Unas 1.200 personas participaron ayer en la manifestación celebrada en La Laguna para protestar contra la actual política migratoria aplicada por la Unión Europea y el Gobierno español, que supone que miles de migrantes en situación irregular llegados en embarcaciones desde la costa noroccidental de África estén bloqueados en Canarias sin poder viajar a la Península u otros países europeos.

Racismo institucional.

Su grito unánime fue: “Libertad”; una palabra pronunciada en español, francés y árabe. Una portavoz de la Asamblea de Apoyo al colectivo leyó un comunicado al finalizar la marcha en el que afirmó que: “después de un mes de denuncias y visibilización del racismo institucional, trato vejatorio, violento e ilegal que se está cometiendo por parte del Gobierno español (...), salimos a exigir responsabilidades y cese de esta atrocidad, que ha convertido a canarias en una jaula de tortura”.

El colectivo de apoyo acusa a Europa de crear “la maquina perfecta de expulsión”

La misma joven expuso que “Europa ha creado la maquinaria perfecta de expulsión y retención, sin dar posibilidades de dignidad y humanidad a unas personas que el único delito que han cometido es viajar para conseguir una vida mejor”. “Estamos hartas del trato colonial que el Gobierno de España ejerce usando el territorio de las Islas Canarias para sus intereses económicos”, aclaró. La Asamblea exigió “responsabilidades y la dimisión de Fernando Grande-Marlaska (ministro del Interior) y a los gobiernos actuales del PSOE y Unidas Podemos por la creación de esta maquinaria atroz (...)”. Uno de los impulsores del acto, Roberto Mesa, calificó el mismo de “éxito rotundo”.

La mayoría, migrantes.

Los participantes salieron del campamento de Las Raíces, recorrieron la carretera de La Esperanza hasta la rotonda del Padre Anchieta, siguieron por la avenida de La Trinidad, continuaron por la calle Tabares de Cala y el tramo adoquinado de La Carrera hasta finalizar en la plaza del Adelantado. La mayoría de los asistentes fueron buena parte de los subsaharianos y magrebíes acogidos en el antiguo acuartelamiento del Rodeo Alto.

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Manifestación en Tenerife contra las políticas migratorias Andrés Gutiérrez

Demba, sin decir adiós.

Un asistente portaba una pequeña pancarta en la que se leía: “Faltan las ahogadas y las desaparecidas”. Es el joven senegalés Demba. Cuenta que su padre y su madre están vivos, al igual que casi toda su familia. Pero no les dijo nunca que iba a viajar a Europa para buscar un futuro mejor. El motivo es que, si le los hubiera preguntado, ellos no hubiesen querido. Solo se los explicó cuando ya estaba en Canarias. Como todos, su intención es conseguir un trabajo para ayudar a sus seres queridos. Según dice, su objetivo es llegar a Sevilla, porque ahí tiene contactos para poder trabajar. Por supuesto, aclara que no le dio miedo subir al cayuco.

Elena: “¿Cerramos los ojos?”.

Una ciudadana que acudió al acto de protesta, Elena, manifiesta que “miro alrededor y no puedo entender que seamos ajenos a las condiciones de vida de estas personas aquí; ¿cerramos los ojos?”. También se pregunta si hay alguna familia canaria que no tenga algún pariente, más cercano o lejano, que no viajara a Cuba o Venezuela para intentar tener un futuro mejor. Por los testimonios que tiene de sus tíos, refiere que “allí fueron bien recibidos y acogidos; nunca los trataron como delincuentes”. Apunta que “no podemos olvidar que somos responsables de lo que ocurre, por ejemplo, en Senegal, donde se les han limitado sus posibilidades para pescar”. Y concluye: “¿quién de nosotros no haría todo lo posible para alimentar a sus familiares”. A otro asistente, Nacho, le “indigna bastante que un gobierno que se dice socialdemócrata o de izquierdas haya promovido y secundado una política para establecer macrocentros, que se parecen más a un campo de refugiados, donde no se propicia la convivencia”. Recuerda que “esto no es nuevo; estoy sorprendido de que Canarias no sea consciente de la realidad y posicionamiento geoestratégico que tiene”. Estima que “el modelo de gestión del problema ha sido mucho peor que en 2006 y 2007”, cuando se produjo la primera crisis de los cayucos, con la llegada de decenas de miles de magrebíes y subsaharianos cada año. Y añade: “Hay que decirlo: hay responsables políticos”.

El joven senegalés Demba explica que salió hacia Canarias sin decírselo a sus padres ni familiares

Para la manifestación de ayer, la Asamblea de Apoyo a los Migrantes en Tenerife contó con la ayuda de unos 40 colaboradores. Uno de ellos argumenta su implicación: “por un conflicto que no debería existir, por una política migratoria dictada por el Estado y la UE, que nos lleva a esta situación tan poco humanitaria y que vulnera los Derechos Humanos”.

Manifestación en Tenerife contra las políticas migratorias

Manifestación en Tenerife contra las políticas migratorias La Provincia

Una cárcel.

José pertenece a la Asamblea Canaria por el Reparto de la Riqueza. “Estoy aquí para apoyar los Derechos Humanos de todas las personas que vienen a Canarias y, más importante, para reivindicar que el Estado está convirtiendo a Canarias en una cárcel”. Otra participante, María, defiende la idea de que “ningún ser humano es ilegal”. No comprende por qué si se defiende la movilidad del capital y de las mercancías, así como la libertad de los ciudadanos en Europa, a estos migrantes no se les permita viajar a la Península o la Unión Europea. Sobre la actual situación de supuesto bloqueo en las islas, señala: “supongo que es un aviso para que los que necesitan salir de su país por necesidades económicas no lo hagan”.