En el corazón del Barrio Francés, a dos pasos de Bourbon Street, con Treme al noroeste y el río Misisipi al sureste, se levanta -junto a la Catedral de Saint Louis y frente a Jackson Square- el Cabildo de Nueva Orleans. Inaugurado en 1795, el edificio -diseñado por Gilberto Guillemard- fue la primera sede del gobierno español en la colonia de Luisiana y en la actualidad forma parte de la red estatal de museos de Luisiana. Hoy, 223 años después de que abriera sus puertas y bajo su condición de galería, recibe a unos visitantes muy especiales: los islanders, los descendientes de los canarios que, reclutados por la corona, emigraron a Estados Unidos para colonizar diferentes asentamientos en América del Norte.

Los islanders se presentan en Nueva Orleans de la mano de dos grancanarios: Thenesoya Vidina Martín de la Nuez -licenciada en Filología Hispánica- y Aníbal Martel Peña -fotógrafo-. Entre los dos, durante los últimos cinco años, han dado forma a Cislanderus, palabro resultante de la mezcla entre la C de Canarias, el término islander (isleño en inglés) y las primeras letras de United States (término local de Estados Unidos) y que sirve para bautizar un proyecto que permitió a ambos profesionales buscar y rastrear sobre los restos de las colonias canarias en Luisiana y Texas, los dos estados de la Unión que acogieron a familias procedentes del Archipiélago durante los últimos días del siglo XVIII.

El resultado es una serie de fotografías que muestran a las personas, las tradiciones y los lugares que se resisten a romper el lazo que les ata -tanto a nivel genético como cultural- a sus antepasados, familiares ya lejanos que viajaron a América desde el otro lado del Atlántico. La aventura de Thenesoya Martín y Aníbal Martel, en concreto, recorrió parte de esos dos estados del Sur de Estados Unidos a través de localidades como Delacroix, Baton Rouge, Reggio o San Antonio, ciudad tejana fundada en 1731 por 16 familias canarias.

En Estados Unidos aún residen unos 2.500 descendientes de los canarios que, hasta 1783, cruzaron el océano. Después de levantar los primeros asentamientos de San Antonio, las siguientes familias canarias que se desplazaron hasta América del Norte eligieron Luisiana -entonces colonia española al norte del Golfo de México- como destino. Allí, en tierras pantanosas batidas por los huracanes, fundaron cuatro asentamientos alrededor de Nueva Orleans: Galveztown, Barataria, Valenzuela y La Concepción -más tarde renombrada como Parroquia de San Bernardo-. De esas cuatro localidades, solo sigue en pie la última.

Asociación

Asociación

Allí, los vástagos de los islanders mantienen vivo el orgullo de su raíz canaria: han creado una asociación -se reúnen una vez al mes- que celebra fiestas con origen popular en el Archipiélago, organizan eventos familiares y trabajan para mantener vivas tradiciones canarias (una de las fotos recoge a varios niños vestidos con trajes típicos canarios)-.

Nueva Orleans es la tercera parada de Cislanderus. La Casa de Colón en Las Palmas de Gran Canaria, en 2016, acogió -y patrocinó- este proyecto que hace poco más de un año también recaló en la Embajada de España en Washington DC. Ahora, tras la inauguración de hoy -la exposición permanecerá en Nueva Orleans hasta el 2 de junio-, el siguiente reto de Thenesoya Martín y Aníbal Martel es publicar un libro sobre los islanders -se puede apoyar la causa en www.cislanderus.com/-.