Cerca de un tercio de todos los cazas que posee el Ejército del Aire se encuentran estos días en Canarias entrenando combates entre aviones de características diferentes y operaciones de superioridad aérea en un campo en océano abierto con condiciones únicas en Europa, que ha hecho que se les sume la Fuerza Aérea de Francia, para probar su nuevo armamento.

Más de 700 militares y 50 aviones caza (33 Eurofighter y F-18 españoles, cuatro Harrier de la Armada y trece Rafale franceses) participan en la nueva edición de Ocean Sky, uno de los ejercicios más importantes en el programa anual del Ejército del Aire y que se desarrolla del 17 al 30 de octubre en la base aérea de Gando (Gran Canaria), con unidades auxiliares en el Aeródromo Militar de Lanzarote.

La clave de las dimensiones de este entrenamiento la da el espacio disponible en Canarias: un campo de operaciones de más de 110.000 kilómetros cuadrados (300 x 370 kilómetros), en océano abierto, sin interferencia con el tráfico civil ni poblaciones a las que moleste el estruendo de los reactores, donde los pilotos pueden practicar rodeados hasta de 30 aviones a la vez y en vuelo supersónico.

"Aquí, sobre el mar y lejos de cualquier población, lo podemos realizar. Entrenamos misiones con unos escenarios muy realistas: misiones de defensa aérea, misiones de establecimiento de una zona de exclusión, misiones de recuperación de personal derribado en territorio enemigo...", explica el coordinador de Ocean Sky, el teniente coronel Daniel Fernández de Bobadilla, de la sección de adiestramiento del Mando Aéreo de Combate.

Cada año suelen participar en estos ejercicios aviones de un país aliado de España, miembro de la Unión Europea o de la OTAN. El año pasado fueron EEUU y Turquía y este ha sido Francia la que ha decidido apostar por estas maniobras, pese a todas las dificultades de planificación que ha generado la pandemia de covid-19.

Fernández de Bobadilla señala una de las razones para que trece cazas franceses estén esta semana en Canarias: París acaba de dotar a sus Fuerzas Aéreas de unos nuevos misiles de largo alcance, los Meteor, con los que solo se puede entrenar en unas condiciones muy particulares.

Y, además, a España le interesa la experiencia, porque su Ejército del Aire tiene previsto también incorporar ese armamento.

El regreso de los pilotos de la Armada

2020 supone además otro hito importante para Ocean Sky: regresan después de casi ocho años a este tipo de entrenamientos de combate los pilotos de la Armada, representados por tres Harrier.

El teniente de navío Richard Pereira, piloto de uno de ellos, reconoce a Efe que estaba deseando participar en "en una misión de esta magnitud, con tantos aviones en el aire", porque habitualmente no pueden entrenar en maniobras de estas dimensiones.

"Es una oportunidad única. Lo más emocionante es la cantidad de aviones que participan conjuntamente. En una salida puede haber fácilmente 30 o 40 aviones en el aire. Eso representa un peligro añadido, pero además nos prepara para situaciones como esta", añade.

Entrenamos misiones con unos escenarios muy realistas: misiones de defensa aérea, misiones de establecimiento de una zona de exclusión, misiones de recuperación de personal derribado en territorio enemigo..."

Daniel Fernández de Bobadilla - Teniente coronel y coordinador de Ocean Sky

Pereira admite que está a los mandos de un caza antiguo en comparación con los Eurofighter o los Rafale, pero defiende su máquina y asegura que también tiene "secretos" que pueden darle superioridad ante un rival en ciertas situaciones.

En la cabina de un F-18 se sienta el teniente Sergio González, un piloto del Ala 12, de Madrid, que acaba de terminar su formación y se declara "abrumado" por estrenarse en un ejercicio como Ocean Sky.

"Somos afortunados por tener este espacio aéreo, que no tienen en Europa. Aquí podemos poder entrenar muchos aviones juntos y, de hecho, los franceses han aprovechado para probar los nuevos misiles de larga distancia que traen", explica.

González sigue sintiendo "el subidón de adrenalina" cada vez que despega con el F-18, pero subraya que volando con tantos compañeros de maniobras la clave reside en la seguridad, en "tener conocimiento en todo momento de donde está el resto de aviones".