África está tan cerca que un simple soplo del Este desde el continente inundó ayer a mediodía de bochorno todo el sur de Gran Canaria. El aire cálido agitó también el mar y espolvoreó con una ligera calima la atmósfera. Pese a estas constantes vitales, propias del verano isleño, se podía tolerar bien el calor ya que el mercurio no superaba los 34 grados. Aún así, para edulcorar los sofocos, los más afortunados, aquellos que apuran sus últimos días de vacaciones, o bien los que no tienen obligaciones laborales, se atrincheraron por las playas. Y, antes de regresar al bungaló más de uno se daba un vuelta y vira por las duchas para recorrer con cierta humedad corporal el camino de regreso.

Mientras esto sucedía una vez que consigue superar el control de velocidad cercano a Gando, en la capital grancanaria no se soportaba el mismo nivel de sofoco. El efecto de los alisios ayudaban a tolerar, como es habitual en julio y agosto, entre nubes y claros la jornada en la ciudad.

Es un hecho con base científica que más allá de Telde el tiempo cambia. Justo en la línea de este municipio suele desaparecer la panza de burro. Así sucederá hoy y mañana, con lo que la sencilla estrategia para combatir sofocos en el Sur habrá que repetirla unos días, pues según avisan los meteorólogos ese aire del continente vecino se seguirá colando hasta el sábado. Pero, si bien ayer se palpó el calor en el Sur grancanario, ya hoy se sentirá lo mismo en Lanzarote, Fuerteventura y en el sur de Tenerife.

Dado que no hay sofoco que muchos días dure, el domingo los alisios ganarán la partida y harán bajar las temperaturas cinco grados. Es decir, que agosto se anuncia de entrada con un viaje de nubes por el norte, lo que encapotará la capital y deja el sol en exclusiva para el Sur.