La quintaesencia de la Galicia más ingeniosa y divertida. Así se puede calificar a este magnífico grupo de Pontevedra que surge a raíz de la escisión de dos bandas locales como Lobishone y Metralletas Lecheras y cuyo decálogo enlaza de forma sutil con una tradición típica en esta zona del norte de España que parte de Os Resentidos y que llega hasta Novedades Carminha. Con un sonido embriagador que se mueve entre el punk, el indie y la no wave, y con la banda The Fall del recientemente fallecido Mark Smith como principal punto de partida, Travesti Afgano ofrecen una personalidad propia e intransferible que se desarrolla de forma convincente en este segundo trabajo en el que cada canción se convierte en una sorpresa en si misma, pero en las que el humor inteligente sobresale en todas y cada una de ellas.
Resulta, por tanto, muy difícil no escuchar detenidamente este Nos vale madre sin soltar una sonrisa o una carcajada a cada composición más ocurrente. El ejemplo más contundente de todo eso sería la maravillosa Golden apples donde el grupo utiliza un tema de los Country Teasers para definirse a sí mismo muy certeramente como "la banda más cool del universo" con una sutileza y desparpajo si parangón hasta el momento en este país. Algo parecido ocurre en canciones de temática más surrealistas como La polla de Hitler donde adaptan un tema de los Angry Samoas. O cuando realizan incursiones en una literatura más, digamos, ambigua como la de Brilet con su tono medio soul. El cuarteto recurre al estilo de los Cramps para repasar las peores costumbres germanas de la historia en Bauhaus tendencia mundial. O resucitan el aroma de los mejores Residents para la mexicana Sangre por sangre. La esencia de grupos de cabecera del art-rock como Talking Heads y Pere Ubu aparecen repartidas en la euskera Humberto anido. Pero las mayores dosis de ironía están plasmadas en Bolchevismo donde, con la misma astucia que los primeros Siniestro Total, son capaces de resumir la revolución rusa y sus consecuencias fatales en tan solo seis frases. Recurren al primer punk para la misógina Engendro del mar, e incluso rememoran los primeros años de la movida madrileña en S alto en la línea sucesora para, con una toque Pegamoides, burlarse de la casa real. Toda una sorpresa en el panorama nacional que confirma a la escena gallega como la más prolífica del país durante esta segunda década del siglo XXI. Que no cambien.
