Alberto García Saleh

La ejecución de una de las piezas más hermosas e importantes de Mozart, la Sinfonía concertante para violín y viola, K. 364, es la excusa perfecta para que la violinista Vera Martínez Mehner y la viola Adriana Ilieva puedan lucirse como solistas y reencontrarse juntas en el concierto de la Orquesta Filarmónica de Gran Canaria que se celebra hoy viernes, a las 20.00 horas, en el Auditorio Alfredo Kraus.

Vera Martínez, nacida en Madrid pero establecida en Barcelona donde forma parte del prestigioso Cuarteto Casals, actúa por primera vez con la Filarmónica. Por su parte Adriana Ilieva, de origen búlgara, aunque residente en la capital grancanaria desde 2001, es parte integrante de la Filarmónica.

Dos puntos de vista, por tanto, totalmente diferentes para enfrentarse a este reto que está a medio camino entre la sinfonía y el concierto, para una obra que está considerada como una de las composiciones de mayor vuelo dramático del genio de Salzburgo que marca un avance trascendental, tanto por la riqueza del tratamiento orquestal como el alcance expresivo, resumido en el emocionante clima del Andante del segundo movimiento y "que a nadie deja indiferente", como asegura Ilieva.

Se da la circunstancia de que ambas intérpretes estudiaron juntas en la Escuela Reina Sofía durante cinco años y ahora van a poder actuar en este rol por primera vez sobre un escenario. Las dos consideran a esta pieza de Mozart como una obra maestra desde todos los puntos de vista posibles. "Como ideal de belleza, sin esta obra el mundo sería un poco más pobre" afirma Martínez que la define, técnicamente, como "muy igualada en todos los sentidos, en cuanto a los diálogos entre nosotras con los demás músicos". Ilieva añade que el segundo movimiento es muy operístico ya que "vienen de los concertos grosso". Y asegura que "el timbre en los primeros minutos es más pesimista y oscuro pero cuando entra la viola todo cambia y se vuelve todo mucho más optimista".

Ilieva recuerda que Mozart estaba realizando un viaje por Europa que incluía Manheim y París. Y por eso las complejas dinámicas orquestales de la composición reflejan la competencia técnica de la orquesta europea en ese momento que estaba fuertemente influida por la visita a la corte alemana. Pero el concierto de hoy se completa con otra hermosa creación de Mozart, el Divertimento para cuerdas en Re mayor K. 136,que muestra la cara más distendida del compositor, y concluye con la Serenata para cuerdas op. 48 de Chaikovski que vuelve a la programación de la Filarmónica tras años de ausencia.

El concierto va a estar dirigido por el director titular, el maestro Karl Chichon. "A él le gusta que los miembros de la Orquesta puedan ser solistas, y quizás por eso ha incluido la Sinfonía concertante", afirma Ilieva. "Hemos dedicado mucho tiempo al ensayo de la obra, porque no solo es un concierto solista del violín y la viola, sino que el acompañamiento de toda la Orquesta es primordial en esta obra. Y yo lo agradezco muchísimo porque esto nos ayuda mucho".

Vera Martínez está cumpliendo numerosos compromisos con el Cuarteto Casals que en estos 20 años han hecho una revolución en el mundo de la música de cámara en España. Y como están de aniversario, los cuatro músicos se han metido de lleno en hacer un integral sobre todos los cuartetos de Beethoven. "Son el primer cuarteto profesional. Si quieres ser instrumentista dedícate a hacer técnica, pero si quieres ser de verdad músico dedícate a la cámara", asegura Ilieva que reconoce ser una admiradora de su compañera. "Han llevado el nivel del cuarteto de cámara a lo máximo en este país", opina.

Para Martínez lo bueno de estos ensayos es que necesitas un tiempo amplio para prepararte. "El diálogo y la escucha es fundamental. Pero también la predisposición, y aquí todo el mundo está muy atento y receptivo, pero entre más tocas más percibes todos esas energías positivas". Ilieva añade que "aunque yo sea la responsable del equipo de viola, uno solo no hace nada, y muchas veces nuestra función es ayudar a que el que toque la melodía salga mucho mejor. Y por eso todos somos importantes para organizar el trabajo y motivar el equipo en el que estás trabajando". En realidad, asegura, "jugamos en el mismo bando y el trabajo de la orquesta es la del tercer solista". Y aquí destaca que se incluya La serenata de Chaikowski muy influida por el propio Mozart ya que, "como cualquier buen compositor aprendía de los maestros", afirma.

Para Ilieva este concierto es una gran oportunidad, pero también una gran responsabilidad "ya que supone dejar tu atril de orquesta, pero lo disfrutas muchísimo también". En su opinión, la música es un trabajo muy sacrificado, "que necesita una voluntad total pero la gente sólo recoge lo último". Y son "horas robadas de hacer otras cosas" ya que "estudiar nunca se acaba y tienes que sacar tiempo de dónde no hay para hacerlo bien".