Madrid celebra la obra y figura de Juan Hidalgo (Las Palmas de Gran Canaria, 1927-Ayacata, 2018) con la "más intensa y extensa" exposición sobre su ingente producción, y salda una deuda con el maestro grancanario. La sede de Tabacalera Promoción del Arte, el inmenso edificio que se asoma al número 51 de la calle Embajadores, antaño contenedor industrial convertido en singular centro de arte, acoge desde ayer la exposición Juan Hidalgo & etcétera. Una colosal antológica fruto de la concesión a Hidalgo en 2016 del Premio Nacional de Artes Plásticas, y que emerge siete meses después del fallecimiento en febrero pasado del que fuera impulsor del grupo Zaj -junto a Walter Marchetti y Ramón Barce, y al que se uniría posteriormente Esther Ferrer-, que comenzó a trabajar en la música como herramienta y punto de partida que le permitió trabajar el arte de la acción, la instalación, la poesía y la fotografía.

"Este proyecto rinde homenaje a un artista lúdico y lúcido, tristemente desaparecido a comienzos del año 2018. Nos queda el espíritu generoso de su obra, ese "algo" que tiene el carácter de un regalo o una propina. El guiño de complicidad de Juan Hidalgo volverá a implicarnos en esta hermosa exposición que no cierra nada, sino que se abre con la ambigüedad poética del "etcétera". De esta manera, el Ministerio de Cultura, que gestiona Tabacalera, se congratulaba ayer de la inauguración de esta exposición, que permanecerá abierta al público hasta el próximo 11 de noviembre en la Sala Principal de Tabacalera.

Presencia canaria

Comisariada por Fernando Castro Flórez, profesor titular de Estética de Teoría de las Artes de la Universidad Autónoma de Madrid, crítico de arte, curador y conocedor de la obra de Hidalgo; y con la estrecha colaboración de Carlos Astiárraga, pareja de Juan Hidalgo, el mayor experto en su trabajo toda vez que ha asumido el comisariado de diversos proyectos exposivos, como la muestra Desde Ayacata 1997-2009, una proyecto del Centro Atlántico de Arte Moderno (CAAM) en coproducción con el TEA y Artium, esta muestra es la de mayor calado que se haya presentado en Madrid desde que el Museo Reina Sofía revisara la huella de Zaj en 1996. La inauguración contó con presencia canaria: el director del CAAM, Orlando Britto, y la galerista Saro León.

En Juan Hidalgo, etcétera, se "incluye todo Juan Hidalgo, un poeta raro, músico diferente", en palabras del comisario Fernando Castro Flórez en una visita guiada a la exposición horas antes de su inauguración, acompañado por Carlos Astiárraga y Begoña Torres, subdirectora de Tabacalera-Promoción del Arte. "Desde el Ministerio de Cultura estamos fascinados por la nueva programación que empezamos en septiembre, sobre todo por Juan Hidalgo, pero hay otros proyectos más pequeñitos, de gente más joven. Con Juan Hidalgo ha sido intensísimo, y quiero agradecer al comisario Fernando Castro y a Carlos Astiárraga, viudo de Juan Hidalgo y asesor en la exposición, porque han estado trabajando intensamente en este proyecto", señalaba ayer Torres en la presentación de la retrospectiva de Hidalgo, y de los otras dos muestras que ocupan otros espacios en Tabacalera: Próxima Centauri B, de Clara Montoya, en La Fragua; y las piezas de nueve artistas que se reúnen en la sala Estudios, agrupados en la undécima edición del Festival Proyector con el titulo de Espacios a habitar.

Pero es la figura de Hidalgo, presente en su poliédrica producción con un centenar de piezas, desde mediados de los años 50, hasta este mismo año, la que emerge con fuerza en la capital gracias a este exposición, La colección del Centro Atlántico de Arte Moderno (CAAM), de la galería Saro León, del propio artista que custodia Carlos Astiárraga; piezas del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, caso de uno de los pianos intervenidos, algunas piezas objetuales, y la instalación Lanas, con 1.600 cascabeles; además de la galería Adora Calvo, de Salamanca.

"Esta es la exposición de mayor escala de Juan Hidalgo, la que da una visión de conjunto de toda su trayectoria, una oportunidad maravillosa para adentrarse en su obra, toda vez que se debía esta exposición", explicaba ayer Orlando Britto antes de la inauguración. "Es", añadía, "una satisfacción enorme ver aquí a uno de los artistas más sobresalientes de Canarias".

