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61 años de otro estreno como líder

La temporada 1955-56 nuestro representativo comenzó también ganándole al Valencia - Un viaje accidentado a Bilbao truncó las ilusiones de los grancanarios en lo más alto - La Liga concluyó eludiendo la promoción de descenso

61 años de otro estreno como líder

El campeonato de Liga que la UD Las Palmas inició el 11 de septiembre de 1955 en el Estadio Insular ante el Valencia, equipo que venía de participar en la Pequeña Copa del Mundo en tierras sudamericanas, marca un hito en la historia de nuestro equipo representativo ya que no solo obtuvo la primera victoria fuera de casa como militante de la máxima categoría del fútbol nacional -en el estadio de Riazor ante el Deportivo de La Coruña, 1-2, ambos goles de cabeza de Ricardito- sino que también por primera vez en su historia la UD alcanzó el liderato de la clasificación de la División de Honor, que mantuvo desde el 11 de septiembre hasta el 9 de octubre en que los amarillos sufrieron la primera derrota (5-0 en San Mamés ante el Athletic de Bilbao). Ahora, cuando van a cumplirse 61 años de aquella hazaña, los amarillos vuelven a auparse en lo más alto del escalafón clasificatorio de La Liga donde, y merced al descanso en la competición, continuará al menos dos semanas más, igualmente también con todos los merecimientos.

Aquel domingo 18 de septiembre de 1955 marca un hito imborrable en los anales de nuestro equipo representativo porque dicho día, y en el Estadio Riazor de La Coruña, ganó 1-2 (los dos goles de Ricardito y nuestro meta Castellanos, que sustituía a Pepín, tuvo una sensacional actuación) el equipo amarillo ganó, por vez primera, un partido fuera de casa en la División de Honor. El resultado fue, además, la sorpresa de la jornada que situó en el liderato del fútbol nacional a la Unión Deportiva.

Izado de bandera en el Insular

Con el entusiasmo y pasión de los aquellos 15 años de nuestra juvenil edad, como inmersos en el ´Vivo sin vivir en mí´ de Santa Teresa, aquella semana fue apasionante y sensacionalmente con apariencias de interminable, porque era casi unánime el ansia de que llegara el domingo siguiente, 25 de septiembre, por todo lo bello y emotivo que iba a encerrar: visitaba el Estadio Insular el Celta de Vigo, el fraterno encuentro de gallegos y grancanarios bajo la égida de la Casa de Galicia y, cómo no, con la ilusionada esperanza de que el equipo amarillo mantuviera el liderato en la clasificación de la máxima categoría del fútbol español.

Incluso se preparó una fiesta patriótico-deportiva porque, ante uno de los mayores llenos registrados en los graderíos del Estadio Insular minutos previos al encuentro, casi en el momento en que los jugadores de la UD saltaban al terreno de juego. En el primer mástil, de los instalados en el Estadio, se iba a izar la bandera amarilla y azul del club como homenaje y reconocimiento popular a los jugadores y afición por la gesta del liderazgo, como así sucedió el día de autos, aquel domingo 25 de septiembre aproximadamente sobre las cinco menos cuarto de la tarde, a los sones entusiastas y alegres de la Orquesta Mejías -con los inolvidables, entusiastas y verbeneros, Juan Mejías Suárez, su fundador y director; Cristóbal García Ossorio, Pepe Pérez, Pepe Kiko€-.

La bandera amarilla y azul era izada con los acordes de la música como fondo, confundidos con los aplausos y gritos de ´riqui-racas´ de los miles de aficionados que llenaban los graderíos€ Mientras la bandera ascendía a lo más alto, nuestros juveniles rostros -¿recuerdas Néstor Doreste Padilla?- medio llorosos con los ojos henchidos de emoción e inmensa alegría contemplábamos perplejos como detrás de la bandera de la UD Las Palmas seguían enhiestas por este orden las del Atlético de Madrid, Barcelona, Valencia, Athletic, Valladolid, Cultural Leonesa, Murcia, Sevilla, Real Madrid, Espanyol, Celta, Hércules, Real Sociedad, Alavés y Deportivo, conforme el lugar que ocupaban en aquel momento en la clasificación de Primera División.

En el ánimo de todos los aficionados que llenaban aquella tarde los graderíos, autoridades y federativos en el palco de honor; entrenador Satur Grech con sus jugadores, estaba la seguridad en la victoria porque el trasfondo instaba a no desmayar en el esfuerzo para no perder la oportunidad de seguir ostentando una posición tan brillante€ Y no se perdió; aquel partido lo ganó nuestra Unión Deportiva 1-0, gracias a un cañonazo de Peñita y con él, el equipo amarillo continuaba mantenido en lo más alto del podio del fútbol español.

