Mientras este sábado por la mañana los diseñadores mimaban y creaban sus propios estampados, por la tarde los creadores se centraban en los patrones de los año 60 y 70 para confeccionar prendas funcionales, de apariencia sencilla, pero trabajadas.

Con la mirada en la época dorada y la "jet set" que arropaba al escritor Truman Capone, la diseñadora Teresa Helbig ha presentado una colección que recrea una sociedad en la que aparecían fabulosas señoras vestidas de ensueño.

"Eran mujeres estupendas, auténticos cisnes como les llamaba Capote", ha contado la creadora, que ha subido a la pasarela de la segunda jornada de la Mercedes-Benz Fashion Week, una de las propuestas más completa y atractiva.

Los patrones de los años 60 y 70 y la atmósfera de la mítica discoteca neoyorquina Studio 54 se han trasladado a las creaciones de Helbig, quien viste a la mujer con maravillosos vestidos con efecto caleidoscópico y geométrico.

"Es una colección muy laboriosa, he confeccionado a mano los estampados", ha desvelado la creadora que ha echado mano de 35.000 tachuelas de color oro que ofrecían un apunte roquero.

Sobre la pasarela se ha visto una costura minuciosa y mimada con la lana como protagonista. Vestidos cortos y largos, coquetos "shorts", abrigos cortos, pantalones rectos ligeramente acampanados y americanas adornadas con botones dorados.

Ha llamado la atención un fabuloso mono beige de manga larga y pata ancha, adornado con mangas de piel de mapache y un cinturón de cadera dorado, una oda al buen gusto.

En esta ocasión, deja a un lado los colores blanco y negro y se recrea con el coral, el crudo, el cámel y el amarillo curry, tonos con los que construye una sinfonía de vestidos de noches.

Más ligera y desestructura que en otras ocasiones ha sido la propuesta de Ángel Schlesser, que ha puesto en escena un ejercicio de sobriedad y feminidad.

"Son prendas más ligeras de lo habitual, piezas que miran a los años setenta", ha contado el creador cántabro que ha presentado dos estampados. Uno con lunares pequeños y sutiles y el otro con grandes pinceladas.

La propuesta de Schlesser es concreta, va destina a una mujer atemporal, urbana y práctica que busca el confort en vestidos, blusas, pantalones y jerséis de punto inglés para su día a día.

"El diseño que sintetiza el espíritu de la colección es un vestido en blanco roto, de talle bajo, manga larga, cuello a la caja y vuelo en el bajo", ha apuntado el creador.

Su paleta de colores se ha movido entre el azul marino, el granate y el verde oliva, con un apunte de naranja destinado a la noche, que como no podía ser de otra manera se viste de largo.

Schlesser tampoco se ha resistido a incorporar la piel en sus propuestas. Piel vuelta y zorro, trabajado en abrigo y en estola, han acompañado sus propuestas.

Los patrones de la década de los 60 y la sastrería masculina vertebran el trabajo de Roberto Torretta, que ha exhibido prendas con una silueta en forma de "A" mayúscula con la intención de hacer piezas lo más femeninas posibles.

"El negro en distintas texturas es el hilo conductor de la colección", ha dicho el argentino que ha coqueteado con tejidos masculinos como el cheviot o la raya diplomática hasta conseguir vestidos y trajes de chaqueta hiperfemenios.

Como es habitual en sus colecciones, Torreta ha utilizado la piel para construir serios vestidos de apariencia sencilla, aunque muy trabajados.

El rojo chile, el rosa palo y el burdeos bañan las clásicas prendas con una aire actual, cosmopolita y más moderno. Pocos accesorios, salvo un divertido y abrigado cuello de piel que ha instalado en muchas de sus propuestas. "Mi intención ha sido hacer una pasarela alegre con momentos de optimismo", ha señalado antes de comenzar su desfile.

Bajo el título N.E.O, Juana Martín ha puesto en escena una colección con sutiles volantes y líneas más depuradas sin olvidar sus raíces andaluzas que en esta ocasión ha plasmado con sutiles ondas.

