El escritor Juan Goytisolo Gay falleció ayer en Marrakech (Marruecos), a los 86 años de edad. Goytisolo, uno de los grandes de las letras contemporáneas españolas, fue también uno de nuestros intelectuales más críticos y un gran interlocutor entre la cultura europea e islámica. Distintas voces de las letras españolas se unieron ayer al dolor por la pérdida del literato. La Casa Real expresó sus condolencias a través de su cuenta en Twitter: "Hoy nuestras letras están de luto, pero nunca abandonadas, porque la obra de Juan Goytisolo acompañará siempre a nuestro idioma".

Goytisolo, premio Cervantes 2014 y Nacional de las Letras 2008, nacido en 1931 en Barcelona, en el seno de una familia de origen vasco-cubano, era hermano del poeta José Agustín Goytisolo (1928-1999), y del escritor y académico Luis Goytisolo (1935). El escritor fallecido ayer no será repatriado a España y, por decisión de su familia, será enterrado en Marruecos. Desde hace décadas residía en Marrakech, una ciudad con la que mantenía una conexión especial. De hecho, fue uno de los principales artífices de que la conocida Plaza Yamaa al Fna fuera declarada en 2001 Patrimonio cultural inmaterial de la Humanidad por la Unesco. El consulado español en Casablanca explicó que la muerte se produjo por causas naturales y en su domicilio.

Goytisolo fue "un símbolo del diálogo y unión entre civilizaciones de las dos orillas del Mediterráneo", indicó el presidente de la Unión de Escritores de Marruecos, Abderrahim el Allam. "Con su muerte el mundo pierde a un gran símbolo de la cultura, el pensamiento, la creatividad y la lucha por los Derechos Humanos", lamentó. Allam hizo hincapié en la fidelidad de Goytisolo a sus principios y valores contra "todo tipo de tentación y alienación" y a su independencia intelectual y cultural, poniendo como ejemplo el rechazo a recibir un premio del difunto dictador Muamar Gaddafi.

Corresponsal de guerra

A su muerte, Goytisolo deja por publicar el último tomo de sus obras completas, una antología que comenzó a gestarse en 2001. Su obra abarca diferentes géneros, la narrativa, el reportaje, el ensayo, la literatura de viajes, el cuento y hasta las memorias. Colaboró durante décadas en El País, para el que fue corresponsal de guerra en Chechenia y Bosnia. Sus dos primeras novelas, Juegos de manos y Duelo en el paraíso, se enmarcan dentro las tendencias del realismo social que caracterizó los años 50. Su inclinación por el mundo árabe aparece también en El problema del Sahara (1979), Crónicas sarracinas (1981) y Estambul otomano (1989), así como en la novela Makbarak (1979).