El contexto de "asalto al estado del bienestar por parte de los poderes económicos" que se vive actualmente posibilitará el reencuentro del lector de novela negra con Eladio Monroy, el peculiar investigador que hizo famoso al escritor Alexis Ravelo, en un nuevo libro, Morir despacio, publicado por Mercurio Editorial, que se presenta el próximo miércoles día 5 en el Museo Domingo Rivero de la capital grancanaria.

Aclarar las circunstancias del suicidio de un informático que hacía trabajos para un periódico digital a instancias del padre de la víctima, amigo suyo, será el reto que, transitando entre una trama de corrupción, deberá afrontar el antiguo marinero metido a detective en la cuarta entrega de las aventuras de Eladio Monroy.

La ciudad de Las Palmas de Gran Canaria, donde viven el personaje y su creador, será una vez más el escenario de esta nueva intriga, que Alexis Ravelo ha vuelto a tejer con la combinación de elementos tomados de la realidad y la ficción habitual en las historias de Monroy, a cuyos seguidores confía en no decepcionar el escritor, según ha confesado en una entrevista concedida a Efe.

Porque el género negro "es la novela del día a día, de lo que vemos día a día", defiende Ravelo, hasta el punto de que él escribe "sobre las noticias que vemos cada día en el periódico y, de hecho, todos los argumentos de la serie de Eladio Monroy, aunque son ficticios y están novelados, en realidad, surgieron de alguna noticia periodística".

Fiel a esa forma de proceder y a la premisa de que "la literatura es captar lo universal a partir de lo cercano", avanza que su siguiente novela después de Morir despacio surgió también a partir de una nota periodística y tiene el narcotráfico como telón de fondo. Se titula La estrategia del pequinés y será publicada en 2013 por la editorial Cataluña Alrevés.

Como en Las Palmas de Gran Canaria "no hay demasiados crímenes violentos pero sí existe, como en todo el país, la llamada delincuencia de cuello blanco", explica Ravelo, en todas sus obras del género de novela negra se habla "del problema que sí que hay aquí, que son corruptelas, tratos de favor y cosas así". Eso sucede en cada uno de los capítulos de la tetralogía protagonizada por el jefe de máquinas de barco retirado que se cierra con Morir despacio, en buena medida porque su autor, que estudió tiempo atrás Filosofía aunque no concluyó su licenciatura, entiende que el escritor, que debe aspirar a entretener como primer objetivo, tiene además que conducir al lector a reflexionar.