Carlos Arencibia es uno de los 200 liberados que se incorporaron ayer a sus puestos de trabajo como resultado de las medidas planteadas por el Gobierno canario para compensar los efectos de la crisis económica y alcanzar los compromisos de control del déficit público.

Después de un año dedicado a labores sindicales, ayer a las 8.00 horas volvía de nuevo a fichar en la Dirección General de Juventud, en el edificio de Usos Múltiples II de Las Palmas de Gran Canaria donde tiene su plaza.

Perteneciente a la Federación de Administraciones Públicas de Intersindical Canaria (IC), Arencibia asegura que, al contrario de lo que ha querido hacer llegar el Ejecutivo a la opinión pública, "ser sindicalista no es un chollo". Con esta medida, destaca, no sólo se vulneran derechos de los trabajadores, sino que "estamos seguros de que no se va a ahorrar nada".

En cualquier caso, subraya: "Me incorporé al trabajo encantado porque en IC lo que tenemos claro es que no vamos a poner en peligro los derechos de laborales por mantener a los liberados".