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El dolor era esto

Alba publica '¿Qué tal el dolor?', primera novela policíaca publicada en España del escritor francés Pascal Garnier, autor de culto en Francia y Reino Unido

El dolor era esto

La novela negra es un invento francés, aunque muy influenciada por el cine policíaco americano de los años treinta y cuarenta. A los escritores franceses (Georges Simenon, Léo Malet, José Giovanni, Pierre Boileau, Thomas Narcejac, Jean-Patrick Manchette) le debemos también una narrativa que se agarra con uñas y dientes a su género y se preocupa sobre todo de ser contundente y perfecta, olvidando las tentaciones de la originalidad. La novela negra francesa tuvo en el escritor Pascal Garnier (1949-2010) a uno de sus más brillantes representantes, posiblemente el más interesante de todos después de Simenon, sobre todo por la extrema sencillez de su estilo y el hondo calado emocional de sus personajes.

Dos libros infantiles, El viejo gruñón y Saida Zapea, publicados por la editorial Edelvives, eran hasta no hace mucho tiempo las únicas huellas que permitían seguir el rastro en castellano de Garnier, un escritor al que, como son las cosas, se le puede leer en otros idiomas pero sigue siendo prácticamente inédito en España. O así era hasta que Alba, editorial barcelonesa especializada en grandes obras maestras y en causas perdidas (que luego se demuestra que no lo son en absoluto, como el rescate de la obra de Daniel Woodrell o David Peace), decidió publicar la más célebre de sus novelas ¿Qué tal el dolor?, en su colección de novela negra.

Leyendo ¿Qué tal el dolor?, cuyo título está tomado del saludo con el que en algunos sitios de África se dan los buenos días (el dolor está tan dentro de su naturaleza que la pregunta vendría a ser un simple "¿cómo va todo?"), es fácil acordarse de lo que alguien le dijo una vez a Mick Jagger, cuando se quejó de lo duro que resulta ser una estrella: cuando te sientas solo allá arriba acuérdate de lo abarrotado que se está aquí abajo. En ¿Qué tal el dolor? Garnier sabe ponernos el mundo de provincias, gris y agónico, al alcance de la mano. En sus páginas hay madres alcohólicas que duermen en la trastienda de lo que una vez fue su negocio; hijos que tienen un don innato para atraer los accidentes y los problemas; asesinos a sueldo que intentan convencerse de que un trabajo bien hecho vale más que una buena amistad.

¿Qué tal el dolor? no es una sola novela, sino un historia hecha de historias más pequeñas. Sus personajes, Simon Marechall, Bernard Ferrand, su madre Anaïs, Fiona, y la pequeña Violette, son fragmentos de un puzzle y cuando ese puzzle está formado vemos que lo que quiere representar es la vida, en este caso la vida de provincias, con su hastío vital y su extrema apatía. Con ¿Qué tal el dolor?, uno no tiene por menos que recordar, salvando las distancias, la gran novela realista francesa del siglo XIX, una auténtica comedia humana balzaquiana donde la descripción psicológica de los personajes es el instrumento definitivo que disecciona el relato y transmite las ideas del autor.

En Garnier, como en Simenon, con el que se le ha comparado frecuentemente, este andamiaje psicológico se establece a través de una depuradísima técnica de descripción de situaciones, donde ningún detalle revelador escapa a los ojos del autor que los utiliza de manera sorprendente en beneficio propio.

En clave de intriga

La novela se construye en una vaga clave de intriga (un hombre se ahorca en la habitación de un hotel ayudado por un joven que ha conocido en un parque unos días antes), pero se desenvuelve y madura en la pura y lisa narración de los hechos, sin hacernos cómplices, de un modo bastante aséptico, dejando al lector el trabajo de imaginar en ellos el dolor que encierran.

¿Qué tal el dolor?, más que una novela policíaca tradicional, se convierte en una galería de bien armados personajes que establecen sus intereses y pasiones a partir de una cotidianidad apabullantemente próxima y reveladora. Casi ninguna novela requiere de advertencias previas, pero si ésta requiriese de alguna sería el consejo de sospechar de cualquier etiqueta. Pues decir que ¿Qué tal el dolor? es una novela negra es quedarse cortos. No describe, ni de cerca, la enorme sorpresa que depara su lectura. Desde ya me declaro fan de Pascal Garnier. Esperemos que no se demore la publicación en España de otras novelas suyas, como L'26, La Théorie du panda o Lune captive dans un ?il mort, éxitos en Francia y Reino Unido, donde Garnier es un escritor de culto.

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