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Pioneros en 'cheerboys'

El Granca cuenta con siete chicos entre la Liga y la Eurocup para las actuaciones en los tiempos muertos

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Cheerleaders del CB Gran Canaria

Los tiempos muertos en el Gran Canaria Arena no son tan fúnebres como indica la propia denominación de esos momentos que se producen durante un partido. De hecho, son todo lo contrario: espacios de entretenimiento en los que, entre otros, caben las coreografías. Y es aquí donde el Herbalife Gran Canaria, junto con el Barcelona, es pionero en introducir a chicos en una profesión que siempre ha sido de mujeres. O lo que es lo mismo: las cheerleaders están empezando a convivir con los cheerboys.

Y en el Granca lo hacen a través de dos empresas, la Agencia Diamonds, que se encarga de contratar a los animadores para la Eurocup, y Personal Plus, que hace lo propia en la Liga Endesa. "Da igual el sexo. Lo importante es hacer un buen show para el espectador sin importar si es chica o chico", asegura Jennifer Santana, directora de Diamonds, durante un casting celebrado ayer en el pabellón de Siete Palmas.

Santana no esconde que uno de los objetivos que le plantea el Cabildo de Gran Canaria como dueño del club y contratante es la "integración" y llegar a una paridad. De momento, dos chicos son fijos, aunque su pretensión es llegar a 10.

"Los chicos nos ayudan a hacer saltos más altos. Queremos fomentar las acrobacias y con la ayuda de los hombres, que tienen más fuerza, podemos conseguirlo", asegura Santana mientras observa atentamente las actuaciones de los casi 40 participantes en las pruebas de selección de bailarines.

Drag Sethlas, un fijo

Uno de sus pupilos es muy conocido, aunque pocos habrán reparado en él. Se trata de Borja Casillas, el Drag Sethlas, ganador de la última Gala y cuya actuación no estuvo exenta de polémica. "Hay chicos que tienen mucha energía, talento y cara para hacerlo como ellas. Que el número de chicas sea mayor es más tradición que otra cosa, pero con un grupo mixto se puede hacer un espectáculo de mucho nivel", sostiene.

A pesar de que todos coinciden en que una de las tareas principales de los hombres en las coreografías es el de aportar fuerza para diferentes acrobacias, Casillas está convencido de que "muchos tienen buena cabeza y aportan buenas ideas a la hora de montarlas".

En la misma línea se muestran Aythami López, Óliver Suárez y José Ramón Luna, tres de los cinco chicos con los que cuenta Personal Plus, aunque ellos no son fijos, sino que se les llama en función del espectáculo. "No es lo mismo una chica, que tiene pasos más sensuales, que nosotros, que también podemos ser sensuales, pero lo hacemos más varonil", asegura López. Luna, su compañero, profundiza un poco más: "Hacemos movimientos sexys pero a la vez duros y secos. Es una combinación de todo que puede quedar estupendo".

Los cuatro coinciden en que actuar en el Arena no sólo es un trabajo con el que ganar dinero y ejecutar su pasión, sino que también les sirve de escaparate para dar un salto mayor en la profesión. "Nos abre más puertas", sostiene Suárez.

Menos tiempo, más 'córeos'

Tampoco tienen problema con que las coreografías duren 30 segundos, sino todo lo contrario. "Es divertido. Son 'córeos' muy cortas pero que se hacen muy a tope; entrando, saliendo... Y sobre todo intentando transmitir siempre buen rollo y que la gente se lo pase bien", asegura Casillas, mientras Suárez considera que "el hecho de que sean cortas hace que tengamos más tiempo para crear más coreografías, todas de estilo diferente".

Los cheerboys agradecen haber sido bien recibidos por sus compañeras. "La primera vez que actuamos juntos las chicas estaban encantadas", garantiza Suárez, que confiesa que los momentos previos a saltar a la cancha "se viven con mucha tensión".

Y una vez dentro, la dimensión cambia para ellos. "Yo que mido un metro sesenta me siento muy raro porque son todos unos 'cachorrúos' (ríe), pero muy bien, las veces que he venido a bailar aquí, que han sido bastantes, me he sentido súper bien", asegura Casillas. "Alguna vez he notado que los jugadores desviaban la mirada para ver el espectáculo", desvela, por su parte, Luna.

Pero sin duda lo que más les satisface es el respaldo del público. "La grada se ha sorprendido por ver a chicos. De hecho, una vez hicimos un espectáculo disfrazados de animadoras, pero en realidad éramos chicos con barbas y quedó muy bien; la gente se quedó encantada", manifiesta Casillas.

Sólo chicos

López recuerda con cariño una actuación improvisada pero cuyo resultado fue positivo. "Nos avisaron un jueves y teníamos sólo dos días para montar la coreografía. Hubo fallos, pero sólo los detectamos nosotros. Visualmente fue muy espectacular". E incluso, hubo una ocasión, como relata Luna, en la que sólo participaron los cinco chicos. "Fue espectacular; ver a la gente aplaudiéndonos fue inolvidable".

En todo caso, lo que se desprende más allá del ámbito del baloncesto, en el que el Granca es pionero, es que la inclusión de los cheerboys en las coreografías tradicionalmente ejecutadas por mujeres supone un paso más en la búsqueda de la igualdad.

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