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El Barça ‘perdona’ al Granca (74-92)

Los claretianos rompen su imbatibilidad en el Arena desde enero y se conforma con un diferencia corta - Pau Gasol continúa su progresión, 6 puntos y 5 rebotes

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Herbalife Gran Canaria - Barcelona

Se acabó la racha de imbatibilidad que gozaba el Herbalife en su feudo desde enero. Tres meses sin conocer la derrota de la Liga Endesa y que el Barça se encargó de borrar de un plumazo con un marcador incluso que se podría decir corto (74-92) para la paliza que se intuyó en el primer cuarto.

Quedó claro que Pau Gasol continúa en su progresión particular, y que todavía le falta para ser la estrella de antaño. En sus 19 minutos firmó 6 puntos y capturó 5 rebotes. Cada vez se le ve más a gusto y acumulando más segundos en sus piernas.

Todo el relumbrón de la constelación de estrellas que tiene Jasikevicius en sus manos dejaba a los jugadores de amarillo admirando a sus rivales en los primeros tres minutos y medio de juego. Más a verlas venir, que intentando ofrecer una resistencia acorde a lo que se merece el campeón de la liga regular de la Euroliga. Paró el partido Fisac e intentó que sus hombres dejaran de pensar en los posters de Gasol que tenían colgados en sus habitaciones y se pusieran las pilas.

Pero es que no solo E.T. brilla con luz propia con la camiseta azulgrana, en la intendencia del Barça hasta la llegada del de Sant Boi, Nikola Mirotic era el jefe y no por ello va a soltar los galones de su plantilla. En siete minutos disputados el montenegrino nacionalizado español se fue a los 14 puntos, tres más que todo el Granca después de que Marcis Steinbergs anotara sus dos primeras canastas, desde el tiro libre, con la primera plantilla en el día de su debut.

La superioridad culé era tal que a la conclusión del primer cuarto, gracias a su acierto desde la línea exterior, anotando siete triples de sus nueve lanzamientos, el luminoso del Arena lucía un preocupante 17-31, en el que ya no era tal la emergencia en la diferencia de 14 puntos en contra del Granca, sino la proyección visitante, en la que o lo de Fisac elevaban su rigor defensivo o la paliza podía ser de órdago.

Y para abrir boca en el segundo periodo, parcial 0-8. La sospecha de vislumbrar una de las mayores derrotas de la historia del conjunto insular empezaba a planear en el ambiente de Siete Palmas. Nadie parecía querer defender, pues las canastas del segundo clasificado de la Liga Endesa entraban sin casi oposición, muy cómodos a cada lanzamiento, el aro cobraba unas dimensiones estratosféricas al que lanzar sin problema alguno.

Aun así, el Herbalife sacó ese coraje al que lleva recurriendo durante gran parte de la temporada para intentar darle la vuelta a las adversidades con las que se encuentra. Si llegó a ir perdiendo de 27 puntos, a la llegada del descanso pudo casi celebrar que solo se fuera con 16 de diferencia (37-53), después de un arreón desde el triple para contestar al acierto azulgrana con un parcial 15-4.

Al antojo del rival

Si por un momento alguien pudo creer en una hipotética remontada cuando el Granca se puso a 12 puntos, motivada por el exceso de pases a Gasol para que pueda volver a sentir la calidad que hace tres años todavía le valía para ser una pieza con cierta relevancia en la NBA, la superioridad azulgrana queda más que patente a nada que sus jugadores entren en racha.

Ese picorcito en las muñecas reservado para las megaestrellas del mundo de la canasta. Ese fuego que vive en los dedos de Mirotic, que metía su sexto triple para irse a los 24 puntos en el minuto 26 y disipar cualquier duda en el banquillo de Saras, molesto por el despliegue defensivo de los suyos, casi relajados por verse con el devenir del partido en sus manos.

Fisac decidió que no podía dejar tantas facilidades en el intercambio de canastas y apostó por Khalifa Diop para imprimir mayor energía en las marcas defensivas. Es verdad que al canterano senegalés le queda por pulir conceptos en sus movimientos en la pintura, pero en cuanto a entrega y fuerza nadie le puede discutir. Y si no que se lo digan a Claver, que no pudo hacer otra cosa que sonreír cuando se las daba felices para hacer un mate y el africano le serigrafió un tapón de recuerdo.

Titubearon los insulares con intentar bajar de la decena, esa cifra mágica instaurada en el baloncesto que dicta si un equipo tiene posibilidades de estar en la brega o fuera de ella. Pero es que a cada vez que tenían un balón para poder restar la diferencia, o bien el Barça defendía al gusto de Jasikevicius, o los de amarillo no encontraban la forma de anotar.

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