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Foro LA PROVINCIA Análisis de la situación de España desde la perspectiva del PSOE

Nacionalismo e izquierda, opuestos

Ábalos asimila los nacionalismos con los ricos

Saludos iniciales. JOSÉ CARLOS GUERRA

El secretario de Organización del PSOE, José Luis Ábalos, enarboló ayer la figura del expresidente chileno Salvador Allende y su conocimiento de la realidad latinoamericana para defender un discurso claramente de izquierdas frente a los que dudan sobre la posición ideológica del actual PSOE tras la irrupción de Podemos y Ciudadanos en la política española. Lo hizo para diferenciarse de los dos nuevos partidos de ámbito estatal pero también para marcar distancias de los nacionalismos: "los términos izquierda y nacionalismo no sólo no tienen nada que ver, sino que son todo lo contrario", aseguró para referirse a una izquierda transfronteriza, solidaria y de los trabajadores frente a los nacionalismos excluyentes e insolidarios que, para Ábalos, son todos. El dirigente socialista parte de la base de que los pobres no buscan independizarse: "solo el que tiene recursos quiere ser independiente para acumular más y ser más insolidario". Toda una declaración de intenciones que el PSOE se ve forzado a compaginar con las necesidades de la realpolitik que le lleva a cogobernar con los nacionalistas en diferentes comunidades autónomas, entre ellas el Archipiélago con Coalición Canaria hasta hace un año y medio y sin descartarse que vuelvan a cogobernar en el futuro.

La parroquia socialista que asistió al Foro de LA PROVINCIA/DLP aplaudió hasta tres veces a su secretario de Organización. En la primera para respaldar la cierta irritación que salía de las palabras de Ábalos cuando se le preguntó por las comparaciones entre Madrid y Andalucía y rechazar de plano los "argumentos distorsionadores" que pretenden hacer un paralelismo entre las dos comunidades y los casos de corrupción que les salpican. Y de pasó recordó que el PSOE tiene toda la legitimidad que le otorga la Constitución para intentar cambiar el Gobierno de la Comunidad de Madrid a través de una censura.

Segundo aplauso para la polémica sentencia de La Manada y los hechos agravantes que concluyen que hubo violación y no sólo abuso sexual. De fondo la "lección social" que supone la violencia machista que aún anida en la sociedad, por lo que mostró su esperanza de que de este debate se salga ya "aprendidos".

Y tercer aplauso para el debate de los currículos de los políticos. Para Ábalos los dirigentes que se presentan a las elecciones y son elegidos deben ganarse la confianza de los ciudadanos al margen de su titulación. El afán de la titulitis esconde más un propósito "tecnocrático" a juicio de Ábalos, que dista mucho de lo que es la democracia.

Con un discurso firme y sereno, el dirigente valenciano sorprendió a propios y extraños con esa alusión a la gran coalición alemana para lanzar la hipótesis de un escenario similar en España, algo prácticamente imposible hasta ahora ¿El precio? Pues que la derecha española se sacuda los fantasmas de un pasado que vuelve una y otra vez a la actualidad española.

Ábalos no eludió hablar de los empresarios, que cubrieron una buena parte del aforo del Salón Dorado en el Gabinete Literario. En su discurso marcadamente de izquierda defendió con ahínco la redistribución de la riqueza y criticó que unos pocos se hayan beneficiado del crecimiento económico de los últimos años a costa de la mayoría. Pero en el gran pacto por los salarios que defiende el PSOE necesita de las organizaciones empresariales para aplicar su programa cuando alcance de nuevo el Gobierno. Y cuando llegue este escenario los socialistas se tendrán que ver de nuevo con los agentes que generan el empleo y el tejido productivo en la actividad económica.

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