rompe líneas... Una colección de recursos, como una buena navaja suiza, puesta en disposición de la UD.
Eso, con la técnica fina de Tana y Jonathan Viera, casa bien. Por dentro, moviéndose a sus anchas, la pareja de mediapuntas se convierte en volantes en función del momento. Otra solución más que ha encontrado Quique Setién dentro de la plaga de lesiones que ha hecho añicos cada uno de los sistemas y soluciones previas que había encontrado. Ahora es el trío que forma el incombustible Roque, Tana y Jonathan Viera.
Escoltado por un hombre como Momo con capacidad de asociación -aunque menos sacrificio- y El Zhar se unieron al tema. Sin embargo, la salida de Arda Turan y la entrada de Rakitic cambió algo la película. Una situación que unida a la lesión de Viera, ensombreció a la UD. El futbolista de La Feria es el factor determinante de este equipo. Detalles como el que deja en la asistencia en el gol o en cada uno de sus regates mágicos.
Sin él, la UD se desarmó poco a poco. Mauricio Lemos intentó aportar algo de músculo y oficio en el centro del campo. Porque Roque no es un superhéroe -aunque a veces, vistas sus prestaciones lo pueda parecer-. Desinflado, la llegada del uruguayo le dio un empujón para volver a mirar hacia delante. El coraje y el ánimo del '15' levantó otra vez a la UD Las Palmas que activó el modo acoso y derribo contra el marco de Claudio Bravo, sin éxito, pero con orgullo y fútbol.
