Pleno del Parlamento de Canarias | El nuevo gobierno coge impulso

Es que no hay manera

El PSOE ha decidido que su estrategia de oposición pasa por denunciar un apocalipsis cotidiano

La consejera de Turismo Jessica de León, y sus compañeros Manuel Miranda y Poli Suárez.

La consejera de Turismo Jessica de León, y sus compañeros Manuel Miranda y Poli Suárez. / Carsten W. Lauritssen

Alfonso González Jerez

Alfonso González Jerez

Después de la austeridad pospandémica de la presidencia de Gustavo Matos el Parlamento ha vuelto a ser generoso con los periodistas, es un decir, y junto a la tribuna destinada a plumíferos y locutores han habilitados dos mesas donde servirse café, té, bollería dulce y salada, pequeños bocadillos, jugos de mango, agua mineral con o sin gas. Sin embargo, después de un par de plenos, el equipo de Presidencia ha constatado que tanta munificencia resulta un desperdicio, simple y llanamente porque no hay periodistas para tantos croasanes, rosquetes y palmeras de chocolate. En un primer momento pensaron que quizás el público que asiste a las sesiones plenarias podía animarse a zampar, pero es que tampoco acude público. Como ocurre en las últimas legislaturas, algunos periodistas cubren las preguntas de sus señorías al presidente del Gobierno y luego se marchan a otras mil ocupaciones igualmente dolorosas. Ayer, sin embargo, el cronista pudo disfrutar de una estampa conmovedora. Afuera, en la tribuna, no había nadie, pero alrededor de las mesas de servicio las tres periodistas presentes tomaban sus cafés y sus pasteles mientras escuchaban sentados los discursos a través del canal de televisión del Parlamento. Seguro que es una metáfora de algo, pero me aterra imaginar de qué.

Por lo demás los choques supuestamente homéricos entre el anterior presidente, Ángel Víctor Torres, y el actual, Fernando Clavijo, se han convertido en decepcionantes susurros a la nada. El PSOE ha decidido – y lo ha hecho por imposición de su secretario general – que su estrategia de oposición pasa por denunciar un apocalipsis cotidiano. El Gobierno de CC y el Partido Popular es antidemocrático, trabaja para la plutocracia, guarda en los cajones la aviesa intención de desmantelar los servicios públicos, ha multiplicado cargos políticos y eventuales, gestiona fatal, miente vocacionalmente. A la luz le ha sucedido la tiniebla. Y todo eso antes de que el Ejecutivo cumpla sus primeros cien días. La estrategia es tan chiflada que Torres ha sido capaz de plantarse en La Palma y denunciar que el Gobierno de Clavijo no ha hecho nada. En las elecciones autonómicas de mayo pasado Coalición Canaria ganó las elecciones en La Palma y le sacó más de 7.000 votos al PSOE, consiguiendo además mayoría absoluta en el Cabildo Insular. Parece, más bien, que los palmeros castigaron la gestión socialista de la crisis volcánica tanto desde el Ejecutivo regional como desde el Cabildo Insular. Por otra parte, hay que lucir un cuajo realmente pétreo para pedir soluciones en setenta días mientras el Gobierno anterior no ha sabido reflotar económicamente la isla. Es solo un ejemplo de la estrepitosa estrategia opositora del PSOE en los inicios de legislatura.

Sin embargo, la sesión de control se abrió con una pregunta de Nicasio Galván, portavoz de Vox, chiquitín y sonriente como una gárgola empaquetada de Armani. Galván se lo puede permitir: es un profesional exitoso que pese a su relativa juventud ya acumula un notable patrimonio. Entre otras cosas, más de medio millón de euros en su cuenta corriente, según la declaración de bienes entregada como es preceptivo a la Cámara por el diputado voxista. Quizás ni Casimiro Curbelo disfrute de una cuenta corriente tan lustrosa. En consecuencia, a Galván le preocupa mucho la inseguridad callejera producida por “la inmigración ilegal” y le preguntó a Clavijo que piensa hacer al respecto, es decir, cómo va a evitar que los negros nos persigan, se adueñen de nuestras calles y plazas, sustituyan el escaldón de pescado por la antropofagia desatada, nos asesinen impunemente e incluso nos confisquen nuestras cuentas corrientes y ahí sí que no. Pausadamente Clavijo calificó de “frívolo y peligroso” lo que decía Galván. “Sostener eso es frívolo, es peligroso y además, es falso”, subrayó el presidente, que recordó que no existe ningún nexo causal realista entre la inmigración de las pateras y los cayucos y la delincuencia. Allá en su escaño Galván negaba tristemente con la cabeza desde la convicción de un hombre que lo ve todo negro. Los coalicioneros aplaudieron mucho a Clavijo, pero el PP muy poco, y el PSOE, nada, porque entienden que descalificar los argumentos de la ultraderecha es un privilegio progresista.

