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La maravilla galáctica de la UD

Un gol de la UD con la firma de Picasso

El tanto del siglo se fabricó tras una secuencia perfecta, con la participación de nueve jugadores de campo y remachada de volea por Prince

Un gol de la UD con la firma de Picasso

El huracán Jaime Latre dejó sin recompensa un tanto de leyenda. La acción de toque, fantasía y definición fue resuelta de forma magistral por el Príncipe en el 30'. La secuencia duró menos de un minuto, y contó con la maestría de Viera y Tana. La estrella alemana la inició con un saque de banda lateral.

Del lienzo de Picasso al escándalo. La UD, que firmó un tanto antológico, a la media hora de juego, del Príncipe del Roque Nublo, sucumbió tras un controvertido (2-1) de Cedric Bakambu. Del cielo al abismo. Un viaje macabro y teñido de polémica como guión de la novena jornada. El delantero galo del Villarreal fusiló al meta Raúl Lizoain, en el interior del área, en el 92, en una acción precedida de un clamoroso agarrón a Ángel Montoro. Este cruento final de película conforma la segunda entrega de un serial infame en la mejor liga del planeta. En la tercera jornada, en el Sánchez Pizjuán, el colegiado Martínez Munuera, lapidó las opciones amarillas de puntuar en Nervión. Una inexistente pena máxima sobre el grancanario Vitolo, tras un choque con Bigas, desató el caos.

Pero ayer, ante un invicto Villarreal, los de Quique Setién maravillaron con su propuesta estética en el primer acto. Los zarpazos de Jonathan Viera (24') y Prince Boateng (26') fueron desbaratados por Asenjo y el infortunio. Hasta que en la media hora de la contienda, llegó un Van Gogh. Una obra de arte. Genialidad tropical en el templo de la cerámica. El genio de La Feria penetró en el área del 'Submarino Amarillo' y brindó un pase a lo Romario para Tana. Balón aéreo para Tana, y el torbellino de barrio pesquero de San Cristóbal firmó un taconazo en el aire. Bailarines amarillos. El balón llegó a Prince Boateng, que de forma acrobática, fusiló a Asenjo con el remate del siglo. Volea de fuego. Un tanto de cine. La bandera de la versión perfeccionista de la lírica de Setién. Pasen y disfruten en la ópera de gofio.

Con 532 pases, un 55% de posesión de balón y ocho remates a la meta castellonense [que solo había recibido cuatro tantos antes de esta jornada], la UD resistió los primeros 60 minutos sin titubeos. Sucumbía el gigante en El Madrigal. Pero en el kilómetro 61 se detuvieron los planetas. Apareció la sombra del diablo. Una cadena de despropósitos alentaron al Villarreal.

Vicente, en su afán por despejar, golpeó a Macedo en el rostro -minuto 57-.El lateral brasileño, con un corte en la cara, tuvo que abandonar el rectángulo de juego. Conmocionado, el de Río de Janeiro fue retirado en camilla. Y en inferioridad, con el defensa fuera de combate, llegó el 1-1. Un balón al corazón del área dejó a Roque junto a Sansone. Duelo al sol. Un leve agarrón, un pistolero por los suelos...

Cuarta amarilla para el teldense en su brillante participación en el campeonato y penalti. El cerebro de la UD, fuera de su hábitat natural, forcejeó con el estilete del Villarreal en un fotograma cómico. Se trata del cuarto lanzamiento fatídico que sufre el bloque grancanario. Ante Sevilla (2ª jornada), Real Sociedad (5ª) y Osasuna (7ª) tocó padecer el tiro de gracia. El de Nervión fue escandaloso, el de Anoeta y El Sadar, con sendas manos de Prince, no admiten réplica.

De la excelencia al terror

La igualada provocó un cambio de roles inesperados. El terror cambió de acera. Setién ordenó la entrada de Tyronne del Pino por Prince. Llegó una penetración con cianuro de Viera y un tiro cruzado de Dani Castellano (75'). El lateral se estrelló en los reflejos de Asenjo.

Con Bakambu, Castillejo, Soriano y Santos Borré, el ejército de Escribá se lanzó a la desesperada. El vendaval solo obtuvo recompensa con polémica. El tanto del punta francés contó con la 'ceguera' del colegiado. Sin margen para la reacción, la UD vuelve a caer de la manera más cruel. Con un tanto para el Museo del Prado, los de Setién no supieron materializar su cautivadora superioridad en el primer tiempo. Tras el descanso, el 'Submarino' sacó los misiles de uranio. Con un juego vertical y descarado, Raúl Lizoain se vistió de protagonista [siete intervenciones].

La zaga, con David García y Bigas, acertadísimos, tuvo que multiplicarse ante el bombardeo.Lemos fue el reclamo de urgencia y la UD saboreaba un punto ante el ogro de la cerámica. Los isleños supieron manejarse con eficiencia en la franja más crítica de la batalla. En la primera, tocó bailar. En la segunda, padecer con estilo. Y así fue.

Pero no hubo recompensa. Sobre la poesía del ejército fantasioso y el caudal de magia de Vicente, Tana, Roque o Viera, respira una maldición. La del minuto 91. El colegiado Jaime Latre fue el diablo y dejó sin botín a un equipo victoriano. El tanto más hermoso del siglo acabó en una anécdota. La UD se va de vacío, igual que en Sevilla, después de tutear a uno de los grandes de la competición.

Igual que hizo contra el Madrid, o al propio ejército despiadado de Jorge Sampaoli. Solo el descalabro de Anoeta (4-1), figura en el expediente como tragedia. El resto, ejercicios decorosos. Pura entrega fantasiosa que solo parece contar con un antídoto: el elemento arbitral.

Aún en la zona tranquila de la tabla, asentados fuera del pánico, la UD encadena cinco jornadas sin ganar. La última alegría se remonta al 17 de septiembre ante el Málaga. Tres empates y dos reveses, la racha más macabra en la 'era Setién'. El excelente inicio de campeonato -tres victorias en las primeras cuatro jornadas- narcotiza el mal trago de El Madrigal.

El arte quedó eclipsado por el delito. La UD se encomienda al efecto Gran Canaria tras el hundimiento. Las dos próximas jornadas en Siete Palmas -Celta y Eibar- escenificarán la venganza.

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