Goleada al Hércules

El domingo siguiente, 2 de octubre, la Unión Deportiva repetía el escenario del Estadio Insular en encuentro oficial (entonces se jugaban dos partidos en casa y dos en la Península). Llegaba al recinto de Ciudad Jardín el Hércules de Alicante, al que los diablos amarillos le infligieron seis goles marcados a pares por Ricardito y Macario y los restantes obra de Juanito Vázquez y Peña.

La bandera amarilla continuaba al frente de todas las 15 restantes -entonces la Liga constaba de 16 equipos-. ¡Arriba d´ellos, Las Palmas continuaba líder una semana más! ¿Merecidamente? Por supuesto que sí, Las Palmas lo merecía porque el liderato se conquistó a pulso y a pulso también se mantuvo. ¿Por cuánto tiempo? ¿Quién lo sabía? En el horizonte inmediato llegaba la visita de la UD Las Palmas a la Catedral de San Mamés, donde los amarillos se examinarían de reválida.

A la quinta, primera derrota

Fue la tarde del domingo 9 de octubre cuando la UD Las Palmas dejó de poseer aquella temporada el liderato. Fue en San Mamés donde Las Palmas no pudo luchar contra los elementos meteorológicos y los contratiempos del desplazamiento hasta el punto que hasta después del mediodía se ignoraba si al fin se podía celebrar el encuentro por las vicisitudes surgidas en el viaje del equipo amarillo que, a las doce y media de aquel mediodía, la expedición no había llegado aún al aeropuerto.

El partido se jugó al fin -quizá faltó arrojo para argumentar fundadas razones para su aplazamiento-. Los bilbaínos marcaron cuatro tantos en el primer tiempo y uno más avanzado el segundo. El equipo canario perdía el liderato que pasó a manos del Barcelona por su triunfo en Alicante ante el Hércules. En la clasificación aparecían primero Barcelona con 9 puntos; segundo, UD Las Palmas, con 8; y tercero, Atlético de Madrid, con 7.

El calendario no parecía propicio para nuestro equipo representativo que, al domingo siguiente, 6 de octubre, visitaba en Las Corts al FC Barcelona que se impuso a Las Palmas por 4-0 (Ignacio fue expulsado por entrada dura a Kubala; Kubala lesionó a Naranjo, en el segundo tiempo, cuando el encuentro iba 1-0, y el medio volante grancanario tuvo que continuar en el campo casi como figura decorativa; el árbitro, señor Marrón, no expulsó a Kubala).

Adiós y apuros al final

Una semana después, 23 de octubre, los amarillos sucumbían en el Estadio Insular ante el Real Club Deportivo Espanyol, en uno de los mejores encuentros disputados aquella temporada por nuestro equipo representativo lo que confirmaba el periodista Ramón Mariño, ´Moncho´, cuando escribía en su crónica de Diario de Las Palmas: "cualquiera que no estuviera presente en el Estadio Insular -y fueron muchos los que faltaron a la cita- se imaginará que el temido Espanyol de Barcelona respondió sobradamente a su fama de buen equipó en esta temporada. No vamos a restar méritos a los españolistas, porque en realidad no es mal conjunto, pero en esta jornada se llevaron dos puntos valiosísimos sin merecerlos. No los merecieron porque su juego no llegó a alcanzar, en momento alguno, la brillantez del realizado por los amarillos".

Todavía faltaba mucha liga por disputarse, pero la realidad fue que se decía adiós a las esperanzas e ilusiones liderares. Fue un sueño, ¡precioso sueño!, pero difícil de terminar con el mayor de los deseos. Las Palmas mantuvo, a partir de entonces, una marcha liguera no muy regular: derrotas en casa ante la Cultural Leonesa, Sevilla, empate 1-1 con Atlético de Madrid, severa goleada en Chamartín ante el Real Madrid y los goles de Peñita y Macario, el 22 de abril en el Estadio Insular ante el Murcia, que sirvieron para salvar una temporada donde desde lo más alto nuestra querida Unión Deportiva Las Palmas estuvo en un tris de jugar la promoción de permanencia.

Veintitrés años más tarde, en 1978, la UD Las Palmas logra el liderato en la tercera jornada, tras vencer al Valencia -¡una vez más el Valencia!- en el Estadio Insular por 2-0. Ahora, en la actual temporada 2016-2017, nuestro equipo vuelve a ser líder de Primera División. ¡Ad multos annos!

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