¿Cómo se convierte un hombre de leyes en poeta?

Supongo que por equilibrio vital. La ley es sinónimo de orden, ortodoxia, estructuras rígidas (sujeto, verbo, complemento). Poemar permite, no obstante, lo opuesto: metáforas, heterodoxia; alteración sintáctica, invención de palabras, inclusive. No sé si es una revancha de mi voz interior o un rearme intelectual frente a la desmesura normativista.

¿Qué autor o autores despertaron su interés por la poesía?

Tuve la suerte de contar con buenos profesores de lengua y literatura, tanto en Salesianos como en el Instituto Pérez Galdós, como por ejemplo Tarajano, que me enseñaron el valor de los clásicos: desde la claridad de Machado, Hernández y Lorca, a la metaforización de Salinas, Juan Ramón, Guillén o Blas de Otero. Luego descubro a mis sudamericanos Benedetti, Neruda, Gelman. Y sobre todo me influyó sobremanera nuestro Ángel González, al que seguiría, Valente, Margarit, Montero, Maillard, etcétera. Ahora me dejo llevar por los estantes de las librerías; me interesan quienes innovan con nuevos códigos. Aquí por ejemplo, en Gran Canaria, Juan Carlos de Sancho siempre ha sido una voz heterodoxa tan adelantada como incomprendida. Suele pasar.

Esta noche presenta su último trabajo, El eco del bambú , en el que se percibe un halo de añoranza por la tierra que lo vio crecer: Canarias.

En efecto, es un libro de cercanía y distancia, a un tiempo. Creo que marca un salto diferencial en mis apuestas literarias. Todos los libros son Ecos, más o menos sonoros, de uno mismo. Este, además, se tejió con voces rebotando por las paredes de El Confital, que, junto a Las Canteras, son mis lugares de auto-rescate?

Manuel Gahete describió su poesía como "catártica". ¿Es la poesía su forma de purgar el mundo que le rodea?

Ningún creador está al margen de su mundo. Llevamos tiempo sufriendo cambios abruptos con el chantaje de la prisa digitalizante, y todo ello hay que ponerlo en cuarentena. Escribir precisamente permite es-cribar, o sea, podar los ramajes del bambú e insuflar su savia; cortar lo accesorio para emerger la esencia. La poesía permite, incluso impone, ese viaje catártico de poda selectiva.

En los últimos años han aumentado las publicaciones de jóvenes influencers que escriben poesía. ¿Estamos ante un renacimiento de este género literario o ante una perversión?

Sí, he observado un re-interés. Supongo que el péndulo de lo vano ha llegado a tal extremo que abre un halo de rebelión, de búsqueda de autenticidades entre los jóvenes. Es bueno que apuesten, que hagan de la poesía "un arma cargada de futuro", como decía Celaya. Pero ojo: escribir -versus " es-cribar- requiere tiempo, seriedad y reglas. Si no, es fácil erigirse en junta-letras? De estos hay demasiados, en todas las edades.

¿Les inculca a sus alumnos de Derecho su pasión por la prosa poética?

Presumo que sí. Uso bastantes metáforas en mis explicaciones. Eso sí, les advierto que están formándose para ser letrados, lo cual requiere afianzar unas bases sólidas, personales y culturales, amén del manejo de habilidades jurídicas. Por desgracia, el humanismo se ha sepultado educativamente. Es más, cultivarlo, de forma combinada, con tu oficio lleva a considerarte rara avis. Cualquier universidad americana pone en valor tales combinaciones pero la Iberia cainita practica secularmente la estigmatización.

Finalmente, ¿cuáles son sus proyectos futuros? ¿Está en ellos volver a Canarias algún día?

Tras El Eco cierro una etapa para abrir otra, sin plazos (lo hago siempre así). Ya tengo hados "tictaqueando" la puerta, y es probable que me decante por una obra crítica de poesía social. ¿Amerizar en mi tierra? Sería fantástico terminar aquí mi carrera académica. Todo se andará, siempre que resulte andable, claro. En cualquier caso, siempre está el mar para volver a ser?