Como si de un fenómeno extraño de un programa de Cuarto Milenio se tratara, aquellos que se acerque mañana domingo a las 12.00 horas por las inmediaciones del Gabinete Literario podrán asistir a un fenómeno único: las paredes que hablan.

Los transeúntes vivirán la experiencia de oír una serie de sonidos de tuberías, ladrillos, vapores de agua o instalaciones eléctricas, además de crujidos, ecos, reverberaciones y pasos de la gentes que lo habitan o transitan, que fluirán de una forma melódica por los alrededores del edificio. En realidad, dicha experiencia, más que un suceso de tintes paranormales, será la primera parte de una instalación sonora que realizarán los músicos Juan Manuel Artero y Juan Manuel Marrero, con motivo del 175 aniversario de este edificio histórico de la capital grancanaria, con el título de Speaking walls.

Artero se encargará de esta primera parte y, poco después, a las 12.30, Juan Manuel Marrero seguirá con la segunda en el Salón Dorado del interior del edificio de la Plaza Cairasco donde, a través de un piano y un aparato electrónico, ofrecerá un concierto en el que mezclará el lenguaje clásico con los recursos de vanguardia. "La idea que nos vino a la mente es que uno hiciera una cosa para dentro del edificio y otro para fuera", señala Artero a la hora de explicar el proyecto.

Sonidos

"Muchos de los sonidos que se escuchan desde fuera pertenecen al edificio, como si las paredes cantaran, como si se tratara de un auténtico trampantojo sonoro. Hay cuatro altavoces en cada esquina que el público no ve pero que hace que se pregunte de dónde viene el ruido. Es ruido con un sentido musical", añade.

La pieza dura 30 minutos, y se repite, al final del concierto de Marrero, nuevamente en los entornos del edifico, ya que, según el músico, "las instalaciones sonoras funcionan más bien como unas esculturas que lo rodean". Por tanto la intervención tendrá una primera parte de 12.00 a 12.30, previo al concierto de Marrero. Y una segunda de 13.00 a 13.00 al final de este. El efecto sorpresa es muy importante para el músico madrileño. "La intención parecería en un principio provocar alarma ciudadana, pero cuando escuchas esos sonidos te das cuenta de que no es algo que haya surgido por azar porque es demasiado musical para que pueda confundir". No es, por tanto, como La guerra de los mundos de Wells, aunque comparta ciertas intenciones de crear cierta inquietud social como aquella.

"La primera impresión de la gente es no saber qué ocurre", aclara el músico. "Ya que es dar voz al Gabinete, provocando la sensación de que lo que se oye es una secuencia que gira alrededor del edificio con el propósito de que haya una relación entre lo que suena y el lugar en el que ocurre". Marrero, por su parte, recuerda que "yo ya había compuesto una obra para este edificio en 2007, cuando hubo una renovación arquitectónica. Y esa obra me dio la idea de concebir este espectáculo nuevo que, en mi caso, supone aunar en una sola pieza de 30 minutos de música ininterrumpida, electrónica con piano en directo que pueda simbolizar todo lo que el edificio implica". En este punto, el músico grancanario afincado en París recuerda que el Gabinete Literario "es una institución cultural que programa exposiciones de pintura, fotografía, etc., de diferentes estéticas, cultas y populares. Y en mi obra he intentado un poco eso, abarcar todas las experiencias musicales que ha habido aquí: clásica, contemporánea, un pequeño guiño al jazz, y música popular, incluso electrónica".

Marrero recuerda que su obra combina, dentro de la electrónica, la electroacústica académica con elementos rítmicos y melódicos de la música popular y todo eso acompañado por el piano en todas sus vertientes: "el piano como fuente de exploración sonora, el piano como un instrumento de posibilidades sonoras más allá de las simple teclas, el piano en su concepto clásico para terminar como un piano que apoya la idea del jazz ortodoxo", añade.

El músico también subraya que este proyecto es una prolongación del concebido diez años atrás en el que Juan Manuel Marrero grabó a gente que caminaba por el edificio, voces de gente que habla, conferencias y talleres que se realizaron "y que ahora he mezclado con mi idea abstracta del sonido de los muros".

Pero el autor de Clara y las sombras, subraya que "la electrónica va a ser el principal protagonista de este espectáculo con sonidos que yo transformo". Por tanto, el piano tiene un rol secundario de acompañamiento. Marrero maneja cuatro elementos en directo, el piano, el ordenador, las tarjetas de audio y la mesa de mezcla, con los cuales "se producen exploraciones sonoras con otros componentes innovadores".

El resultado es una banda sonora expresionista, a aveces con tintes de película de terror, y otras de un jazz amable o incluso de rythm and blues que enlaza con su obra Songs for the sitting man. Marrero recuerda que sus origen está en la canción de autor. "Luego me doctoré en Francia conociendo la música de manera amplia y más polivalente". Por eso, en su sonido, los espectadores podrán adivinar multitud de referencias que sonarán de forma nítida. A esto hay que añadir la buena acústica del Salón Dorado, donde ambos músicos se afanaban ayer en trabajar para lograr una sonoridad perfecta.

Un montaje, en definitiva, que garantizan una experiencia visual y sonora tan insólitas como apetecibles para amantes de sensaciones, digamos, diferentes.