Precisamente sobre la llegada de inmigrantes por la ruta canaria –más de 14.000 han desembarcado aquí desde principios de año, el 20% de los cuales llegó en el último mes y medio -- versó la pregunta de Ángel Víctor Torres. El expresidente quería saber, muy particularmente, si Clavijo le había pedido a comunidades autonómicas gobernadas por el PP si se solidarizarían con Canarias admitiendo menores inmigrantes. De las comunidades gobernadas por el PSOE no dijo nada, pero da más o menos igual. Después Torres acusó al Gobierno – esto lo hace mucho – de quejarse continuamente, en especial en esta materia, en vez de colaborar y ponerse a trabajar. Suena un poco raro, la verdad, cuando casi todas las competencias sobre la gestión de la inmigración corresponden al Gobierno central. Cuando Clavijo le recordó Arguineguín, Torres sonrió. Cada vez que los grupos que apoyan al Gobierno critican algún aspecto de la gestión de Torres, toda la bancada socialista sonríen sin moverse, como los personajes afablemente desquiciados de la película Smile. Es imposible aceptar la combinación de la lotería o cuando durará Alberto Núñez Feijoo al frente del PP, pero no es necesario posar de profeta para asegurar dos cosas: se intensificará el número de inmigrantes de origen africano que llegarán al archipiélago en los próximos meses y caerá el sistema eléctrico en alguna de las islas originando pérdidas económicas de decenas o incluso centenares de millones de euros. Lo segundo es cortesía del Gobierno central. Para Torres y los suyos lo que hay que hacer es dialogar. Dialogando se resuelve cualquier cosa. José Antonio Valbuena solicitó atención y diligencia en varias ocasiones al Ministerio de Transición Ecológica, responsable de abrir la puerta, administrativamente, a una renovación de los grupos electrógenos – insuficientes, obsoletos, peligrosos – que suministran y regulan la energía eléctrica en Canarias. Ni caso. No estaría mal que en Parlamento, en el próximo pleno, impulsara una declaración conjunta y unánime exigiendo que se proceda de una vez a la renovación de los equipos. Pero es realmente dudoso que la firmara el PSOE.

Por supuesto las preguntas fueron mucho más numerosas, entre las más curiosas, una de Casimiro Curbelo, porque no era una pregunta, sino una solicitud del Emperador de Junonia. El fundador de ASG le pidió a Clavijo que ahora mismo, al principio de legislatura, aclarase que no se va aprobar una tasa turística. El presidente lo tranquilizó. No, no está en el acuerdo programático del pacto entre CC y PP. Nómadas digitales, Vidina Espino preguntando por el plan de Vivienda, de que hablaron con el ministro Grande Marlaska, una inquisición engorrosa de Gustavo Santana sobre las medidas en beneficio a los autónomos, tan incomprensible que parecía formulada por un sindicalista, su señoría López Landi, altísima y lacunense, que quería saber si el Gobierno trabajaba para desarrollar esa geométrica nadería, la ley del Sistema Público de Cultura. Pero, sin duda, la protagonista de la sesión plenaria fue la consejera de Hacienda y Relaciones con la UE, Matilde Asian González, condenada desde el primer segundo de la legislatura a convertirse en objeto preferente del odio sarraceno y la crítica vitriólica de la oposición. La señora Asian se enfrentó a varias comparecencias con ademanes suaves y paciencia un fisco monjil, como si escuchara llena de piedad a una tribu de yanomamis debatir sobre filosofía tomista. Asian se batió el cobre con su impavidez habitual al hablar de la ejecución de los fondos del Plan de Recuperación y Resilencia procedentes de la UE o el cumplineto del REF por parte del Gobierno central. De los 1.389 millones de euros recibidos en Canarias de los fondos Next Generation hasta el pasado julio se han ejecutado o están ejecutando 327, pero la consejera precisó que esta última cifra englobaba a todas las inversiones en ejecución, y no solo las que canaliza el Gobierno regional. La ejecución del Gobierno canario apenas llega a 80 millones de euros. Es bastante espeluznante aunque tanto los socialistas como Nueva Canarias intentaron diversos juegos malabares para distraernos del desastre sin paliativos del Gobierno Torres en el impulso de unos fondos “que van a modernizar y diversificar la economía canaria en los próximos años con toda seguridad”, como dijo campanudamente hace un par de años Román Rodríguez el Ausente.

La consejera de Hacienda también soportó una tormenta de granizo al someterse a consolidación el decreto por el que se suprime (en la práctica) el impuesto de sucesiones y donaciones. Chano Franquis, portavoz socialista, interpretó el papel de un trotskista cachetudo al acusar a Clavijo y su equipo de gobernar para 6.000 personas, solo para 6.000 personas en toda Canarias, porque según sus cálculos esos serían los únicos beneficiados por el decreto. Acto seguido se descompuso siguiendo el guión de siempre, porque las indignaciones de Fraquis son tan espontáneas como un porrón de Talavera de la Reina: “Digalo, pero dígalo claro, reconózcalo aquí, no falte el respeto a esta Cámara, dígalo, dígalo de una vez”. Asian lo escuchaba con la mano larga y huesuda reposando delicadamente en el esternón, como una virgen dolorosa. Franquis fue muy aplaudido por los suyos y esbozó algo lejanamente parecido a una sonrisa.

A la salida cogí un croasán de la mesa. A esa hora ya estaba duro como una piedra. Es que no hay manera.

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