"El cine fue una revelación en mi vida, fue un descubrimiento fascinante, algo que estaba dormido durante 19 años y era lo que estaba buscando: descubrir que contar historias era una cosa fascinante". Con estas palabras se presentaba ayer el director y guionista Javier Fesser (Madrid, 1964) ante el numeroso público que aguardaba en el Cicca la clase magistral que impartía en la jornada de clausura del décimo Festival Internacional de Cine de Animación, Efectos Especiales y Videojuegos, Animayo.

Fesser, nominado a los Oscar de Hollywood en 2007 por el corto Binta y la gran idea, acumula premios Goya a pares desde que se le atribuyera el título de aspirante a mejor director novel en su primera incursión en la gran pantalla. Con el corto Aquel ritmillo (1995) comenzó a coleccionar triunfos que lo posicionaron al tiempo en la parrilla de salida de la industria española con producciones como El milagro de P. Tinto (1999), la multipremiada Camino (2009), y la más reciente Mortadelo y Filemón contra Jimmy el Cachondo, en 2014, mejor película y mejor guión adaptado a juicio de la Academia española. Su reencuentro con Mortadelo y Filemón, la pareja inmortalizada por Francisco Ibáñez, esta vez en animación y 3D tras el largo La gran aventura de Mortadelo y Filemón (2003), es el motivo que lo trajo a la capital grancanaria invitado por Animayo.

"Hace cuatro años surgió la posibilidad de revisitar a Mortadelo y Filemón, y quería hacer algo cercano al cómic para retratarlo como se merece", dijo ayer ante la audiencia. "Mi experiencia con la animación fue preciosa", subrayó Fesser, haciendo gala del mismo humor que imprime a su trabajo. Años antes ya tenía en mente cambiar de registro. Lo que le animó a ello fue el visionado de Toy Story (1995). "Me quedé tan flipado que pensé que ojalá algún día pueda hacer una película así".

El madrileño iba para ingeniero de caminos hasta que le regalaron una cámara de Super 8 y un proyector. Dejó la ingeniería en favor de imagen y sonido para meterse en la industria del cine en roles de maquillaje, electricista y sonido "hasta que encontré hueco en la publicidad". Una etapa en la que "aprendí muchísimo, todo lo enfocaba a contar historias y manejar personajes con humor". Tras los primeros cortos, llegó El milagro de P. Tinto, un trabajo que según reveló ayer "significó que vas entrando en otro lugar".

Manejo de actores

Su primera experiencia en la animación posibilitó poner en práctica "todo lo previo que tenía como director de cine" en cuanto al manejo de actores, la iluminación y la manera de armar las escenas y el relato. Así lo contó ayer en un Cicca invadido por centenares de jóvenes que se repartían entre su charla y la multitudinaria posterior firma de autógrafos, los últimos talleres de este año y la poblada zona de videojuegos, que ha armado torneos de League of Legends, HearthStone o Tekken 6, entre otros. Una jornada de largo recorrido en la clausura de Animayo que tuvo otros invitados de excepción y las correspondientes clases magistrales, como las que ofrecieron Pablo Giménez e Hidetaka Yosumi, supervisores de efectos especiales y de animación, respectivamente, en producciones como Interestelar, Capitán América y Ironman 2, caso de Giménez; y Final Fantasy X o Bolt, en las que ha trabajado Yosumi.