El historiador del arte Matías Díaz Padrón (Valverde, El Hierro, 1935), demuestra en un artículo de reciente aparición publicado por la Revue Belge d'Archéologie et d'Histoire de l'Art, que edita la Real Academia de Arqueología e Historia del Arte de Bélgica, que el tríptico de La pasión de Cristo de la Catedral de Soria, que hasta ahora se tenía por obra de Pedro de Campaña, es de la autoría de Pierre Pourbus el Viejo, uno de los más importantes pintores flamencos del siglo XVI.

Ex jefe del Departamento de Pintura Flamenca y Holandesa del Museo del Prado y actual director del Instituto Moll de Pintura Flamenca, Matías Díaz Padrón, pone esta obra de grandes dimensiones en relación con otras dos de Pourbus cuya autoría le restituyó en los años ochenta: un tríptico de San Juan Bautista que se tenía por anónimo y que formaba parte de una colección privada barcelonesa -posteriormente lo adquirió el Museo del Prado- y otro tríptico expuesto en la Iglesia de Santo Domingo de Santa Cruz de La Palma que se creía que era obra de Ambrosius Benson.

Además de la revaluación de la obra, al devolverle la autoría de uno de los viejos maestros más reputados de la historia del arte, el hallazgo despeja otro equívoco histórico, pues al ser Pierre Pourbus el Viejo uno de los pintores oficiales de los Habsburgo difícilmente se explicaba que no hubiese obras suyas en España. El propio Díaz Padrón recuerda en su artículo como Paul Huvenne, el historiador del arte que más ha escrito sobre el pintor, llamaba la atención sobre esta circunstancia, máxime, cuando Pourbus había retratado en Brujas a Carlos V y a su hijo el futuro monarca Felipe II, y había diseñado el arco de triunfo que se erigió para recibirlos en la próspera villa flamenca, entonces bajo dominio español.

En su artículo en la Revue Belge d'Archéologie et d'Histoire de l'Art titulado "Un tríptico inédito de Pierre Pourbus de la Pasión de Cristo en la Catedral de Soria (España)" Díaz Padrón describe así la tabla central: "Jesús en la Cruz, en rigurosa simetría, ocupa el eje de la composición de la tabla central. Su rostro en penumbra cae con el último suspiro de vida. Los rostros de sus allegados acusan la hondura del dolor sin crispación. Es una visión patética de aquel instante, que impone la nueva estética. Las brisas de Italia y la propia sensibilidad del artista nos brindan la fórmula fiel al Renacimiento, al que se adhiere este maestro flamenco. A lo lejos dan la espalda los soldados y verdugos, de vuelta a Jerusalén. El cielo gris en lo alto es fiel reflejo de los textos bíblicos. Jesús triunfante está erguido en un madero con travesaño de correcta carpintería. El cuerpo no se doblega, sólo la cabeza gira hacia el costado herido. No lleva consola bajo los pies cruzados, lo que hace más dolorosa la agonía. Pero no todo se concentra en Jesús muerto. María sucumbe a sus pies [San Juan, 19: 20]. Es algo que anticipa a la Contrarreforma. Al lado derecho está la Magdalena con María Cleofás y María Salomé. San Juan Evangelista queda en segundo plano con gesto desesperado y atento al desvanecimiento de la Virgen. El tema de la Crucifixión es eje de la iconografía cristiana, y las iglesias belgas -más que otras de la cristiandad- lo magnifican en los ejes axiales del trascoro a los presbiterios".