- ¿De qué va este 'Sabina, las canciones desnudas'?

- Antonio García de Diego y yo nos hemos inventado una forma de seguir ligados al escenario, cantando las canciones que hemos compuesto con Sabina. Es un repertorio que también es nuestro y nos apetece enseñarlo pasando de la gran maquinaria de sus giras. Meternos en una girita humilde, con unos conciertos humildes en los que le cantamos a la gente al oído.

- ¿Los arreglos también serán humildes, en plan 'unplugged?

- Vamos los dos con las guitarras acústicas y un piano, para mostrar las canciones tal y como fueron hechas. Los arreglos son de andar por casa, de cantar en el sofá de la casa de uno.

- ¿Hay mucha diferencia entre las canciones como ustedes las concibieron y la forma en la que aparecen en los discos?

- En el concierto nosotros nos ponemos a contar anécdotas sobre las canciones, pequeñas historias que tienen que ver con ellas. Cómo empezó siendo y una y cómo terminó, si se llamaba al principio de una forma y luego cambió... Es un concierto para gente que, cuanto más fan de Sabina sea, mejor. Intentamos que lo pasen bien. Al final invitamos a unos cuantos espectadores a que suban a cantar con nosotros la canción que ellos elijan, así que el concierto se convierte en un karaoke.

- Sabina amaga con retirarse. ¿Esto va en serio?

- Simplemente va avisando de que a él le apetece empezar a cantar en otros aforos no tan grandes como los estadios y las plazas de toros. Está empezando a buscar otro acomodo para sus 62 años. No creo que a Joaquín le apetezca dejar los escenarios del todo. Además, nosotros somos amantes de los teatros. No creo que planee una retirada en un futuro próximo; quizá sí dentro de cinco, ocho o diez años.

- ¿Siguen componiendo y tocando con él?

- Componemos sobre todo cuando hace falta. Cuando éramos jóvenes y alocados, componíamos a todas horas por el mero afán de componer. Ahora lo hacemos más cuando tenemos necesidad, pero por supuesto que la maquinaria sigue funcionando. Sabina está grabando un disco de estudio con Serrat, lo han querido hacer mano a mano y no han contado con nosotros para componer las canciones. En este disco hemos pintado menos, pero iremos a la gira con los dos.

- Pero su historia no se reduce sólo a Sabina. Ahí está, por ejemplo, su composición 'No me importa nada', que popularizó Luz Casal.

- Antonio García de Diego y yo tenemos un eslogan para esta gira. Decimos que hay vida después de Sabina, pero no es vida. He trabajado para gente como Luz Casal, Ana Belén o Miguel Ríos componiendo canciones. Pero con quien más canciones he hecho es con Joaquín Sabina, con el que llevo unas cien. Me gusta trabajar para otra gente, pero con quien más feliz soy es con él.

- ¿Y como es el proceso de composición de las canciones?

- Joaquín suele presentarnos una letra o un proyecto de letra, y sobre eso empezamos a trabajar. A veces nos da una idea y nos dice que le gustaría que fuera una rumbita o un rock and roll, pero normalmente nos deja que trabajemos en libertad. Si bien, como dice García de Diego, las letras ya traen una especie de atmósfera o de clima que te lleva por un lado determinado. Pero trabajar con un letrista de ese nivel es maravilloso. Luego hay que tratar de estar a la altura con la música, que no siempre es fácil.

- En algunas colaboran ilustres poetas como García Montero y hasta Caballero Bonald.

- Joaquín es muy amigo de García Montero y Benjamín Prado. En todos los discos le gusta trabajar alguna letra de ellos. Cada vez les interesa más que haya otros participantes en las canciones. En el caso de Dos horas después, creo que Joaquín trabajó con Caballero Bonald, pero nosotros no estuvimos con él.

- ¿Qué le parece lo que está ocurriendo con la SGAE?

- Huele a podrido. Nunca me lo hubiera imaginado de este equipo en el que todos los autores confiábamos. Espero y deseo que no sea tan malo como huele. Me desilusiona mucho, porque siempre he confiado en esa gente. Bautista cuando llegó a la SGAE puso orden e hizo un trabajo excelente. Luego no sé lo que pasó.