Menuda sorpresa se llevaron los 69 pasajeros del vuelo de la aerolínea nepalí Buddha Air al aterrizar en un aeropuerto de destino que no era el previsto. Un “error administrativo” cometido por la compañía, que aclara que “en ningún momento puso en peligro la integridad física de los pasajeros afectados”, hizo que el avión tomara tierra en una ciudad situada a 250 kilómetros de la inicialmente programada en el viaje. En concreto, el aparato tomó tierra en Pokhara cuando debió hacerlo en Janakpur, explica el portal de viajes turama.es, noticia que recogió Controladores Aéreos en su cuenta de Twitter.

La equivocación tuvo lugar el pasado 18 de diciembre. “Como suele ser habitual en el aeropuerto internacional de Katmandú, el pasado viernes [en referenia al 18 de diciembre] las condiciones meteorológicas adversas mantenían a todos los aviones en la plataforma y a la espera de una mejoría para poder despegar”, relata turama.es.

Buddha Air, una de las aerolíneas regionales más conocidas del país, tenía dos ATR 42/72 preparados para operar los vuelos U4505 y U4607, con destinos en Janakpur y Pokhara, respectivamente. Sin embargo, “aunque el primer vuelo programado tenía como destino Janakpur, desde el centro de control y debido a la pobre visibilidad que reinaba en aquel momento, se autorizó antes la ruta con destino en Pokhara, siempre que se volase bajo condiciones VFR”.

Por ese motivo, señala el portal de viajes, “los empleados de Buddha Air decidieron transferir la documentación del vuelo hacia Pokhara al avión que llevaba más tiempo de retraso, que era el que debía dirigirse hacia Janakpur”.

Lo que ocurrió fue que la aerolínea obvió cambiar a los pasajeros, “embarcando a los del vuelo hacia Janakpur en el avión que estaba a punto de despegar hacia Pokhara”.

Turama.es recoge declaraciones efectuadas por el director de Buddha Air, Birendra Bahadur Basnet, quien precisó que “los pilotos no prestaron atención al manifiesto entregado por los trabajadores de tierra de la compañía, ya que desde que se retomaron los vuelos domésticos en el país el pasado 21 de septiembre, todos los aviones vuelan con un 100% de ocupación”.

Al coincidir el número de pasajeros de ambos vuelos, finalmente se embarcó al grupo erróneo dentro del avión que había sido autorizado para despegar.

La sorpresa dentro del aparato surgió cuando ya se había cubierto la mitad de la ruta, y una de las tripulantes de cabina realizó un anuncio por megafonía en el que hacía alusión al próximo aterrizaje en la ciudad de Pokhara.

Ante esa situación se optó por tomar tierra y mantener a los pasajeros en Pokhara hasta que otro avión pudiese llevarlos al aeropuerto correcto, situado a más de 250 kilómetros de distancia.

Una situación similar en 1993

El anterior Director de la Autoridad de la Aviación Civil de Nepal, Tri Ratna Manandhar, recordó el incidente ocurrido en 1993, en el que un avión del modelo Twin Otter que tenía que aterrizar en el aeropuerto de Bharatpur, acabó haciéndolo por error en el de la localidad de Simara.

La Unión Europea, afirma turama.es, “tiene prohibida la utilización de su espacio aéreo a todas las aerolíneas que operen bajo licencias otorgadas en Nepal.

Según las autoridades europeas, dicha medida está justificada por el incumplimiento de los estándares internacionales de seguridad por parte de las aerolíneas nepalíes, un extremo que se niega desde el país asiático.

Lo cierto es que Nepal está considerada como una de las ubicaciones más peligrosas a la hora de subirse a un avión, principalmente debido a su singular orografía, plagada de montañas que superan el 75% de la extensión geográfica del país.

Edimburgo y Lanzarote

En Europa también ocurrió un caso similar el pasado mes de marzo cuando “un aparato de British Airways que debía dirigirse a la ciudad alemana de Düsseldorf, acabó tomando tierra en Edimburgo, ante la mirada atónita de los pasajeros”, apunta turama.es, en referencia a un información publicada por BBC News.

En octubre de 2015 un pasajero que debía volar a Lanzarote aterrizó en Bratislava (Eslovaquia). Según él mismo explicó tras la aventura, cuando abrió la ventana se quedó "flipado".

"Lo primero que me pregunto es dónde está el mar. Pero bueno, podía ser que el avión aterrizara de otra forma. Y cuando veo aquel verde tan grande... Se bajó toda la gente y digo, oye, chicos, que yo voy para Lanzarote", contó entonces que le dijo a la tripulación. Para su sorpresa, aquello no era el aeropuerto de Lanzarote, sino Bratislava.