Salieron de Mauritania el 3 de marzo tras pagar un millón de francos CFA cada uno a quienes fletaron su cayuco, unos 1.524 euros al cambio. Cinco de ellos no completaron la travesía hasta Canarias, perecieron de hambre y sed o peor aún, murieron en su cabeza antes de morir y saltaron al mar.

El pasado día 8 su cayuco fue avistado a unos 250 kilómetros al sur de Canarias por un velero, que avisó a las autoridades. Era el sexto día en el mar para sus 49 ocupantes, todos hombres, el tercero sin agua ni comida, en medio de un oleaje considerable.

Cuando la Guardamar Talía llegó en su ayuda tras casi seis horas de navegación desde Arguineguín, ya de noche, uno de esos 49 hombres ya había expirado. Sus compañeros ni se dieron cuenta, pensaban que solo estaba desfallecido, tan débil como todos.

Los cuatro presuntos patrones de ese cayuco han pasado este martes a disposición del Juzgado de Instrucción de San Bartolomé de Tirajana (Gran Canaria) que se ocupa del caso. Los cuatro aseguran que son de Mali, país al que Naciones Unidas aconseja no deportar por la violencia que persiste en la mayoría de sus provincias, pero la Policía sospecha que se trata de cuatro ciudadanos de Senegal.

Los supervivientes de ese cayuco llegaron a las 6.20 horas del martes 9 de marzo al muelle de Arguineguín, en el barco de Salvamento Marítimo que los rescató. Llegaron muy débiles, de hecho la mayoría necesitó ayuda para descender a tierra y caminar los escasos metros que los separaban hasta el hospitalito de Cruz Roja.

Las asistencias sanitarias comprobaron entonces que uno de ellos ya había muerto. Y los voluntarios de Cruz Roja escucharon varios testimonios que indicaban que cuatro personas más habían perecido.

Una fuente en contacto con sus testimonios ha trasladado a Efe este martes su relato. Es una historia que se repite desde hace meses en esta zona del Atlántico, en una ruta que expone a quienes se aventuran a ella a travesías de cientos de kilómetros en océano abierto, donde a veces la comida y el agua se terminan mucho antes de lo que sus portadores esperaban.

El grupo, compuesto originalmente por 53 personas, partió de un punto no muy claro de la costa de Mauritania. La ONG que alertó de su partida lo situó en Nuakchot, a unos 1.100 kilómetros de Canarias.

Los cuatro a los que sus compañeros señalan como los patrones están a disposición judicial

Salieron con mal tiempo. Las olas golpeaban de continuo al cayuco, les pasaban por encima y los zarandeaban. Embarcaban agua y había que achicarla sin parar para no hundirse, en un esfuerzo agotador... agotador mientras tuvieron fuerzas. Después, la prioridad cambió.

En el tercer día de travesía ya nos les quedaba agua ni comida y hubo momentos de mucha tensión a bordo, que los patrones aplacaron machete en mano, según han declarado los supervivientes.

La mayoría de ellos comenzó a beber agua del mar, un error muy difícil de evitar cuando la situación es desesperada, pero que solo acelera la deshidratación. Empezaron a morir, tres de ellos se apagaron poco a poco y sus cuerpos fueron arrojados al océano.

El cuarto no soportó más el destino que sentía que se le venía, se levantó de su banco y saltó.

No es la primera vez que ocurre en la Ruta Canaria. Ha pasado en varias pateras o cayucos extraviados durante muchos días en el mar. A veces los supervivientes lo cuentan a su llegada; otras, no.

Los cuatro supervivientes a los que varios de sus compañeros de travesía señalan como los patrones del cayuco han sido puestos a disposición judicial con cargos de cinco homicidios por imprudencia, además de por el delito genérico contra los derechos de los ciudadanos extranjeros, en su modalidad de favorecer la inmigración irregular.