Allá donde El Hierro pierde su nombre, donde Canarias deja de ser Canarias y da paso a la inmensidad del Atlántico, donde los últimos rayos del sol aparecen y desaparecen cada día en el Archipiélago. En un pequeño pago de apenas dos o tres decenas de casas de color banco y al que una señora menuda y con rostro bonachón dio nombre. Allá, en el pueblo de Sabinosa, nació hace 123 años Valentina Hernández, una de las figuras más representativas del folklore canario y que aún hoy, 37 años después de su muerte, sigue latente, sigue viva. Y se demostró ayer, en una minúscula plaza del pueblo que la vio nacer, junto a una coqueta iglesia en forma de L localizada al final del Golfo de Frontera, donde Mestisay y Taburiente, Taburiente y Mestisay, ofrecieron un emotivo homenaje que significó el final de la gira En Busca de Valentina tras doce conciertos por toda Canarias.

Pero el homenaje no fue sólo un concierto. Todo empezó antes. Lo hizo en el número 13 de la estrecha y empinada calle Dolores Pérez. Allí vivió Valentina la de Sabinosa gran parte de su vida, dentro de una casa terrera de color blanco inmaculado, con una vista privilegiada del norte de El Hierro. Frente a ella comenzó un acto que ha tardado años en llegar. Lo hizo con un malgareo, una antigua costumbre herreña a través del que se contaban secretos a gritos que Juan Luis Barrera y Carmelo Padrón recitaron de ladera a ladera.

Con el sonido de una caracola, el primero daba el aviso para informar a todos los vecinos que ayer se recordaba "a una persona que no sabía leer ni escribir", pero "mira el legado que nos dejó al folklore de El Hierro" gritaba para que, al otro lado del barranco, Padrón le replicaba con sus labores como parturienta y alentaba al Grupo Folklórico de Sabinosa a que continúe el legado que ella ha dejado .

Fue el principio de un día especial para familiares y conocidos de Valentina, que se emocionaron al escuchar la poesía que Carmen González, vecina casi puerta con puerta con la cantaora herreña, le dedicó. "Canta Valentina Canta", expresaba González, "que en el cielo María sigue escuchando", agregaba embargada por la emoción que hizo caer lágrimas a muchos de los presentes. Vicente Hernández recogió el testigo y daba las gracias en nombre de Valentina con varias estrofas. Y entonces los tambores del Grupo Folklórico de Sabinosa hicieron retumbar, después de tantos años, la estructura de la casa. Esa casa en la que Valentina Hernández, la de Sabinosa, había tocado tantas veces ese instrumento junto a sus nietos y bisnietos.

Y a golpe de tambor y de pitos herreños las más de doscientas personas caminaron el medio kilómetro que separa el domicilio de la artista herreña con el cementerio donde se encuentra enterrada. A la derecha de la entrada, en la primera tumba, descansan los restos de Valentina Hernández, quien 37 años después de morir iba a recibir un homenaje que había tardado mucho tiempo en celebrarse. Un lugar emotivo, en el que Angélica Pérez, con los ojos cerrados, le cantó el tango herreño con letra y toque de Valentina, tocando el tambor de color blanco que en su día perteneció a ella y junto al que en múltiples ocasiones se le inmortalizó en fotografías. "Ha sido muy emotivo, ha sido emocionante", contaba poco después Sánchez.

Fue el momento de hablarle a Valentina. Y lo hizo Manuel González, componente del grupo Mestisay. "Una buena esposa, excelente madre y estupenda abuela", resaltaba González, que precisaba que estábamos ante la tumba de una abuela canaria como las miles que ha habido, hay y habrá, pero con un matiz: "lo que le diferenciaba del resto de las mujeres fue un bautizo a través de la su voz para recordarnos las raíces de un pueblo, que somos canarios, somos europeos, amazigh, africanos, singulares", por lo que resaltaba la esperanza de que gracias a "un poco de ella podamos construir de Canarias un país de cultura". Manuel González también quiso agradecer la aportación de la sociedad herreña, sin la que no se podría haber hecho un acto como el de ayer, y resaltó que todo se había conseguido sin la aportación de las instituciones insulares, que no se han implicado en el proyecto de la asociación y a las que animó a unirse en las próximas ediciones. A pesar de ello, González aseguraba que "nos sentimos muy orgulloso de que esto ocurra hoy gracias a la sociedad civil".