Esta cordobesa, que reivindica el trabajo artesanal del oficio, ha vestido a la mujer con una serie de prendas en blanco y negro muy sencillas, casi, casi minimalistas.

Estampados con luz propia

Por la mañana, unos por exclusividad y otros con la idea de rentabilizar su negocio, los diseñadores Martin Lamothe, Ailanto y Montesinos han experimentado con los tejidos hasta crear estampados con luz propia y cierta personalidad. María Barros ha preferido la ausencia de estampados para confeccionar una colección inspirada en el cine surrealista de Buñuel, Cocteau y Germaine Dulac.

Elena Martín, directora creativa de la firma Martin Lamothe, compone una colección para el próximo otoño-invierno 2014/2015 con estampados propios. "Investigamos, hacemos los estampados y los patentamos. Unos los utilizamos nosotros y otros los vendemos", ha explicado hoy a Efe Estilo la diseñadora.

Esta firma también trabaja la piel de formas diferentes. Así, vemos napa de cordero laminada, sella o desteñida y piel de cabrito oxigenada "hasta conseguir una estética guerrera", detalla.

Y con una serie de estampados propios y tejidos personalizados, Elena Martín ha traído a la pasarela madrileña una serie de prendas inspiradas en mujeres brujas y sacerdotisas, medievales y guerreras y románticas y futuristas.

Así, se han visto propuestas muy sexys que se convertían en un estilismo monacal por culpa de botas altas hasta la ingle y otras impregnadas con un halo bizantino y helénico, piezas que se acompañaban de austeros sobreros de gran tamaño.

Los hermanos Aitor e Iñaki Muñoz, alma y cuerpo de la firma Ailanto, se han inspirado en La Shirley Sherwood Gallery of Botanical Art, galería dedica al arte botánica, para crear unos estampados contemporáneos, muy personales, con motivos vegetales y sutiles mariposas.

Con la intención de conseguir piezas exclusivas, con sello propio, Ailanto se preocupa por realizar estampados con gran mimo. En esta ocasión, llaman la atención uno realizado mediante la técnica del papel de seda y lápices de acuarela.

"Es una colección de contrastes, las prendas deportivas y masculinas se mezclan con otras femeninas, ligeras y sutiles", han contado los hermanos Muñoz, que han cosido una hermosa falsa de media capa con un neopreno troquelado.

Sobre la pasarela han abundado prendas de abrigo, entre ellas trencas, tabardos marineros, parkas y americanas que daban cobijo a sutiles vestidos con largo midi, camisas y blusas de crepe o seda entallados.

La nota más divertida ha llegado con un impermeable transparente cuajado de lentejuelas, una luminosa prenda, ideal para días grises y lluviosos como el de hoy en Madrid.

La ruta de la seda, camino que une Oriente y Occidente, es el punto de partida de Francis Montesinos, un viaje en el que trabaja los tejidos para dar coherencia a la colección.

De tal modo, aparecen sedas brocadas en gris y rojo azafrán que recrean la cultura oriental. Chilabas femeninas y masculinas que representan al país africano y estampados de pavo real, en tonos azules y verdes, que imbuyen en la cultura mediterránea.

"Ha sido la colección que más me ha constado hacer, como esto siga así...", ha dicho el valenciano, que tras una larga carrera, considera que "la moda es lujo y fantasía, otra cosas son las cuentas".

Por su parte, María Barros ha inaugurado esta mañana la segunda jornada de la Mercedes-Benz Fashion Week con un desfile, en el que ha presentado una serie de vestidos inspirados en el lenguaje cinematográfico surrealista que expresaron Luis Buñuel, Germaine Dulac y Jean Cocteau.

"Es una colección marcada por el vestido", ha contado la diseñadora gallega, que ha evitado los estampados para componer prendas con siluetas muy marcadas y volúmenes asimétricos, muy depurados.

Lanas y sedas tintadas en azul, rosa y naranja con sutiles pinceladas beige, han dado vida a unos vestidos ceñidos con largo midi y otros con más movimiento y una pequeña cola, conjuntados con unos divertidos botines que llevaba estampados los huesos del pie.