El mandarinazo

Lakovic y el doble rasero con los buenos

Lakovic y el doble rasero con los buenos

Lakovic y el doble rasero con los buenos

David Rodríguez

David Rodríguez

Siempre he tenido la sensación de que a las personas que obran por los versos de la bondad, o que al menos lo intentan, se les juzga con una doble vara de medir. Aquellos a los que se les tilda de personas ejemplares normalmente les circunda una larga sombra con la que, al mínimo fallo que pueden cometer, aparecen las hienas desde las sombras con su mazo justiciero amparadas por la hipocresía. Con esta reflexión se abre una vía para entender el comportamiento de la Liga Endesa esta semana disfrazada con la toga de lo políticamente correcto. El Juez Único de la competición ha decidido castigar a Jaka Lakovic, técnico del Granca, con cuatro partidos de sanción por sus protestas en Granada al trío arbitral. Desde el infinito refranero español, al esloveno le están diciendo desde la ACB: «Consejos vendo y para mi no tengo». ¿Por qué? Porque no será por ejemplos de acciones condenables y desmedidas las que ocurren cada equis tiempo en las canchas de baloncesto, y que bien quedan impunes si suelen realizarlas jugadores o entrenadores a los que se les aplica un reglamento no escrito especialmente para ellos; o al menos no han sido condenados con la misma medida que la que se le ha impuesto a Lakovic para que se pierda cuatro partidos. A la memoria me viene la pelea que protagonizaron Shengelia y Dejan Todorovic a puñetazo limpio en 2015 y que se saldó con cinco y cuatro partidos para cada uno. Lo del doble rasero... O cuando a un entrenador histórico del Granca se le castigó con una sanción económica por acordarse de las madres de los árbitros en repetidas ocasiones. El doble rasero... O cuando no hace más de un mes el técnico del Unicaja fue expulsado con empujón incluido a Miguelo Montes y no hubo sanción alguna tras no recoger este hecho en el acta arbitral. El doble rasero... ¿Lo de Lakovic es reprobable? Seguro. Pero entonces juzguemos a todos con la misma vara. Porque Jaka es de esas personas que obran por los versos de la bondad. Y qué quieren que les diga, no se merece tal mordida de ninguna hiena.