Patrick Criado, ‘Las noches de Tefía’: “Era necesario visibilizar que en Canarias hubo campos de trabajo para homosexuales”

El Archipiélago le ha regalado al actor madrileño uno de sus papeles más celebrados, el de Manuel Flores ‘La Vespa’ por el cual recibió el Ondas hace tres días

El joven actor madrileño Patrick  Criado en una imagen de archivo

El joven actor madrileño Patrick Criado en una imagen de archivo / Con Estilo

Miguel Ayala

Miguel Ayala

— ¿Qué ha supuesto a nivel profesional Las noches de Tefía? La Vespa, por el momento, le ha proporcionado el Ondas que recogió el miércoles pasado y una nominación a los premios Iris de televisión. 

— Es uno de los mejores rodajes de mi vida que además me ha permitido conocer a gente increíble, colaborar con Miguel de Arco y descubrir su manera de trabajar; saber de una entrega total en un proyecto y dejarme embarcar en la dirección que él proponía. 

— El propio Miguel del Arco contaba en una entrevista que usted, al principio, se asustó cuando le habló de La Vespa. ¿Vértigo? 

— Más que vértigo; era miedo lo que yo tenía antes de empezar a rodar. Casi pavor me atrevo a decir, incluso antes de reunirme con el director porque el personaje ya sobre el papel era difícil de entender: un tipo de otra época, de una identidad sexual diferente a la mía, de otra parte de España... Eran muchas cosas que me arrastraban a pensar que iba a hacer el ridículo, pero cuando superé esa barrera y, al final, me entregué a la confianza de Miguel, me di cuenta de que siempre detrás del miedo hay mucha felicidad, o al menos puede haberla.

 — ¿Es cierto que durante el rodaje pasaron bastante hambre, al menos los actores principales? 

— Pasamos bastante hambre. La verdad es que sí. Yo adelgacé entre 10 y 11 kilos y fue duro. Sobre todo los primeros meses. Me desmayé incluso en uno de los números de baile del Tindaya, pero luego hasta fue bonito. Lo recuerdo como un sacrificio por el cual había que pasar para meternos en la piel de aquellos personajes. 

— Ensayos eternos y un montón de personajes… ¿Cómo se fue gestando todo ese proceso previo? 

— Es cierto que los ensayos duraron casi un mes. Yo no había trabajado de esa manera que te permite también tener una conciencia de lo que estás haciendo y de lo que quiere el director... Eso me permitió probar hasta que encontramos a La Vespa que queríamos hacer, y eso lo conseguimos a base de ensayo y error. Miguel tiene una manera muy clara de trabajar y yo creo que eso se ve en la serie. Cuando íbamos a rodar, a la segunda o tercera toma eso ya estaba hecho, lo que a su vez obligaba al equipo a estar muy al loro de lo que se estaba haciendo porque, al estar todo muy ensayado, si se repetía demasiado podía restarle la espontaneidad a las actuaciones. 

— ¿Qué ha aprendido de esa historia? Por cierto, ¿se ha acercado a Fuerteventura a conocer el verdadero Campo de Trabajo de Tefía? 

— A Tefía me fue imposible ir porque el rodaje en Tenerife nos mantuvo ocupados muchísimo tiempo, aunque claro que le debo una visita. Sobre lo de la enseñanza que Las noches de Tefía me ha dejado destacaría, sobre todo, el desconocimiento de que existieran en España campos de trabajo donde enviaban a personas homosexuales. Esa es una de las razones por las que creo que es muy necesario que la serie la vea todo el mundo y en especial los jóvenes. 

— ¿Cómo fue el rodaje en Tenerife? 

— El rodaje en Tenerife ha sido de las épocas más felices de mi vida y uno de los mejores en los que he participado. Estábamos en un sitio único y trabajamos todo el equipo en un lugar fantástico. Creo que estábamos todos contentos por el trato, el ambiente que se formó y porque realmente había satisfacción de lo que se estaba logrando. Pocas veces he escuchado a tanta gente del equipo hablar tan bien de lo que se está haciendo o hablar tan bien de la relación que mantuvieron con Miguel del Arco. Todos los que estuvimos en Las noches de Tefia vamos a guardar este rodaje en un rinconcito de nuestro corazón. Hubo unión. Fue precioso. 

— Y la parte de la sala de fiestas Tindaya, ya en Madrid, ¿resultó complicada? 

— El Tindaya fue difícil de filmar porque técnicamente era más complicado. No se trataba, como en Tenerife, de filmar con la cámara al hombro. Había marcas que seguir y también, al ser en color, técnicamente era más difícil. Sucedió algo curioso: cuando estábamos en Tenerife, donde se entiende que estamos rodando una situación dramática como era la vida en aquellos barracones de Tefía, fuimos muy felices. Sin embargo, cuando llegamos a Madrid para rodar lo que se supone que era la etapa más feliz, como era lo que sucedía en la sala de fiestas de Tindaya, pues no lo fuimos tanto. Sobre todo porque era el mes de agosto y hacía en Madrid un calor insoportable... Lo que de verdad querías era irte a la playa. Quienes habíamos estado en Tenerife tuvimos que asimilar ese cambio, y fue un proceso en el cual tuvo mucho que ver el actor Luifer Rodríguez. Su experiencia y su papel casi de gurú en el grupo de intérpretes que estábamos en Madrid nos permitió recuperar el sentimiento que ya nos unió en Tenerife. 

— Ha visitado Las Palmas de Gran Canaria. ¿Le molan las Islas?

 — Me encanta Gran Canaria y el resto de las Islas; no las conozco todas. 

— ¿Cómo se ve en unos años?

— No lo pienso mucho pero espero poder seguir dedicándome a esto; levantarme cada día y dar las gracias por lo afortunado que soy y, si estoy feliz, tranquilo y rodeado de gente buena, pues fantástico.