En la columna vertebral, entre la vértebras, se sitúan los discos intervertebrales que tienen suficiente flexibilidad para permitir una cierta movilidad de la columna y, a su vez, poseen la rigidez necesaria para sostener la columna y de soportar impactos. Estos discos se componen de una parte interna de material gelatinoso (núcleo pulposo) y una parte externa de tipo fibroso (anillo fibroso).

Hay siete vértebras cervicales (cuello), trece vértebras torácicas (pecho), siete vértebras lumbares (parte posterior de la espalda) y tres vértebras sacras (que están fusionadas) y un número variable de vértebras en la cola. Sobre los discos, existen ligamentos que conectan las vértebras.

TIPOS DE ENFERMEDAD DISCAL

Hay dos tipos de enfermedad discal que pueden ocasionar que el disco presione de forma dolorosa a la médula espinal: Enfermedad de Disco Hansen Tipo I y Tipo II.

En la enfermedad discal Hansen Tipo I, el núcleo pulposo se puede mineralizar y un movimiento del animal puede disparar el anillo fibroso hacia la médula ósea, presionando el ligamento y provocando compresión en la médula espinal.

La enfermedad discal Hansen Tipo II es un proceso degenerativo, generalmente de larga duración. En este caso, el anillo fibroso se colapsa y protruye dorsalmente (hacia la médula espinal) creando un problema crónico con dolor y compresión espinal. Cuando el material del disco presiona el ligamento superior y la médula espinal se llama Hernia Discal.

Los sitios más frecuentes donde ocurren las hernias discales son entre la vértebra torácicas 11 y 12 y entre las vértebras lumbares 2 y 3. Algunas razas de perros como el Teckel (perro salchicha), Beagle o Caniche están predispuestos a hernias discales. Aproximadamente el 15% de las hernias discales ocurren en el cuello, siendo el sitio más frecuente de la región del cuello el espacio entre las vértebras cervicales 2 y 3.

La primera manifestación clínica del área afectada de la espalda o del cuello generalmente es dolor, si bien puede ir progresando hacia pérdida de propiocepción, que es la capacidad para percibir la posición de la extremidad lo que permite posicionarla de forma correcta. El veterinario colocará la parte superior de los dedos del perro hacia abajo y el perro debe recolocarlos rápidamente. Cuando se pierde la capacidad de propiocepción el perro es incapaz de corregir la posición y puede arrastrar las pezuñas en una posición incorrecta dañándose los dedos.

Además de la pérdida de propiocepción, el problema puede progresar hacia una pérdida de movimientos voluntarios, incluyendo la pérdida de control de los esfínteres, pérdida de dolor superficial y finalmente pérdida de dolor profundo.

DIAGNÓSTICO

Cuando se presenta a consulta un perro con debilidad, es importante determinar si el origen del problema se debe a una compresión de la médula espinal, ya que en este caso el animal necesitará un tratamiento médico (antiinflamatorios) o un tratamiento quirúrgico.

No todos los problemas de compresión de la médula espinal son debidos a hernias discales por lo que se deben descartar otro tipo de causas como fracturas o desplazamientos vertebrales, tumores o infecciones.