Usted es una especialista en inteligencia económica o competitiva. ¿En qué consiste?
No existe una definición unánime, pero podría definirse como la inteligencia que se preocupa de la obtención, procesamiento y protección de información económica estratégica, con la finalidad de reforzar la competitividad del Estado y de sus empresas, así como garantizar los intereses económicos nacionales. Por ejemplo, la guerra que mantienen actualmente China y Estados Unidos es eminentemente comercial, aunque no sabemos en qué derivará. Para España, haber desarrollado un buen sistema de inteligencia económica hubiera sido muy importante en los casos de expropiación de Repsol en Latinoamérica, que tendrían que haberse previsto porque son empresas estratégicas para la nación.
Si resulta difícil definir este concepto, imagino que implantarlo lo será todavía más
Desde luego. Los franceses lo tienen muy avanzado, poseen un sistema en el que ayudan mucho a las empresas y donde el sector público y el privado colaboran realmente. Sin embargo, en España es muy complicado porque no existe la conciencia de que haya que implantar esta inteligencia competitiva, así que muy pocas compañías la utilizan. No sólo hay que transmitir qué utilidad tiene, sino que además nos hemos encontrado con la crisis, por lo que la implantación de este tipo de productos se queda en un segundo plano. Al no ser obligatorio, cuesta mucho, pues es considerado un gasto superfluo y muchas veces el empresario no ve qué rentabilidad puede obtener. Si no ve un retorno, difícilmente realiza una inversión.
Usted ha señalado que actualmente existen problemas de seguridad que nunca hemos tenido. ¿En qué consisten estas nuevas amenazas?
Por ejemplo, todo lo relacionado con Internet y las ciberamenazas resulta absolutamente novedoso. Incluso en el aspecto jurídico, hay una necesidad de adaptarse al mundo tecnológico porque el proceso penal español no está preparado para estos avances. Hace falta una regulación de todos los nuevos sistemas de inteligencia artificial.
Llama la atención la importancia que tienen, por ejemplo, las conversaciones de WhatsApp a la hora de ser utilizadas como pruebas en los juicios.
Es verdad que se presentan como prueba cuando no son infalibles porque ha quedado demostrado que se pueden manipular. Pero implantar en la justicia española todos estos avances es muy complicado porque sería necesario modificar todo el sistema de validez de pruebas. Actualmente no existen peritos especializados en todas las capitales de España que puedan explicar en un juicio si se ha tergiversado o no una conversación de WhatsApp. Ante tanta complicación, uno se queda con lo que tiene.
Existe entre los expertos una unanimidad a la hora de exigir la implicación de la sociedad civil en la seguridad nacional, ¿por qué no se lleva a cabo?
Como ha explicado el investigador del Real Instituto Elcano Félix Arteaga, en España no existe una verdadera estructura de colaboración. Por ejemplo, en el Consejo de Seguridad Nacional tal vez debería sentarse por ley un representante de la sociedad civil y no lo hay. Arteaga también denunciaba que el Instituto Elcano, que es uno de los think tank más importantes en materia de seguridad de todo el país, tampoco participa en ese órgano. Por ello, es necesario articular los mecanismos que de verdad hagan colaborar al sector público y al privado de manera bidireccional. La seguridad nacional ignora y trata como intrusos a los ciudadanos, a los actores no estatales, cuando lo lógico es que la sociedad civil diseñe y supervise estas estrategias desde el primer momento. Pero los gobiernos no quieren dar ese paso porque entonces estarían sometidos a las críticas.
¿Considera que los ciudadanos se sienten preocupados por su seguridad?
Sí, mucho. Si a día de hoy hiciéramos una encuesta, la seguridad en Cataluña seguramente sería el primer tema de preocupación de la sociedad española. Vivimos en un país seguro, pero el bombardeo que se realiza por parte de los medios de comunicación de noticias negativas provoca que crezca una sensación de inseguridad que no es tan real. Además, cuando hay casos mediáticos como asesinatos de menores, se crea una sensación de que las penas son muy cortas y que el Código Penal no es muy estricto cuando sí lo es. Es un bombardeo tan tremendo que se crea una sensación de inseguridad que cala en la sociedad.
¿Qué papel han de jugar los medios de comunicación?
Hoy en día tienen un papel crucial pues deben volver a convertirse en creadores de opinión. Han de ser una prensa que reflexiona, no que se queda en el titular llamativo para lograr el clic.
