Entre 6.000 y 10.000 dírhams, cantidades que equivalen a entre 550 y 930 euros, aproximadamente, les ha costado el viaje a algunos de los magrebíes menores de edad que han llegado a bordo de pateras a Lanzarote en los últimos días sin la compañía de ningún familiar, según confesaron ayer algunos de ellos en Yaiza, donde se ubica una de las casas del Cabildo en la que los chicos han sido acogidos tras su llegada. Alguno de estos adolescentes ha indicado al personal de Bienestar Social del Cabildo, institución que tiene su guarda y custodia, que han llegado a pagar hasta 16.200 dírhams (unos 1.500 euros).

"Estuvimos en la patera tres días sin comida ni bebida. Fue muy duro", comentaron varios de los inmigrantes con cara de sufrimiento recordando los difíciles momentos que vivieron durante el trayecto entre la costa occidental africana y Lanzarote. Algunas barquillas salieron desde Agadir y otras desde el Aaiún.

En la casa que se ha habilitado en Yaiza queda menos de una quincena de jóvenes, concretó uno de ellos. Diez de los chicos fueron reubicados en la mañana de ayer en el albergue juvenil de La Santa, cifra que se suma a los setenta que fueron trasladados a esas mismas instalaciones del municipio de Tinajo en la tarde del miércoles tras permanecer en las dos casetas hinchables en Yaiza y el Aula de la Naturaleza de Máguez, en el municipio de Haría.

En Máguez había 36 menores más los 18 que llegaron en la patera que arribó a La Santa el miércoles, quienes también fueron derivados al albergue. En uno de los centros de Arrecife en los que se acoge a menores nacionales hay tres niñas magrebíes llegadas en patera.

Miembros de la ONG Emergencias y Rescates de Lanzarote (Emerlan) desmontaron durante la mañana de ayer las dos carpas polivalentes que les cedió días atrás la Fundación la Caixa y que se estrenaron la pasada semana para prestar atención de los menores ante la avalancha de los últimos días y la falta de recursos del Cabildo para darles cabida. En realidad se trata de dos infraestructuras que serán utilizadas como hospitalito o puesto de mando avanzado en coberturas de pruebas deportivas o cualquier otra convocatoria con gran afluencia de público.

La consejera insular de Bienestar Social, Mayte Corujo, apunta en relación al rechazo por parte de vecinos de Yaiza y La Santa a la presencia de menores inmigrantes en sus localidades, que "tantos chicos juntos es una realidad que puede traer problemas, pero no tiene por qué ser así". Añadió que "estamos trabajando para que no suceda nada, pero eso no se puede garantizar".

Corujo reconoció que "son muchos niños para convivir y se pueden dar los conflictos típicos en estos casos, pero tienen que cumplir las directrices que les marcan los monitores".

La consejera aseguró entender a los vecinos de Yaiza y La Santa, "dos pueblos tranquilos que se pueden sentir asustados". Insistió en que "hay que tener en cuenta que vivimos donde vivimos y esta isla tiene los recursos que tiene y el albergue de La Santa es el que reúne las condiciones más óptimas para alojar a los chicos".

El alcalde de Tinajo, Jesús Machín, sigue preocupado porque "se adopten las medidas necesarias para que no ocurra nada y por la llegada de nuevas pateras. El Cabildo me ha dicho que la seguridad para controlar a los menores en La Santa se va a aumentar de forma considerable y espero que así sea. A la policía de Tinajo le diré que ponga la máxima atención en el albergue".

"Los chicos ya van hasta por el pueblo preguntando cómo nos llamamos. No queremos que se queden aquí", afirmó un grupo de jubilados este jueves junto a la iglesia de Yaiza.

La vecina de La Santa María Jesús Felipe, mostró su enfado con la decisión del Cabildo de realojar a 80 menores en el albergue. "Como no los quieren en los cuarteles nos los traen para aquí. Esto es un albergue no un centro de acogida. Las madres de La Santa tienen que tener siete ojos para controlar a sus hijos. Como en todos lados, hay niños buenos y malos", señaló Felipe. Juan Gorriñobeascoa cree que "los chicos tienen que estar con sus padres" y admitió que se siente "más seguro en La Santa que en Arrecife a las diez de la noche".

El elevado número de menores que han llegado en patera a Lanzarote con motivo del repunte de la inmigración clandestina ha "sorprendido" al cónsul de Marruecos en Canarias, Ahmed Moussa, quien fue rotundo ayer al afirmar que "con quien mejor están los menores es con sus padres y no arriesgando su vida en el mar".

Desconoce los motivos de esta gran afluencia. "Estamos estudiando las causas. No contamos aún con los elementos suficientes para hacer una evaluación objetiva y rigurosa del crecimiento de este fenómeno", si bien recordó que "la inmigración clandestina está castigada como delito" en el reino alauita.

Moussa subraya que el acuerdo de repatriación entre Marruecos y España está en funcionamiento y que y ambos países cooperan "estrechamente para luchar contra la lacra de las mafias". Asegura que "todos los derechos de los inmigrantes irregulares están garantizados, siempre dentro del marco de que es una inmigración clandestina".