Manuel Vilas y Ordesa.en el que el libro del escritor aragonés se ha convertido en uno de los éxitos más imponentes de la última literatura española. El novelista protagonizó un interesante diálogo con el numeroso público que asistió este jueves 16 de mayo a la Casa-Museo Pérez Galdós, en una nueva entrega del ciclo Escritores y escritoras en el centro museístico de la Consejería de Cultura del Cabildo de Gran Canaria. Vilas defiende una necesaria mirada al pasado, y está convencido de que “si cultivas la memoria recibes muchos regalos”. Ese justo ha sido uno de los temas centrales de su título más celebrado.

Manuel Vilas (Barbastro, Huesca, 1962) es, sin duda, una de las firmas que más ha acaparado la atención de la audiencia en el panorama español. En su trayectoria destacan dos títulos que lo han situado como un escritor diferente, brillante, ácido y crítico, que en el ejercicio de escribir antepone la literatura ante todo, aunque el proceso le obligue a exponer su propia experiencia personal. Con España (2008) retrata con ironía la realidad nacional y se posiciona para la crítica como novelista. Con Ordesa

Vilas comentó que "llevo escribiendo toda la vida, con menor o mayor fortuna, pero desde enero de 2018 parece que sólo hablo de Ordesa. Inevitablemente tengo que hablar de ella: a mí me ha dado muchas satisfacciones, y he podido descubrir muchas cosas que no sabía". Para su creador, esta obra "es un libro de poesía disfrazado de novela. A lo mejor, en estos tiempos esto pasa más, y la poesía se ha ido a otros sitios".

El escritor, que animó a los asistentes a interactuar con su discurso en lo que devino en una charla colectiva, "comenzó a escribir su éxito después de la muerte de mi madre, en 2014, me afectó muchísimo, todo se convierte en algo diferente. Pensaba incluso que había hecho ya el duelo de la muerte de mi padre en 2005, pero aquello lo trajo otra vez de regreso. Para mí fue un misterio el por qué. En ese momento, además, me estaba divorciando. Estaba en una absoluta vulnerabilidad. Llegué a pensar que un ser humano es como un perro desamparado. Elegí escribir como solución. Y encima la novela ha ido muy bien".

Vilas confesó que "pensé que el único espacio donde estaba el amor incondicional estaba en lo que sentían una madre y un padre por su hijo. Yo no lo he vuelto a ver, no lo he vuelto a encontrar. Eso es Ordesa: Además, recordó que "estuve en plenitud con ellos cuando tenía diez años y mis padres estaban en los cuarenta. Hablamos de finales de los 60 y comienzos de lo 70. Ahí está la España de ese momento histórico. Ahí estaba mi momento de amor incondicional: hoy he descubierto que si cultivas la memoria, recibes muchos regalos".

Lector de Galdós

Antes de esta conversación con el público Manuel Vilas subrayó que “soy lector de Galdós, y estar aquí y ver su despacho o su cama me impacta. Estoy emocionado. Hasta el punto de que he estado realmente obsesionado con lo que realmente tocó Galdós de todo lo que estuvo aquí. Tocar lo que tocaron aquellos que nos importan, muy al hilo de lo que trato en mi novela Ordesa, que es el tema de la memoria”.