Los 592 días de Romario. La caída y explosión de una figura de caviar. Jonathan Viera Ramos (Las Palmas de Gran Canaria, 26 años) es el rey de la galaxia de Setién. El mediapunta se doctoró en la última jornada liguera ante el Granada (5-1) y el presidente de la UD, Miguel Ángel Ramírez, anunció, en este medio, la ampliación de contrato de esta pieza renacentista hasta junio de 2021. Su evolución hacia la perfección se inició en diciembre del 2014, cuando regresó, fuera de forma, del Standard de Lieja belga. Fue una contratación capital para sellar el ascenso, solo seis meses después, de la mano milagrosa del técnico Paco Herrera. En este período de un año y siete meses, Viera se ha ganado la condición de ser internacional. Ya figura en las quinielas de Julen Lopetegui, del abismo a la gloria.
Monarca de plátano
Con 121 encuentros de amarillo [34 tantos y 14 asistencias], en dos etapas, Viera encadena dos temporadas a un nivel brutal. El salto a Primera de la UD, le ha sentado de maravilla. En la máxima categoría ya contabiliza 82 partidos -con las elásticas del Valencia, Rayo y UD-, con la interesante suma de 18 dianas. En esa aportación de pólvora, once han sido con el escudo de su corazón.
En la edad perfecta, la arista de jefe supremo del vestuario de Setién se ha reforzado al portar el dorsal '21' de Juan Carlos Valerón en partido oficial, desde el pasado 22 de agosto en Mestalla ante el cuadro che. Logró un tanto de penalti y no lo celebró [jugó 27 partidos con el Valencia]. Pero fue ante el Granada de Paco Jémez -su descubridor en la UD- cuando decidió pasar a la acción. Con dos asistencias, Romario fue incluido en el mejor once de la Liga. Insiste en su reto de besar la selección española junto a los grancanarios Vitolo y David Silva. Es su momento.
¿Dónde reside el secreto del genio de La Feria? Responsabilidad y sacrificio. Y en que conoce la mirada del diablo. En ese diciembre de 2014, Viera llegó en calidad de préstamo y con un rol secundario. En la grada se disparó la expectación, pero en el césped, tuvo que padecer hasta abrir la puerta del paraíso. Tras encadenar dos partidos en el banquillo con Paco Herrera, el 17 de enero del 2015, arrancaba su segunda etapa en la UD con un tanto ante el Deportivo Alavés en el estadio de Mendizorroza. Gol salvador.
Encadenó seis partidos con un notable grado de protagonismo hasta que se lesionó ante el Tenerife. Sus lágrimas conmocionaron a la marea amarilla. Regresó al ostracismo -un mes de baja- y tuvo que recapacitar. En solo seis jornadas, disparó su caché. Renacía el rey de plátano. Batió al Real Zaragoza en el playoff y resultaría bendito en el mágico 21-J para subir a Primera. Acabó con 21 duelos y siete tantos.
La UD, gracias a la intervención milagrosa del presidente Miguel Ángel Ramírez, cerraba la incorporación de Viera tras abonar al Standard de Lieja un millón de euros. En la máxima categoría, desde la pretemporada de 2015, Viera sería un mimbre de acero. Romario y diez más. No pisaría el banquillo. Le esperaba la gloria con diez dianas.
Del Calderón a La Rosaleda
Debutó de amarillo en la mejor liga del mundo el 22 de agosto en el Vicente Calderón ante el Atlético de Madrid de Simeone. Marcó su primera tanto ante el Barça en el Camp Nou. Tras la destitución de Paco Herrera, Setién, un marqués del verso, reflotó el galeón amarillo. Escaró al genio a la banda izquierda, le restó libertad.
Estiró su capacidad anotadora ante Real Sociedad, Valencia, Granada y Celta de Vigo. Aparecía un lanzador de penaltis con la precisión de un cirujano. Artista del regate imposible, firmó una actuación sobresaliente ante el Sevilla de Emery [que quiso ficharlo en dos ocasiones]. Setién descubría al mejor Viera al reubicarlo en la parcela central y sin ataduras. Metros y fantasía. Se patentaba el triángulo mágico, la herramienta más mortal de la UD con Roque, Tana y el genio de La Feria. Llegó la racha de seis victorias en siete jornadas, y el de La Feria se ganó la condición de rostro de moda. Imparable, se despidió de esa edición liguera con dos obras de arte ante el Granada en Los Cármenes. Una colección de lienzos al más puro estilo Van Gogh. La UD de Viera y Setián acabó undécima.
El adiós de Valerón le dejó el dorsal '21' como tributo y herramienta de presión. Pero el poeta amarillo lo asumió con la naturalidad de los gigantes del balón. "Quiero ser un referente y marcar una época", detallaba. En junio, llegaron los petrodólares. Una oferta mareante de Qatar -nueve millones por tres temporadas-, no le hizo titubear. Tiene el alma amarilla, como sus sueños.
Sacrificio y talento
Del prometedor rostro, que vio la luz, de la mano de Jémez, en agosto del 2010, a la actualidad, han pasado seis años de constante evolución. Irreverente y galáctico, ahora es un consumado especialista en labores de intendencia y robo de balon. Se deja la piel en el campo y cuenta con un físico espectacular.
Con la lección aprendida, en los mecanismos defensivos y sin balón, Viera es imparable. Es la estrella de la UD. Boateng cuenta con el rol de príncipe, el abanderado mediático de la nueva era. Pero el mejor plantel del siglo vive y respira pendiente de la fantasía del nuevo '21'. El monarca de gofio.
Para poner el punto y final, a uno de los culebrones del verano, Viera contará con un contrato galáctico. Blindado hasta 2021 y la sensación de que se retirará de amarillo. Los mejores años de la carrera serán una tonelada de jamón serrano reserva para los fieles del partenón de Siete Palmas. Lidera la generación de oro, con Vicente, Roque, Simón, Tana o Raúl. Una evolución hacia la perfección. El rostro del nuevo Dios.