Los vocalistas de Mestisay y Taburiente, Olga Cerpa y Luis Morera, también le rindieron homenaje. Lo hicieron después de un minuto de silencio roto por los gritos de "¡Viva Valentina! ¡Viva Sabinosa! ¡Viva El Hierro! ¡Viva Canarias!" que alentaba la primera, quien junto a Morera recitaron ambas malagueñas, para continuar hacia la plaza del pueblo después de enseñar a todos los presentes la nueva placa que preside el lugar donde descansa la artista en la que se puede leer Valentina Hernández la de Sabinosa, luz y guía del folklore canario.

Y los actos de homenaje continuaron hasta la pequeña plaza empedrada de Sabinosa. Junto a la iglesia, llegaba el final de En Busca de Valentina.

Sin escenario y con un pequeño equipo de sonido, Alejandro Cabrera (laúd), Pancho Delgado (guitarra), Miguel Pérez (guitarra y voz), José Eduardo Martín (percusión), David Hänisch (piano), Carlos Martín (bajo), Germán López (timple), Antonio Montesdeoca (percusión y voz),Manuel González (voz y timple), Jezabel Gaspar (clarinete), Isabel Padrón (coros) y los dos vocalistas, Luis Morera y Olga Cerpa, comenzaron el último concierto de una gira que comenzó hace varios meses.

"Me ha hecho recordar por qué me dedico a la música", contaba al final del mismo una emocionada Olga Cerpa, con lágrimas en los ojos después del espectáculo. "Hacía mucho tiempo que no me emocionaba" agregaba, para apuntar que "después de mucho esfuerzo, que saquemos esto para adelante y llegar a este sitio donde el espíritu de Valentina está tan vivo, hace que tengas la fe de quienes somos, de quien soy, a quién perteneces, a qué tribu", por lo que aseguraba sentirse "muy orgullosa" y con mucha "esperanza" de continuar con un proyecto "que la gente ha hecho suyo". Para Morera supuso "la emoción de llegar al espíritu de Sabinosa, de gran valor emotivo; todo ha sido extraordinario".

Tanto que "hoy [por ayer], aquí, se ha sentido Valentina, volviendo a recuperar el sentido de identidad". Por su parte, Manuel González definió el concierto y el resto de actos de "impresionantes". "El ambiente ha sido increíble; estoy muy contento; ha sido un día soñado que me ha llenado de energía positiva".

Lo que había ocurrido en ese concierto era que se había rememorado la imagen de Valentina. Mestisay y Taburiente tocaron los temas que habían ofrecido durante más de una decena de conciertos. En esta ocasión, al igual que en otras actuaciones realizadas por toda Canarias, se unieron otros conjuntos como ocurrió con el Grupo Folklórico Sabinosa que interpretó El Santo, uno de los temas más recordado de Valentina Hernández, el cual bailaron sobre el irregular pavimento de la plaza.

Y en el que también participó Angélica Pérez junto a Olga Cerpa para cantar Niña candela poco antes de acabar la actuación. Era el momento de interpretar En Busca de Valentina. El momento de poner un punto y aparte al proyecto, como indicó Luis Morera. El momento en el que el público también se unió, cantó, bailó y aplaudió durante minutos el tema.

El momento de, por fin, de encontrarse de Valentina. Estar junto a ella en el pueblo que la vio nacer un 10 de enero de 1891 y morir un 13 de junio de 1976. Una Valentina Hernández, la de Sabinosa, que gracias a la labor de la Asociación Amigos de Valentina, los grupos Mestisay y Taburiente, las más de 1.500 personas que han participado en los anteriores espectáculos, las empresas herreñas que han contribuido a que llegue a su fin, los familiares de la artista y a Mayuri Castañeda, una de las organizadoras, está más viva que nunca.