La sala de piedra del Rectorado de la ULPGC estaba llena hasta la bandera anoche. Desde el borde de tu existencia. En diálogo agradecido con Pepe Alonso, el libro que se presentaba, no es un libro cualquiera. Es la narración y reflexión que el sacerdote director del Aula Manuel Alemán hace de su experiencia al borde de la muerte tras un gravísimo accidente de tráfico sufrido en 1991, y que le acarreó una serie casi interminable de intervenciones quirúrgicas y convalecencias.

"Del puzle de mi vida no quito ni una pieza, ni siquiera el accidente, todo me ha hecho crecer", afirmaba ayer Alonso ante el auditorio congregado. Su condición de creyente fue un alivio durante todos los difíciles años. "Dios me ha acompañado en todo el proceso, el rostro de las personas que han estado junto a mí expresa el rostro de Dios", dijo.

También recordó cómo se sintió durante parte de ese duro y larguísimo proceso. "Cuando vine de Tenerife después del accidente, tras cuatro meses me sentía como un coche viejo con motor nuevo. Estaba hecho polvo pero por dentro era un hombre nuevo". Las complicaciones médicas de Alonso duraron prácticamente hasta el otro día. Hace tres meses le operaron de una hernia, "algo que para mí era como quitarme una muela", bromeó.

La escritura del libro, que incorpora los testimonios de otras quince personas, nació de "la necesidad personal de expresar lo que había vivido, y al escribirlo he profundizado más lo vivido, dialogando con los amigos. Se ha creado un debate, porque además hay cuestiones que hay que pensar y yo no les he encontrado solución".

Junto a Alonso presentaron el libro Carlos Cabrera, su coordinador y prologuista, y Bonifacio Cabrera, epiloguista. El primero explicó que, desde una primera perspectiva, el libro versa en torno al dolor, el sufrimiento y la muerte. "Es un libro sobre la muerte, Pepe Alonso no ha visto el túnel pero sí ha mirado la muerte cara a cara, la ha mirado a los ojos".

Pero desde el otro punto de vista, Carlos Cabrera se refirió al tomo como "un libro sobre la vida, sobre el gozo de vivir, el deseo de vivir una existencia plena, un canto a la esperanza, a que la vida pueda trascenderse a sí misma". Finalmente, frente a esto hay, en las reflexiones de Alonso, una "convicción de que lo que vale es el amor", dijo.

Por su parte, Bonifacio Cabrera habló de que el autor "pone delante un espejo para que nos podamos mirar en el barranco que implica su experiencia".

A su juicio, "la problemática que plantea Pepe es existencial, es esa que pregunta quiénes somos y qué hacemos aquí". El epiloguista ve en el libro "un Pepe frágil, vulnerable, que está en proceso y va aprendiendo". Así, "es un libro que hace una lectura de los hechos, porque resulta formidable que Pepe haya pasado tanto y que se haya interrogado". Y una de esas interrogaciones es: "¿Todo en mi vida ha sido para mi bien, incluso lo que no creía así?"

Así, a su juicio, el libro "concluye que estamos hechos para vivir y habla de la vida eterna".