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La directora de programas de evaluación y tratamiento de víctimas de violencia sexual de la fundación Márgenes y Vínculos, Celia Nevado Fernández, ayer.ANDRÉS CRUZ

Entrevista | Celia Nevado Fernández

"El abuso y la violencia sexual a menores ocurren más de lo que se cree"

"Lo ideal es fomentar la máxima comunicación posible con los jóvenes para prevenir o detectar" recalcó la experta en tratamiento de menores víctimas de violencia sexual

El Gobierno de Canarias confió en junio del año pasado a la Fundación Márgenes y Vínculos la evaluación, diagnóstico y tratamiento de menores víctimas de violencia sexual ¿en qué se ha trabajado desde entonces?

Se han hecho procesos de evaluación y de tratamiento especializados a menores que lo requerían y también difusión, sensibilización y formación a profesionales, sobre todo de servicios sociales y de protección de menores, acerca de cómo abordar este tipo de situaciones, cómo detectarlo y qué pautas de actuación llevar a cabo.

¿Han detectado carencias en la formación?

La situación es semejante a otras comunidades autónomas. Hemos visto que hay profesionales muy sensibilizados y muy formados y que tienen muy claras las características de la violencia sexual en menores y hay otros que requieren mayor formación y acercamiento a la realidad de la victimización sexual de los menores.

¿Qué características tiene la violencia sexual o la prostitución de menores?

Hay muchas formas de victimización sexual de menores. Puede ocurrir dentro del ámbito familiar, abusos y agresiones por personas conocidas y dentro del ámbito de la prostitución. Hay muchas tipologías y según cada una hay herramientas de detección. La principal herramienta de detección es que los menores sepan cuándo algo es positivo o negativo para ellos. Se trata de que reconozcan el tipo de conductas, acercamientos, tocamientos y proposiciones inadecuados y que los profesionales y las familias puedan ofrecer a los menores respuestas a todas sus dudas.

Canarias es la región con mayor riesgo de pobreza y exclusión social y el riesgo de pobreza infantil es elevado ¿son indicadores que advierten del peligro de menores que puedan ejercer la prostitución o sufrir agresiones sexuales?

Es muy complicado decir la relación entre causa y efecto porque nos encontramos con situaciones de niños víctimas de agresiones sexuales y de prostitución en entornos que no son desfavorecidos. Al limitarnos a relacionar pobreza con violencia sexual excluimos muchos casos que también existen en familias y menores de un estatus socioeconómico medio y alto.

¿Qué lleva a que suceda eso?

Sobre todo la vulnerabilidad de los menores. Hay menores que son más vulnerables porque es más fácil engañarles. Que a un chico o chica se le engañe ofreciéndole algo a cambio de ciertas conductas tiene que ver más con sus características de vulnerabilidad y hoy en día hay que tener en cuenta también las nuevas tecnologías, que a lo mejor le dicen: "te recargo el móvil si haces algo". Todos los niños y adolescentes que conocemos tienen acceso a las nuevas tecnologías y, a su vez, cualquier persona puede tener acceso a ellos a través de las nuevas tecnologías. Cualquier entorno en el que haya menores puede haber una persona con un interés de abuso o de prostitución.

¿Los niños y jóvenes de centros de menores son más vulnerables?

Por una parte sí y por otra parte no, porque también hay profesionales que están más pendientes de ellos, que a lo mejor menores que están en su entorno familiar que no están pendientes. El abuso y la violencia sexual a menores pasa más de lo que se cree. En general, la gente cree que esto es algo puntual o sólo pasa en ciertas clases sociales o cree que se darían cuenta si sucediera en su entorno.

¿Hay algún perfil de proxeneta o consumidor de sexo con menores?

Buscan de todo. Hay pedófilos que buscan un perfil de niños pequeños y otros buscan adolescentes. Hay otros que buscan sólo chicos y otros buscan otras cosas. Hemos encontrado todo tipo de preferencias sexuales inadecuadas.

¿Va en aumento?

Identificamos que hay mayor detección de casos de prostitución de menores y de violencia sexual. Cada vez hay más recursos en las comunidades autónomas. Al haber servicios especializados, aumentar la formación de los profesionales y leyes protectoras se incrementa la detección. Y también el hecho de que la actitud de la sociedad sea más de repulsa ante esto hace que haya más detección, ya que los menores tienen menos miedo a contar lo que les pasa porque se les cree más.

¿Cuáles son los síntomas que pueden llevar a un profesional o a una familia a detectar que un menor pueda estar atrapado en ese tipo de circunstancias?

Hay unos indicadores más inespecíficos, es decir que puede tener cualquier niño que esté sufriendo una situación estresante, pero puede ser que esto nos indique que esté siendo víctima de violencia sexual o de otra situación como bullying, por ejemplo problemas de ansiedad que se manifiestan en la alimentación, el sueño, la concentración, rendimiento escolar, agresividad... Y luego hay indicadores más específicos, como que el propio niño verbalice que le está pasando algo.

¿Qué pautas se dan a las familias?

Que tus hijos sientan que pueden hablar contigo de cualquier situación que les resulte extraña o incómoda, que no sientan que les vas a reñir. Porque por ejemplo puede ocurrir que a través de las nuevas tecnologías ellos hayan enviado voluntariamente una imagen de contenido sexual creyendo que la otra persona era un chico o chica de su edad y descubran que no y si sienten que si cuentan eso les van a reñir no lo van a contar y van a ceder al resto de reclamaciones que le haga la otra persona.

¿Hay que usar estrategias para que los niños rompan su silencio?

Exacto. Hay que motivar que los niños quieran contarlo y más ante cualquier chantaje en el que puedan verse implicados. Romper el silencio y trabajar coordinadamente, creer al menor que nos lo cuenta y no dar respuestas de incredulidad del tipo "cómo va a ser eso" o "estás fantaseando", sino hacer que la víctima se sienta apoyada.

¿Y en los centros de menores?

Es muy complejo, por ejemplo el profesional puede ver que el menor tenga cosas que su nivel adquisitivo no le permite. Lo ideal sería fomentar la máxima comunicación posible con estos menores y que ellos puedan revelar cualquier situación inadecuada, pero es muy complicado. No es fácil detectar situaciones de violencia o de prostitución en menores, porque si no nos lo cuentan es muy difícil. La adolescencia es una edad muy complicada, quieren tener independencia, conseguir lo que quieren, no les gusta que les digan que algo es inadecuado porque a lo mejor ellos creen que tener una relación con alguien mayor lo deciden libremente y nadie tiene por qué meterse en su vida. La adolescencia es una época de una ingenuidad enorme.

¿Puede recuperarse psicológicamente un menor que ha sufrido abusos sexuales o ha ejercido la prostitución?

Sí. Eso es un mito que queremos desterrar. Un adolescente que ha sufrido abusos o cualquier otra forma de violencia sexual como la prostitución puede recibir asistencia psicológica y reelaborar lo que le ha ocurrido. Nuestro objetivo a nivel terapéutico no es olvidar lo que ha pasado, sino enseñarles a superarlo y que ellos se vean como supervivientes de esa experiencia.

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