Fue Begoña Torres quien activó este proyecto expositivo tras la concesión del Premio Nacional de Artes Plásticas en 2016, en una empresa en la que implicó a Carlos Astiárraga y a Orlando Britto, director del Centro Atlántico de Arte Moderno (CAAM), Fernando Castro Flórez recordó ayer que conoció a Juan Hidalgo en 1982: "Empezamos a tener una relación estrecha desde 1985, le invité a dar clases en el Instituto de Estética y Teoría de las Artes, y se puso en relación con una nueva generación de artistas, algunos de los cuales hicieron colaboraciones con él..Esas colaboraciones dieron lugar a trabajos como las variaciones sobre el pene, que se incluyen en la exposición".

"En nuestras manos"

"Juan dejó la exposición en nuestras manos, y no dejamos de ver a Juan, y en cualquier momento aparece para pedir un gin tonic", bromeaba ayer Castro Flórez para evitar que la inauguración fue más la celebración de un creador que hizo de su vida una continua obra de arte, más que lamentar su ausencia y que se marchara en febrero pasado a los 90 años sin poder disfrutar de esta antológica. "Estamos hablando de medio siglo de arte, músicas de 1956, de una exposición q ue arranca a mitad del siglo XX y termina en la segunda década del siglo XXI, y lo que supuso ser artista a través del franquismo, la posguerra, la segunda guerra mundial, los años del telón de acero y la guerra fría, la llegada del posmodernismo, la movida madrileña, la globalización y la caída del siglo XX, la caída de las Torres Gemelas, de la crisis económica..., todo ello estaba en Juan Hidalgo, un artista en el que no se repiten las obras, buscaba en cada momento algo que fuera como una iluminación repentina".

La música tiene un destacado protagonismo, y sobre ella emergen las piezas objetuales, las acciones fotográficas, las instalaciones y los etcéteras, "Dos ciencias ocuparon un lugar privilegiado en mis deseos: La química y la música. Ganó la música, y ésta junto con las llamadas artes plásticas y la poesía son desde entonces mis lenguajes". Esta reflexión de Juan Hidalgo, Medalla de Oro de las Bellas Artes y Premio Canarias de Bellas Artes, introduce al visitante en la Sala Principal de Tabacalera, que se abre con la visión de tres de los pianos intervenidos: el Piano diferente, su última pieza, pintado de rosa para evidenciar por encima de todo su condición de artista diferente; el Piano republicano español (1995) y Piano irregular canario (1997).

Suena Rrose Sélavy y Palpiti en un bucle sonoro que conduce al visitante hasta la Zajografría (1975), el origen de todo con los retratos de Rrose Selavy -el alter ego de Marcel Duchamp, y título de un disco de Hidalgo que se reedita este mes de mano de Discos Transgénero-, John Cage, Erik Satie, Buenaventura Durruti, Walter Marchetti y Juan Hidalgo; y el manifiesto Zaj. Con la advertencia de que "algunas de las obras que se pueden ver en la exposición incluyen imágenes de contenido sexual explícito", una decena de espacios de Tabacalera se contagian del pulso de Hidalgo. Primero con las acciones fotográficas Hombre, mujer y mano (1977), de la que incluyen los trabajos previos a modo de making of; un vídeo con fragmentos de la lectura del libro Viaje a Argel; las series Flor y Hombre, Flor y Mujer; las célebres barrocas, piezas referenciales de su condición sexual que le dio la condición de pionero; acciones fotográficas como la serie Uno más en todas sus variantes, otras como Samoa o Rosa, espejo y condón, o Testimonios; la pieza El mundo en un condón, que el IVAM colgó de su fachada al mes de fallecer Hidalgo; las instalaciones Volcán y Tamarán; la pieza Ayacata, la silla que encontró al llegar a la casa en la localidad grancanaria; los etcéteras... Y un sinfin de piezas y acciones donde la sexualidad masculina está bien visible.

John Cage, Duchamp

La música sigue en bucle con otras dos piezas, Ukanga (1957), estrenada en los encuentros de Darmstadt; y Tal vez/Perhaps (1998), que se estrenó en el Festival de Música de Canarias. Y frente a la música, el maestro zaj ante un piano sobre el que posa sus manos antes de sepultar el instrumento en el Museo Mausoleo de Morille.

La condición de género no puede disociarse de la obra de este creador que se declaraba "hijo de John Cage y sobrino de Duchamp", un singular revolucionario, según sus palabras, "un anarquista que no pone bombas". En este sentido, la semana de Juan Hidalgo en Madrid no se agota con esta mayúscula exposición. Mañana sábado, la librería La Central del Museo Reina Sofía, acoge a las 12.30 horas, la presentación del libro Juan Hidalgo y Zaj. Arte subversivo durante el franquismo (etcétera), de Julio Pérez Manzanares, la primera tesis que aborda a Hidalgo y su obra desde la perspectiva de género. El acto se completa con la presentación del disco Rrose Sèlavy, de Juan Hidalgo.