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Aurelio Arteta

Aurelio Arteta: "Las personas no solemos aceptar que un día va a llegar nuestro final"

"Es precisamente la consciencia de la muerte la que nos hace aprovechar la vida", afirma el filósofo y escritor

Aurelio Arteta: "Las personas no solemos aceptar que un día va a llegar nuestro final"

¿Cuáles son los aspectos más destacados de la conferencia que va a impartir?

Lo más importante que quiero transmitir es que hay que borrar, en la medida de lo posible, la idea de omitir la vejez. La gente suele hacer cumplidos a otras personas diciéndoles lo bien que se encuentran a pesar de tener una edad avanzada, y esto no tiene por qué ser así. Lo cierto es que estas palabras solo contribuyen al autoengaño. De hecho, el título de estas charlas, Vejez, divino tesoro, me resulta difícil de aceptar. Sin duda, la vejez no puede considerarse un tesoro porque nadie quiere llegar a viejo con la decrepitud que suele acompañar a esta etapa de la vida. Las personas no solemos aceptar que un día va a llegar nuestro final. Es precisamente la consciencia de la muerte la que nos hace aprovechar la vida y la gente pierde mucho tiempo porque evita pensar en la muerte. Tenemos que ser conscientes de que llegará un momento en el que estaremos con menos fuerza, con menos memoria, y por supuesto, que un día no seremos.

¿Qué objetivo persigue a través de esta charla?

Mi objetivo es hacer un análisis de la vejez y la muerte para superar los tópicos que hacen referencia a que es algo en lo que no hay que pensar. Todos estamos envejeciendo desde el momento en el que nacemos. La vejez tiene que ser una etapa de autoexamen. Ya lo decía Platón: "Una vida sin examen no merece la pena ser vivida". Estamos en la época de los disimulos, y al viejo no lo llamamos viejo, sino anciano. Otros procuran hablar de una persona de cierta edad, como si los demás no tuvieran una edad determinada. Lo que estoy haciendo no es una reflexión de mal gusto. Creo que tenemos que salir de la mediocridad ambiental.

¿Qué beneficios cree que le puede aportar a las personas tener presentes estos conceptos?

Muchísimos, pero todo depende si los valoramos o no. Pensar sobre la muerte trae consigo un repaso de las penas y de las alegrías, de las esperanzas y de las desesperanzas. Lo principal que aprendemos lo hacemos de mayores. Tenemos que reconocer que de jóvenes, e incluso, en la primera etapa de la edad adulta no tenemos las destrezas que podemos alcanzar de mayores, aunque a veces el cuerpo no nos acompañe. Lo malo es que con frecuencia, ciertas cosas se aprenden demasiado tarde como para poder llevarlas a la práctica.

Su discurso tiene gran influencia filosófica, ¿en qué referentes se ha inspirado?

Me inspiran cientos de autores y sería imposible citarlos. Pero no solo filósofos, sino hombres de pensamiento en general. Hay que decir que han sido muchos los hombres que a lo largo de toda la historia han pensado sobre la muerte, y de una forma muy similar a la que yo estoy abordando. Lo cierto es que sería necesario poner la filosofía en el centro del debate porque las reflexiones no se consiguen a través de los móviles, ni muchas veces, a través de los planes de estudio.

¿A qué público pretenden dirigirse?

Mi idea es dirigirme a todo aquel que quiera asistir, independientemente de la edad que tenga. Mi discurso está centrado para todo tipo de personas, pero entiendo que las principales interesadas serán las mayores, sean más o menos viejas. La juventud no es muy ligada a asistir a conferencias y menos aún si aborda una reflexión de la muerte.

¿Qué importancia cree tiene celebrar este encuentro?

Este encuentro es muy importante porque ponemos sobre la mesa ideas de pensamiento en las que nadie piensa y hablamos de lo que no se habla, o bien, de lo que pocos se atreven a decir en público. En base a mi criterio, me parece que tiene muchísima ganancia.

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