Un jarro de agua fría cayó ayer sobre los familiares de las 154 víctimas mortales y 18 supervivientes del accidente del vuelo JK 5022 de Spanair en el aeropuerto de Madrid-Barajas el 20 de agosto de 2008, tras conocer que el juez de Madrid que instruye la causa redujera de cinco a dos -ambos técnicos de mantenimiento- el número de acusados que serán llevados a juicio. Los familiares recibieron la noticia con indignación y decepción. Algunos de ellos, que se enteraron a través de la prensa, expresaron su sorpresa y enfado con las voces rasgadas conteniendo el llanto, mientras otros optaron por el silencio.

"Se están riendo de las víctimas y de todos los que cogemos aviones todos los días". Ésta fue la reacción de Rafael Morillo, padre de Patricia, una joven de 27 años fallecida en el accidente. Su primera reacción fue que, "si la seguridad aérea de España está en manos de sólo dos mecánicos, entonces esto es una gran vergüenza. No es posible que dos personas que son las que están a pie de pista sean los únicos responsables", aseveró nervioso, aún sin haber podido reflexionar sobre las conclusiones del juez instructor. Advirtió de que intentará llegar hasta el final para que se "depuren todas las responsabilidades", al entender que "tenían que estar inculpados muchas entidades como Fomento y AENA". Cree que los dos mecánicos han sido utilizados como "cabezas de turco".

En los mismos términos se expresó María Ascensión Cabrera, quien aquel fatídico día de agosto perdió a sus hijas Siomara y Abenauara y a su nieto Tanausú. La mujer considera que "no se está haciendo Justicia". "Ese avión no estaba bien para poder salir y no obraron en consecuencia. Se perdieron muchas vidas humanas y tenemos que luchar para que ninguna familia pase por lo que nosotros pasamos", apostilló. Insistió en que "el que tenga que pagar que pague, no sólo esas dos personas", puesto que no le parece "ético" que sólo haya dos imputados.

Injusticia

"Nuestros familiares perdieron la vida por un accidente que se podía haber evitado. Es indignante que sólo haya dos imputados. Espero que se pueda hacer algo más porque se están tirando la pelota unos a otros y los más débiles son los que están a pie de pista", remarcó María Cabrera, que advirtió de que "el problema es que esta instrucción sirva de antecedente para otros accidentes aéreos".

Por su parte, Javier Rodríguez, cuñado de María del Carmen Rojo, fallecida en el fatídico accidente de Barajas, calificó de "desastre" la conclusión del juez ya que sólo se responsabiliza a los dos técnicos de mantenimiento. "No me cuadra nada", consideró Rodríguez sobre la reducción del número de imputados así como que no se vea indicios de delito en la ejecución del plan de emergencias activado tras el siniestro.

"Al final, los que montaron en el avión son los que tuvieron la culpa", manifestó José Alonso, quien perdió en Barajas a su mujer Amalia y a sus hijas María y Amalia. "A fastidiarse y aguantar", apostilló este afectado para quien la conclusión del magistrado Javier Pérez no hace justicia a lo ocurrido el 20 de agosto de 2008 en Madrid.

Pedro Rubio, asesor de las víctimas Antonio García y Pilar López, manifestó su sorpresa por la "rapidez" con la que el juez ha concluido su investigación cuando hasta hace poco estaba tomando declaraciones. A su juicio, el juez tampoco ha tenido en cuenta los informes presentados por la Asociación de Afectados. "Es una triste gracia que los directivos no estén imputados por un hecho en que si lo están sus técnicos", manifestó Rubio, para quién además la tardanza en el plan de emergencia es cuestionable.

"Me parece injusto que sólo estén implicados los dos técnicos y los más grandes queden libres", señaló Diego Gallardo, a quién el accidente del vuelo JK-5022 le dejó sin la joven de 21 años Tamara Gallardo.